• Las reacciones surgidas en redes sociales a raíz de la noticia sobre el escape de uno de los narcotraficantes más peligrosos del principal penal de máxima seguridad, evidencia una pérdida de valores en la sociedad

El senador del PAN, José María Martínez Martínez aseguró que al margen de lo que implicó la fuga del narcotraficante Joaquín “el Chapo Guzmán” en materia de corrupción e ineficacia de las autoridades federales, debe evitarse que este tipo de personajes se conviertan en roles de influencia para la niñez y la juventud mexicana.

Destacó que el fenómeno mediático ocurrido en las redes sociales a raíz de la fuga del narcotraficante del Penal Federal del Altiplano, pone en evidencia el desgaste del tejido social y la crisis de valores que se vive en el país. Lo anterior se puede constatar en la transformación del malestar social por este hecho, en frases, imágenes y caricaturas respecto a este lamentable caso.

“Es muy preocupante que la crítica social haya derivado en una suerte de crear ídolos falsos por burlar al sistema penitenciario mexicano, por desafiar a las instituciones”, dijo el senador por Jalisco.

Indicó que más allá del fracaso del sistema de justicia y penitenciario en el país, hay un evidente naufragio en el ámbito social, donde grandes sectores de jóvenes y adolescentes están pasando de observadores a imitadores de estos promotores de los valores de la denominada “narco-cultura”, un término que hace referencia al impacto cultural del fenómeno del narcotráfico.

Más que una tendencia artística, dijo, es una forma de vida que responde a una determinada estructura de valores, a la expresión de intereses, a una forma de vestir o un grupo de personas de una cierta nacionalidad que conservan muchas características de la sociedad que aparece cada vez más en los medios de comunicación en una especie de apología.

El integrante de la Comisión de la Familia del Senado, expuso que sólo basta con observar la programación en televisiones abierta y por cable en México para encontrar diversas series y documentales que crean y recrean la llamada “narco-cultura”, donde se exalta la vida de capos del crimen, su poder económico y hasta su penetración en la sociedad, como algo cada vez más normal.

Lamentó que el narcotráfico ocupe en México no sólo la atención de los encargados de brindar seguridad, de los actores políticos y económicos, sino también la atención y espacios de la sociedad civil, en expresiones culturales y musicales, como los “narco-corridos”.

José María Martínez expuso que de acuerdo con la desaparecida Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSP) en un estudio publicado en 2010 “la narco-cultura” ha penetrado en la mentalidad de muchos adolescentes al grado de que hay un deseo aspiracional a pertenecer a los cárteles de las drogas, por el hecho de obtener un auto de lujo, armas y dinero.

Expuso que de acuerdo a datos generados por el académico e investigador José M. Valenzuela, para los narcotraficantes no basta poseer los recursos, es importante hacerlos visibles, pues ese es el camino que redime y justifica los riesgos. Por ello, el narco se rodea de atributos que dan cuenta de su "éxito social", como son joyas, vehículos, aviones, ropa, casas-castillos y otros bienes.

“Más allá de esta coyuntura de crisis en el sistema de seguridad, de justicia, del sistema penitenciario en el país, debemos reflexionar sobre los alcances y penetración que ya tiene el narcotráfico y su mal llamada cultura entre las nuevas generaciones de mexicanos”, concluyó.


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