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El  Consejo Nacional de Evaluación (Coneval) sugirió a las secretarías de Desarrollo Social (Sedesol) y Hacienda (SHCP), que los logros en de la Cruzada Nacional Contra el Hambre se midan a partir de resultados en números duros de la disminución de la pobreza, y no con base a número de programas gubernamentales.
Así lo informó el secretario ejecutivo del Coneval, Gonzalo Hernández Licona, al presentar ante las Comisiones Unidas de Gobernación y Desarrollo Social la opinión técnica de este organismo para el diseño de la Cruzada Nacional Contra el Hambre.
En este contexto, advirtió que para el país le es “urgente” un mayor crecimiento económico y la creación de empleos, pues sería  “prácticamente imposible observar una reducción de la pobreza, solamente a base de programas sociales;  sino hay el complemento de la política social, que es el crecimiento económico, difícilmente podremos ver una reducción de la pobreza”.
Al precisar sobre las propuestas de evaluación del Coneval, planteó que la pobreza se mida en el país no sólo a partir de porcentajes, sino del total de la población afectada  para contar con una visión real de la problemática; propuso también analizar cada año los avances que se logren en los 400 municipios que se beneficiarán con esta estrategia.
Puso como ejemplo el Distrito Federal, donde el porcentaje de pobreza extrema es 2.2 por ciento, pero ello significa que 192 mil personas se encuentran en esta situación, cifra superior a la registrada en 17 estados de la República, “por ello la repartición del Ramo 33 parece injusta”, subrayó.
El funcionario afirmó que “el gran reto de estas evaluaciones es llegar a un proceso de mejora continua, es decir no medir la cruzada en tres años y no tener resultados previos para mejorarla”, expuso Hernández Licona  ante los legisladores de las diversas bancadas.
Destacó  igualmente la necesidad de que la evaluación de la Cruzada Nacional Contra el Hambre se realice a partir de resultados en números duros, pues “es muy fácil que se pierda el hilo conductor por la participación de diversas dependencias, por una acumulación de programas que se dirigen a 400 municipios”.
 
Otro planteamiento fue que la evaluación contemple los alcances de coordinación entre las dependencias y de focalización, a fin de establecer con claridad si en las áreas rurales y urbanas se llega a la población más pobre”.
En este contexto puntualizó que es necesario atender tanto a municipios con gran pobreza, como a las ciudades con gran volumen de población. “La pobreza extrema se reduciría drásticamente en el  país,  si se atienden a los municipios urbanos con altos volumen de población en pobreza”, sostuvo.
 
Por esta razón, acotó, el Coneval presentó a la Sedesol y SHCP las áreas geofísicas urbanas elaboradas por el INEGI, donde se dan a conocer en qué colonias y áreas urbanas se concentra la pobreza.
Hernández Licona sostuvo que uno de los desafíos es profundizar en la planeación de la Cruzada Contra el Hambre, a partir del análisis de  experiencias similares para evitar caer en errores, como en Brasil donde el programa Hambre Cero se transformó en Bolsa Familia.
También hace falta, abundó, que existan criterios técnicos en la elección de los municipios contemplados, pues el Coneval detectó que diversos fondos del ramo 33,  no es claro el uso de recursos en los estados, pues se carece de una evaluación rigurosa.
Al hablar de las fortalezas  en la estrategia de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, el titular del Coneval destacó que se registra un aumento en los servicios básicos, como salud, educación y vivienda; se incluye a la alimentación como un derecho; se adoptan metas establecidas por la ONU; se hace uso de la información del INEGI y del mismo Coneval; se reconoce la pobreza tanto rural como urbana,  y se establece la coordinación entre las diversas dependencias  a través de una comisión intersecretarial, concluyó.
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