Los costos de producción del petróleo es una muestra más de la falta de transparencia con que opera Pemex.
A partir del 12 de enero de 2016, el precio promedio ha disminuido a menos de 22 dólares, por lo que, si los costos siguen así, ya no es rentable su producción, es decir, Pemex pierde por cada barril que produce.
Con el objeto de tratar de minimizar los efectos adversos de esta realidad o de engañar a la opinión pública, Pemex emitió un comunicado en el que dice que el precio de producción promedio es de 10 dólares y que, por lo tanto, la producción sigue siendo rentable a los niveles actuales.
Aclaró que el costo de 23 dólares que ha llegado a reportarse, sin mencionar que es un dato que declaró el propio Director de la ahora empresa productiva del Estado, “es un costo esperado a futuro vinculado con el amplio portafolio de yacimientos de la empresa, y que incorpora tanto la exploración, la delimitación de campos, la perforación de pozos y la instalación de infraestructura, como la producción en nuevos campos.”
Es decir, el costo total incluye tanto al costo de producción como la amortización de las inversiones que se realizan desde la exploración hasta el equipamiento de los pozos para que puedan empezar a producir.
Ante la notoria falta de transparencia, se desconoce si en los 23 dólares están incluidos todos los costos, dentro de los que destacan los impuestos y derechos que Pemex está obligado a pagar y que son muy relevantes. A septiembre de 2015, los impuestos y derechos pagados por la subsidiaria Pemex Exploración y Producción (PEP) representaron el 54% del valor total de las ventas. Tampoco se sabe si está incluido el costo de la deuda, que en el mismo periodo representó el 13% de las ventas de Pemex Exploración y Producción.
En los informes a la SEC y la CNBV de 2014, se dice que el costo de producción de ese año fue de 8.22 dólares por barril y se especifica que: “El costo total de producción incluye todos los costos directos e indirectos incurridos en la producción de petróleo crudo y gas…” y “excluye gastos que no se hacen en efectivo, tales como amortización de inversión y gastos capitalizables en los pozos, la depreciación de activos fijos, así como los gastos asociados a la distribución y manejo de los hidrocarburos y otros gastos e inversiones relacionados con las actividades de exploración y perforación.”
Los costos de producción son muy diferentes a nivel de cada uno de los pozos, ya que dependen de múltiples factores como la complejidad de la extracción y el rendimiento del pozo. La rentabilidad de cada pozo no sólo tiene que ver con el costo de producción, sino con el tipo y precio de hidrocarburo que produce.
Por otra parte, no es posible prorratear los costos de exploración entre los pozos activos, ya que no son directamente aplicables a ellos. Por ello, es incompleto el análisis de rentabilidad de cada pozo y la eventual decisión sobre la viabilidad de su explotación, fundamentado sólo en los costos de producción. Hay algunos rubros no incluidos en el costo de producción que es posible asignar a cada pozo, como por ejemplo la amortización de las inversiones directamente realizadas en el pozo y los impuestos y derechos.
Hay otros rubros que, aunque no son imputables a cada pozo en particular, pueden ser prorrateados, como el costo de la deuda y los beneficios a empleados.
Por ello, la rentabilidad o suficiencia de los precios para cubrir todos los costos sólo se puede hacer a nivel global, es decir, considerando la totalidad de los costos y gastos en que incurre Pemex para la producción y venta de los hidrocarburos.
Bajo este criterio se puede comprobar que la actividad de exploración y producción de Pemex no es rentable y que es muy vulnerable a las variaciones en los precios de los hidrocarburos.
El serio problema financiero de Pemex va más allá de los precios de los hidrocarburos. Una razón importante de que opere con elevadas pérdidas es el régimen fiscal depredatorio a que ha sido sometido, el que, aunado a ineficiencias y corruptelas, le impide operar en condiciones competitivas, cualquiera que sea el precio del petróleo.
Esta grave situación se verá agravada por la baja en los precios del petróleo y la entrada en condiciones de privilegio de las empresas privadas, las que iniciarán operaciones con costos más bajos debido a que se les ha regalado una parte importante de las inversiones, se les someterá a un régimen fiscal mucho más benévolo y tendrán la libertad de reportar los costos de producción que más les convengan.
El Gobierno se metió en un callejón sin salida con la tan alabada reforma energética. Por muchos años hizo todo lo posible para deteriorar a Pemex, con el propósito de justificar la privatización del sector. Las empresas privadas empezarán a producir cantidades significativas de petróleo y gas hasta después de 2018; mientras tanto, Pemex no puede dejar de producir, aunque pierda dinero, porque las finanzas públicas se verían más afectadas de los que ya han sido.
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