El Acuerdo de París constituye un instrumento ambicioso, dinámico y universal, que consolida la cooperación internacional en materia de cambio climático, cuya aprobación permitirá el crecimiento económico sustentable, erradicar la pobreza extrema, mejorar la salud y el bienestar de las personas, afirmó la senadora Gabriela Cuevas Barron.

Durante su participación en tribuna para fundamentar el dictamen a nombre de la Comisión de Relaciones Exteriores, Cuevas Barron recordó que este instrumento internacional no solo formaliza el proceso de elaboración de planes nacionales para combatir el cambio climático, sino que establece requisitos para evaluar y examinar avances logrados y garantizar que no sucedan retrocesos.

La senadora Gabriela Cuevas afirmó que, al aprobar el Acuerdo, México formará parte de los primeros 27 países que han ratificado su compromiso hacia las obligaciones de mitigación y adaptación. Estados Unidos y China, los dos países que, en conjunto, contribuyen al 40 por ciento de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, ya lo avalaron.

“El Acuerdo ha logrado unir a 179 países y un bloque económico bajo un mismo objetivo. Tenemos en nuestras manos la materialización de un gran triunfo diplomático. Ahora nos corresponde asegurar que esta oportunidad cambie la tendencia destructiva a la que sometido a nuestro planeta”, aseguró desde tribuna.

Recordó que el Programa Especial de Cambio Climático 2014-2018 enfatiza la vulnerabilidad de nuestro país, debido a las características geográficas y las condiciones sociales desfavorables, que se vuelven más preocupantes al conocer que las mujeres representan a la población más desfavorecida ante el cambio climático en el mundo.

Para dimensionarlo, agregó, según reportes del gobierno, de 2001 a 2012, el costo económico por el cambio climático ascendió a más de 338 mil millones de pesos, y en esos 12 años, 2.5 millones de personas fueron afectadas por fenómenos hidrometeorológicos.

Versión de la intervención en tribuna de la senadora Gabriela Cuevas Barron, al presentar, a nombre de la Comisión de Relaciones Exteriores, el dictamen de las comisiones unidas de Relaciones Exteriores Organismos Internacionales; de Relaciones Exteriores y de Medio Ambiente y Recursos Naturales, con opinión de la Comisión Especial de Cambio Climático, que contiene proyecto de decreto por el que se aprueba el Acuerdo de París 

Desde hace tiempo, hemos sido testigos de catástrofes naturales, desde sismos de magnitudes sin precedentes o erupciones volcánicas que arrasaban con ciudades enteras, hasta huracanes o tornados con una intensidad nunca antes vista que repentinamente azotaban sitios de la tierra donde comúnmente no ocurrían este tipo de fenómenos naturales.

Hoy en día, estos fenómenos comienzan a hacerse cada día más frecuentes. Nos ha alcanzado en la realidad lo que antes parecía nada más parte de la ficción.

El cambio climático ha dejado de ser una amenaza lejana y difusa para convertirse en el más grande desafío que gobiernos y la sociedad; tenemos ante nosotros para proteger nuestra propia existencia. 

La temperatura del planeta ha aumentado año con año y ha resultado en el derretimiento tanto de los nevados de Los Alpes, como de los cuerpos de hielos perpetuos en los polos. Con ello no sólo perdemos cantidades inimaginables de agua dulce, sino que se reflejan en el aumento de los niveles de los mares y los océanos a nivel mundial. Así, miles de ciudades que se encuentran en los bordes continentales pueden, en muy poco tiempo, terminar bajo el agua.

Apenas la semana pasada, el Banco Mundial exponía una terrible realidad: 1 de cada 10 muertes en el planeta ha sido producto de la contaminación generada por las emisiones de gases de efecto invernadero, 1 de cada 10 muertes.

Ese tipo de números, en conjunto con la frecuencia e intensidad de los desastres naturales, nos advierten que algo no está funcionando adecuadamente en nuestro planeta, y como nunca antes en la historia, nos enfrentamos al enorme reto que supone el cambio climático.

Frente a ello, ¿podría haber acciones más urgentes y necesarias que aquellas que se realizan para evitar la destrucción de la vida en el planeta? La respuesta es un rotundo no. Nada más importante dentro de las decisiones políticas que proteger la vida de nuestro planeta.

Como respuesta a dicho escenario ciertamente apocalíptico, fue necesario que los Estados, bajo el liderazgo y coordinación de la ONU, tomaran medidas urgentes que ayudaran a contrarrestar los terribles efectos del cambio climático que ya estamos padeciendo.

