La senadora Gabriela Cuevas Barron se pronunció a favor de analizar el tema de la marihuana con apertura y no solo bajo el enfoque prohibicionista, ya que, dijo, en el mundo las políticas públicas avanzan en ese sentido.

  

“Hoy el saldo de toda esta política prohibicionista está muy lejos de ser un saldo positivo, no hay experiencias positivas en el mundo donde la política prohibicionista pueda dar un buen testimonio”, afirmó.

Al participar en tribuna durante el debate del dictamen que regula el uso de la marihuana con fines medicinales, la legisladora reiteró que las políticas públicas en otros países buscan prevenir el consumo, que los mercados negros no invadan las calles, ni evenenen a los niños.

“La única forma en la que realmente podemos cambiar la realidad de violencia que existe en nuestro país es teniendo la humildad y la audacia para ver más allá del cálculo electoral, que dejemos nuestra mezquindad cortoplacista y veamos por la crisis de violaciones de derechos humanos, de muerte y, por supuesto, de niños envenenados que nos ha dejado toda esta política prohibicionista”, destacó.

“Si no decidimos encontrar nuevos enfoques, si no decidimos ser audaces frente a una realidad que hoy cuestionan las decisiones que se han tomado desde el poder, difícilmente el Senado estará a la altura de las circunstancias que nos plantea el mundo y sobre todo la región de Norteamérica”, insistió la senadora por el Distrito Federal.

 

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13 de diciembre de 2016

 

* Versión de la intervención en tribuna de la senadora Gabriela Cuevas Barron, al participar en la discusión de un dictamen de las Comisiones Unidas de Salud; de Justicia; de Gobernación; de Seguridad Pública; de Derechos Humanos; y de Estudios Legislativos, Segunda, el que contiene proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley General de Salud y del Código Penal Federal, en materia de regulación y uso de la marihuana

Con su venia, Presidente.

El día de hoy por fin tenemos aquí un dictamen para discutir sobre la regulación en materia de cannabis.

Y si bien este dictamen representa un paso importante frente al dictamen que se había aprobado en las comisiones hace algunos meses, la realidad es que es un dictamen que se queda muy corto frente a lo que estamos viviendo hoy en México y en el mundo.

Hoy nosotros parece que estamos obviando temas que para la ciencia son sencillos, por ejemplo, tenemos en nuestra actual regulación una prohibición para el cáñamo; el cáñamo que es una planta, no una sustancia y que erróneamente está considerada una planta en la lista de las sustancias.

Si analizamos las propiedades de esta planta, en un país donde tenemos a 27 millones de mexicanos en pobreza alimentaria, bien nos vendría analizar una planta que tiene 34 por ciento de contenido de proteínas, insisto, 34 gramos por cada 100 de proteína es algo que difícilmente  podremos encontrar en cualquier alimento.

Y en un país donde la pobreza alimentaria la padece más de una tercera parte, parece que la ciencia tiene mucho que decirnos y que no hemos querido escuchar.

Por otro lado, si revisamos el entorno mundial, parece que hemos decidido cerrar los ojos, Canadá desde hace ya unos años ha tenido la marihuana medicinal, tema que hoy apenas nosotros, siendo un país productor de marihuana aunque no nos gusta reconocerlo, apenas hoy empezamos a discutir.

O veámoslo también en el caso de Estados Unidos; en Estados Unidos la mitad de sus estados ya han legislado en favor de la marihuana medicinal, algunos de ellos, el caso más reciente y emblemático, California, ha decidido permitir el consumo de marihuana con fines recreativos.

Si revisamos un poco los temas de nuestra frontera y los temas de economía básica nos daremos cuenta de que California es la octava economía del mundo, nosotros somos la décimo quinta. Tenemos de vecinos una potencia económica que ha decidido tener mucho mayor apertura a la producción y al consumo de esta sustancia y nosotros seguimos cerrando los ojos frente a la realidad.

Es decir, en lugar de tener una industria productiva que pueda sacar a personas de la delincuencia y de la pobreza, nosotros hemos decidido apostar por únicamente una mínima regulación que no se ajusta ni siquiera a las demandas de mercado básicas, a la realidad de nuestra región de Norteamérica.

Insisto, sí es esto un avance, sí hay pues mucha más claridad en lo que va a suceder en la Ley de Salud, no queda tan claro cuáles serán los lineamientos para la legislación, para la regulación que emita la Secretaría de Salud.

Yo esperaría que hubiera mucho más apertura para que quien quiera sembrar cáñamo en su casa y quien quiera apostarle por un alimento y una buena fuente de proteínas, insisto, en un país con 27 millones de mexicanos en pobreza alimentaria, pueda haber mucho más apertura que prohibicionismo.

En un país donde somos el tercer productor mundial de amapola y donde tenemos todos los días noticias de muertes, de balas y de sangre, podamos entender que preservar el status quo está muy lejos de ser la solución.

Si en México no decidimos de entrarle a nuevos enfoques, si no decidimos ser audaces frente a una realidad que hoy cuestionan las decisiones que se han tomado desde el poder, difícilmente el Senado estará a la altura de las circunstancias que nos plantea el mundo y sobre todo la región de Norteamérica.

Hoy, insisto, el saldo de toda esta política prohibicionista está muy lejos de ser un saldo positivo, no hay experiencias positivas en el mundo donde la política prohibicionista pueda dar un buen testimonio.

Hoy lo que se busca en el mundo es ejercer la libertad con información, es tener políticas públicas donde se prevenga el consumo, es tener la posibilidad de lograr que los mercados negros no invadan las calles ni a los niños. Eso no se va a discutir con los ojos vendados, la única forma en la que realmente podemos cambiar la realidad de violencia que existe en nuestro país es teniendo la humildad y, por supuesto, la audacia para ver más allá del cálculo electoral, que dejemos nuestra mezquindad cortoplacista y veamos por la crisis de violaciones de derechos humanos, de muerte y, por supuesto, de niños envenenados que nos ha dejado toda esta política prohibicionista.

Es cuanto.

 

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