- No cumple con el propósito de cambiar radicalmente la situación del DF, afirmó.
- Los acuerdos alcanzados son mejores que no haber hecho nada, aclaró.
La reforma política del Distrito Federal se quedó “muy corta” y está lejos de ser la reforma a la que aspirábamos, sostuvo la senadora panista Mariana Gómez del Campo Gurza.
Si bien, dijo, abre la puerta a grandes cambios a través de la redacción de una Constitución local, ese resultado es todavía una esperanza y “espero que hacia allá podamos ir construyendo”, dijo al emitir el posicionamiento del grupo parlamentario del PAN.
Llego a esta tribuna, agregó, con una doble sensación: por un lado, con un ánimo favorable dado que estamos cerca de arribar a la culminación parcial de un proceso de debate que acumula prácticamente 25 años y en el que Acción Nacional ha sido un protagonista, ya que fuimos el primer partido en plantear la trasformación de la capital a través de una reforma política.
No obstante, acotó, hemos vivido en el limbo por décadas y con profundas contradicciones, donde el resultado han sido malos gobiernos y una calidad de vida deteriorada.
Consideró que lo deseado era que desde la Constitución General en su artículo 122 se le diera forma, se delineara una nueva ciudad, un nuevo y vanguardista modelo de capital de la República, pero hay que decirlo con todas sus letras: faltó voluntad política para que esto ocurriera y hoy estaremos aprobando una reforma política a medias”.
Gómez del Campo Gurza precisó que contar con una Constitución local, ampliar las facultades a la Asamblea Legislativa, revertir el esquema de facultades residuales y hasta cambiar el nombre de Distrito Federal por Ciudad de México son cambios relevantes, pero “siguen siendo insuficientes”.
Lo deseable era transformar de fondo las facultades, pero sobre todo la autonomía de las delegaciones para mejorar la calidad de vida de los 8.8 millones de capitalinos, pero también de los millones de mexicanos que representan la población flotante del DF que usan y gozan de los servicios públicos locales, añadió.
Destacó que es urgente romper con las inercias que han provocado que el DF ocupe --entre 54 municipios y 16 delegaciones estudiadas-- el lugar 33 por la calidad de vida, el 41 por la satisfacción de servicios, el 38 por la satisfacción en el desempeño de los alcaldes, de acuerdo con el estudio “Las ciudades más habitables de México 2013”, hecho por el Gabinete de Comunicación Estratégica.
La autonomía que deseábamos --subrayó-- era plena para que los alcaldes y sus concejos pudieran dejar de depender de la voluntad del Jefe de Gobierno para ejercer con flexibilidad y libertad su presupuesto y para crear también sus propias líneas de política estratégica.
Por eso, continuó la legisladora de Acción Nacional, pusimos especial énfasis en la composición de la Asamblea Constituyente porque es un elemento fundamental que impactará la vida de la ciudad en las próximas décadas.
Aseguró que lo más importante de la reforma política es la creación del Constituyente y la posibilidad de darle a los capitalinos su propia Constitución, y definitivamente que los capitalinos realmente puedan ser parte de ese Constituyente y “está en nuestras manos poderlo impulsar de esta manera”.
Hizo notar que el principal problema que enfrenta la ciudad no es la falta de recursos, sino el arreglo político e institucional que sólo ha beneficiado a los gobernantes en turno.
“Dependiendo de quién esté al frente de la ciudad se logran más o menos recursos y yo creo que no podemos estar a expensas de los demás para lograr recursos y cosas positivas para la Ciudad de México”, estimó.
Por ello, reiteró, seguiré insistiendo en que es una reforma insuficiente y no vamos a quitar el dedo del renglón hasta que la descentralización presupuestal y financiera sea una realidad, pues el gasto público debe convertirse en una palanca para el desarrollo y bienestar de los capitalinos, y dejar de ser una herramienta electoral disfrazada de política social.
Lamentó que así ha venido ocurriendo por más de una década en el Distrito Federal, es decir se juega con los pobres, y qué tenemos en la Ciudad de México: las dádivas a las que se les ha querido llamar programas sociales no han dado resultados”.
La muestra, expuso, es que según el Coneval el número de pobres ha rebasado los 2 millones y medio de personas, esto es el 28.9 por ciento de la población, y tiene 2 de los 11 municipios con el mayor número de personas en pobreza: las delegaciones Iztapalapa y Gustavo Madero, por lo cual, indicó, no podemos seguir permitiendo que aumente el número de pobres en estas dos delegaciones ni en ninguna otra del Distrito Federal.
Apuntó que la reforma carece de una visión verdaderamente metropolitana e incluso advirtió que podría correrse el riesgo de que su ejecución termine siendo una mera simulación o sólo una transformación cosmética de la ciudad.
“Y yo creo que los que habitamos aquí no podemos permitir que esto ocurra. La evolución política del Distrito Federal ha sido gradual, nunca radical. Esta reforma no cumple con el propósito de cambiar radicalmente la situación del DF, insisto, como lo hubiéramos deseado, pero es un paso hacia la democratización de la misma”, matizó.
Estamos a favor de esta reforma, mencionó, porque los avances y acuerdos alcanzados son mejores que no haber hecho nada o habernos quedado con los brazos cruzados, como lo hicieron pasadas legislaturas, que por más negociaciones, mesas de diálogo que se abrieron, nunca se logró la reforma política.
“En Acción Nacional hemos insistido todo el tiempo en la necesidad de que esta Legislatura se convirtiera en la Legislatura de la reforma política para la Ciudad de México. Yo quiero que estas legislaturas, tanto la LXII como la LXIII, sean recordadas por darle al país las reformas que necesitaba, pero también por haber abordado este tema de vital importancia para la vida de los ciudadanos del DF”, consideró.
Gómez del Campo aseveró que la reforma política del DF no debe ser concesión al gobierno sino una vía eficaz para darle satisfacción a la gente.
“Nuestra responsabilidad no se agota aquí, está en nosotros que estas trasformaciones legales se traduzcan en los cambios que la gente nos exige en las calles para mejorar su calidad de vida; está en nosotros también poder aprovechar la LXIII Legislatura para profundizar una evolución que no puede esperar”, explicó.
Los ciudadanos, prosiguió, están esperando respuestas por parte del Legislativo, que la Asamblea Constituyente se construya con la mejor gente, la más capaz, la que conozca la Ciudad de México, que vengan a enriquecer la Constitución y que no se convierta en un tema de cuotas partidistas.
“El gran cambio de la ciudad estará en la Constitución que nosotros logremos construir el próximo año. Y ésta no será una bandera del Jefe de Gobierno, ésta será una bandera y será una medalla de todos los capitalinos”, concluyó.
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