Y fue a través del establecimiento de mecanismos para la cooperación internacional y para cumplimiento de metas comunes, como se pudo arribar a grandes acuerdos que respondieran a este gran reto de la humanidad.

Así es como nace el Acuerdo de París, instrumento internacional en el cual están cifradas grandes expectativas para aminorar la amenaza del cambio climático.

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático realizada en diciembre del año pasado, cerró una larga etapa de negociaciones que derivaron en el Tratado de París, abierto desde el 22 de abril de este año a la firma de los países.

El Gobierno mexicano ha hecho lo propio y es así que estamos en este Senado de la República actualizando lo que es la segunda etapa del Tratado, con el análisis, discusión y probable aprobación de este Acuerdo en nuestro país.

México así formará parte de los primeros 55 países que acepten el Acuerdo, y que en caso de representar el 55 por ciento de las emisiones de gas de efecto invernadero a nivel mundial, participe en su inmediata entrada en vigor.

El Acuerdo ha logrado unir a 179 países y un bloque económico bajo un mismo objetivo. Tenemos en nuestras manos la materialización de un gran triunfo diplomático. Ahora nos corresponde asegurar que esta oportunidad cambie la tendencia destructiva a la que sometido a nuestro planeta.  

Hasta hoy, son 27 los países que han ratificado su compromiso hacia las obligaciones de mitigación y adaptación. Estados Unidos y China --los dos países que, en conjunto, contribuyen al 40 por ciento de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero-- ya lo hicieron.

Para dimensionarlo: según reportes del gobierno, de 2001 a 2012, el costo económico por el cambio climático ascendió a más de 338 mil millones de pesos. En esos 12 años, 2.5 millones de personas fueron afectadas por fenómenos hidrometeorológicos. Más aún, el Programa Especial de Cambio Climático 2014-2018 enfatiza la vulnerabilidad de nuestro país dadas las características geográficas y las condiciones sociales desfavorables, mismas que se vuelven más preocupantes al conocer que las mujeres representan a la población más desfavorecida ante el cambio climático en el mundo. De hecho, las mujeres en México son 14 veces más vulnerables al impacto de fenómenos ambientales.

En términos globales, el Acuerdo no sólo formaliza el proceso de elaboración de planes nacionales, sino que también establece el requisito vinculante de evaluar y examinar los avances logrados en la ejecución de aquellos. Este mecanismo exigirá que los países renueven y fortalezcan continuamente sus compromisos, además de garantizar que no sucedan retrocesos.

Como bien apunta la propia ONU: El Acuerdo de París constituye un acuerdo ambicioso, dinámico y universal que abarca a todos los países y todo tipo de emisiones y está diseñado para perdurar. Se trata de un acuerdo de proporciones monumentales que consolida la cooperación internacional en materia de cambio climático y establece una vía de avance.

Compañeras y compañeros senadores, tomemos con toda la seriedad el reto que tenemos frente a nosotros, pero también alegrémonos por estar a punto de concretar una medida internacional ambiciosa que contribuirá no sólo a concientizar a los Estados nacionales, sino a obligarnos a replantear nuestras políticas bajo un enfoque sustentable.

Sin duda, el garantizar los derechos a un medio ambiente sano, proteger la biodiversidad, mitigar los estragos del cambio climático y propiciar el desarrollo sustentable e incluyente de nuestro país no es una tarea sencilla, pero todo ello sería todavía más complicado si México no asume compromisos internacionales.

Con acuerdos de la magnitud del que hoy se somete a la aprobación de este Senado de la República, incorporamos a nuestro sistema jurídico mexicano un importante instrumento que permitirá el crecimiento económico, erradicar la pobreza extrema y mejorar la salud y el bienestar de las personas.

Recordemos que la garantía de los derechos ambientales también forma parte de la más alta protección y defensa que realizamos de los derechos humanos. La complejidad para hacer efectivos estos derechos no debe ser más un obstáculo o una justificación política para que los Estados se sustraigan de obligaciones internacionales como el de la protección del medio ambiente.

Los escenarios apocalípticos pueden evitarse, no tengo dudas, pero todo dependerá del cumplimiento de los compromisos que estamos adquiriendo.

La firma, aprobación y entrada en vigor del Acuerdo apenas será el inicio de este gran entendimiento global. Lo más importante será darle seguimiento a la realización de los objetivos.

Los invito pues a formar parte de este acontecimiento histórico para México en su tránsito hacia una cultura sustentable. Nuestro presente, pero sobre todo, el futuro de la humanidad, es lo que se encuentra en juego.

Es cuanto, señor Presidente.

 

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