Discurso pronunciado por la senadora Angélica de la Peña Gómez, del Grupo Parlamentario del PRD, durante la presentación del libro: “Contigo aprendí. Una lección de democracia gracias a la sentencia 12624” de Adriana Ortiz Ortega y Clara Scherer.

Angélica de la Peña Gómez, (APG): Buenas tardes a todas y todos ustedes.
Estamos realmente muy congratuladas y congratulados en el Senado de la República, particularmente la Comisión de Derechos Humanos del Senado que me honro en presidir, porque hoy es un día muy especial porque vamos a comentar, a presentar un libro muy importante para la lucha de las mujeres, la lucha que tiene que ver con la exigibilidad de los derechos civiles y políticos de las mujeres en nuestro país.
Y que, tengo que decirlo con mucha prudencia, porque me siento yo parte de ese éxito desde un aspecto muy pequeño, pero eso no evita que le ponga, como se dice coloquialmente: toda la crema a mis tacos, porque me siento muy orgullosa de presentar este libro.
Este libro que está auspiciado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que además nos relata, no solamente el proceso hacia la definición, discusión y finalmente la aplicación de una sentencia, cual debe, desde el Tribunal Electoral del Poder Judicial, emblemática, la 12624, sino que además hace a propósito y so pretexto de la sentencia 12624 todo un relato de actualización de la lucha de las mujeres en la última etapa.
Hace un recuento de cómo se empieza a plasmar en la legislación y los acuerdos, en los pactos de las mujeres, de manera muy particular, el que finalmente logremos que la inscripción en la Constitución del precepto en el Artículo 34 que garantiza, que reconoce el derecho de las mujeres y los hombres a ser votados y votar.
Y pues todas y todos sabemos que esto ha sido un proceso largo, un avance gradual en el reconocimiento de estos derechos de las mujeres, no solamente fue, no ha sido solamente indispensable que hayamos tenido que reformar la Constitución, posteriormente el 4to Constitucional en el 74 y 75 para reconocer la igualdad jurídica entre hombre y mujeres.
Sino también seguir reformando nuestra Constitución, porque en este proceso de reconocimiento de los derechos de las mujeres, ya sea civiles y políticos como es la materia de hoy o los derechos económicos sociales, culturales y medioambientales, pues siempre tenemos que estar remando en contra.
De tal manera que la reforma a la Constitución ha sido indispensable para poder garantizar lo que desde 1953 quedó inscrito en la Constitución, y que obviamente en toda una lucha detrás, en todo el mundo y particularmente en nuestro país, todos y todas sabemos las anécdotas alrededor de la primera reforma constitucional que el General Cárdenas no se animó a promulgar.
Y que posteriormente, permítanme decirlo con toda propiedad, que el presidente más conservador del siglo pasado, resulta que él sí, él sí ocupó la reforma a la Constitución para reconocer nuestro derecho al voto y nuestro derecho a ser votadas, y finalmente la promulgación de esta reforma sin tapujos.
Hemos demostrado que las mujeres sabemos unirnos, sabemos pactar, sabernos avanzar, sabemos preponderar los puntos en donde tenemos coincidencia por encima de las dificultades o de las diferencias de esos corchetes que dejamos a un lado porque en este tipo de lucha vamos juntas las diversas, las plurales, las mujeres que tenemos distintas trayectorias, pensamientos, formaciones y que además tenemos, algunas de ellas, distintas militancias, nos encontramos en las contiendas incluso a veces en posiciones contrapuestas.
Pero cuando se trata de luchar por los derechos civiles y políticos de las mujeres, estamos prestas siempre a pactar.
Y eso es lo que nos explica en este libro la historia, las dos coautoras de lujo que se dieron a la tarea de integrar, insisto, bajo el auspicio del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, finalmente este, la visión de este libro.
Este libro, que ustedes lo pueden bajar en las páginas del propio Tribunal para que lo puedan estudiar, leer, que me parece que forma parte indispensable del conocimiento de la lucha de las mujeres.
Y hoy en el Senado de la República nos place presentarlo además con dos ponentes mujeres, y un ponente hombre, de lujo.

Quiero decirles, anticiparles, que es muy importante para nosotros tener además a una de las impulsoras importantes dentro del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, no está de más decir que además en muchas cosas está ella sola.
No solamente porque es mujer, sino a veces porque tiene que trabajar arduamente para convencer a sus compañeros en el Tribunal Electoral para que puedan también desde este enfoque de la perspectiva de género determinar las sentencias a propósito de esta exigibilidad de los derechos políticos de las mujeres.
La magistrada Maricarmen Alanís, que está a mi lado izquierdo y del lado derecho Ricardo Rafael, que todos conocen muy bien, que nos permite distinguirlo como el único hombre en esta mesa de lujo.
Sabemos que trae una tarea importante, una encomienda, ya vimos que tiene sus notas, en fin.
Y por supuesto también la maestra Margarita Velázquez con una gran trayectoria.
No van a participar así, ahorita voy a decir cómo participan, pero era importante presentarles a ustedes a esta mesa, y por supuesto a una de las dos coautoras, una escribana de lujo, que tiene una gran trayectoria para distinguir perfectamente la política pública desde la perspectiva de género, es la doctora Adriana Ortiz Ortega, que hoy viene además de anaranjado, que es el color contra la violencia a las mujeres.
Entonces vamos a comenzar con los comentarios de et libro.
Agradecemos a todos ustedes su presencia; al Canal del Congreso también por el seguimiento de este panel; y vamos a iniciar la discusión con Margarita Velázquez.
La doctora Margarita Velázquez tiene a su haber, lo digo de manera muy rápida, es una docta feminista que tiene años, hemos aprendido mucho de ella quienes hemos tenido que estas todo el tiempo estudiando sobre feminismo y me parece que es una de nuestras colegas feministas con una gran trayectoria y me honra mucho que esté en esta mesa en el Senado.
Margarita, es todo tuyo el micrófono.