Para lograr un nuevo modelo de desarrollo urbano, es necesario darle más peso a la sociedad y sus necesidades, sostuvo el senador Francisco Búrquez Valenzuela, durante los “Diálogos de derecho urbano: rumbo al Urban Thinkers Campus México”.

“Tenemos que reconocer que el modelo actual para construir nuestras ciudades ha fracasado, y tenemos dos opciones: o lo corregimos y solucionamos o nos vamos de lleno a cambiar el modelo, un modelo para el siglo XXI, un modelo que reconozca esta realidad de una ciudadanía mucho más participativa”, aseveró.

Muestra del fracaso, señaló, es que actualmente más del 50 por ciento de la población no tiene acceso a una oferta formal de suelo para vivienda, la cual genera aproximadamente 500 mil nuevos asentamientos irregulares cada año; la gente que labora en el Distrito Federal --y vive en las periferias--dedica dos horas diarias a su traslado, el 25 por ciento de su jornada laboral; cada año se registran 24 mil muertes por accidentes viales.

“El modelo urbano actual privilegia la movilidad motorizada en lugar de la actividad física, lo cual provoca enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión y estrés; todas ellas, enfermedades catastróficas con alto costo social y económico para nuestro país. Además de que 20 mil personas pierden la vida cada año por la contaminación ambiental”, agregó.

Hemos pretendido imponer un modelo único de ciudades impulsado desde el gobierno y éste es un enfoque contracorriente a las nuevas tendencias, en donde el habitante se convierte en un actor más activo en sus propias soluciones, dijo.

“Cuando hablamos de temas urbanos busquemos que nuestro modelo sea orgánico, flexible y adaptable a los cambios de un entorno dinámico y de gran complejidad, pero sobre todo que permita a los habitantes manifestar sus gustos y preferencias”, apuntó.

Ante ello, también Presidente de la Comisión de Desarrollo Urbano y Ordenación Territorial se pronunció por redefinir y darle un mejor enfoque y propósito a la planeación de las ciudades.

Un tema muy importante, resaltó, es el espacio público y hay que enfocar toda la planeación en el diseño, en la construcción, en la custodia y la readaptación del uso del espacio común, que incluye vialidades, estrategia de movilidad sustentable, parques y elementos de valor ambiental, como playas y laderas de cerros.

Subrayó que se debe repensar el modelo financiero para garantizar que todas las inversiones en el espacio público sean autofinanciables, y que el predial sea un verdadero mecanismo para el mantenimiento adecuado de estos, donde los vecinos participen en las decisiones prioritarias de inversiones en sus colonias.

El legislador por Sonora consideró que es necesario sacar al gobierno de “tanta regulación” en la propiedad edificable, a fin de permitir los usos mixtos, mayores alturas y todos los elementos relacionados con el aprovechamiento de los predios para que los ciudadanos puedan tener una ciudad mucho más dinámica.

Por su parte, el senador panista Víctor Hermosillo y Celada afirmó que uno de los problemas centrales de una urbe como la Ciudad de México es el abastecimiento de agua.

“Esta ciudad ya está enferma, ¿de dónde van a traer agua?, ya no hay recursos hídricos, pero sigue creciendo por conveniencias políticas y conveniencias de poder”, estimó.

Se tienen que planear bien los crecimientos urbanos, prosiguió, pero que haya recursos para lograr ese objetivo.

“No es lo mismo construir en la India, que en México, en Estados Unidos o en Europa, porque los recursos son muy diferentes, la ideología es muy diferente y la gente es muy diferente, todo eso se tiene que tomar en cuenta”, recomendó.

El legislador por Baja California acotó que los países pobres deben ser más inteligentes, ya que no cuentan con recursos ilimitados. Por ello –agregó-- debe exigirse transparencia en los gastos, porque los proyectos “luego cuestan dos o tres veces más” de lo presupuestado.

Una de las consecuencias del urbanismo mal planeado es el traslado de la gente a sus lugares de trabajo, a lo que, enfatizó, debe buscarse una solución.

“Hay que ver cómo la gente puede llegar a su trabajo más pronto, aquí en el DF el 50 por ciento de la población lo único que hace entre semana es trabajar e ir a su casa a descansar, es lo único que puede hacer, dos horas para ir y otras dos horas para volver, pues ya se le fue el día”, expuso.

Por último, Hermosillo y Celada sugirió que se analicen experiencias urbanísticas de otras ciudades, para valorar la conveniencia de adaptarlas a lo que necesita nuestro país.

En el evento también estuvieron, entre otros, Erik Vittrup, representante de la ONU de Hábitat México, y Pablo Aguilar González, presidente del Colegio Nacional de Jurisprudencia Urbanística.

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