* Versión de la intervención del senador Juan Carlos Romero Hicks, durante la inauguración del foro “Desafíos y tendencias de la educación superior en México”

Don Héctor Arriola, representante del señor secretario Aurelio Nuño; distinguidos secretarios de la ANUIES, de FIMPES; distinguidos rectores; colegas senadores; alumnos, profesores y ponentes.

Distinguida diputada Adriana Ortiz, también gracias por acompañarnos.

México es un país que lleva prisa y que tiene grandes contrastes. Este evento es un mérito de una convocatoria de don Víctor Hermosillo y Celada, miembro de la Comisión de Educación del Senado.

Porque lo que hemos hecho recientemente en materia educativa el eje de rotación principal ha sido la educación básica y un poquito de educación media superior. Sin embargo, desde el punto de vista legislativo no hemos puesto el énfasis necesario en la parte de educación superior.
Nosotros clasificamos los temas en cuatro. Uno: política pública; dos: legislación; tres: rediseño institucional y cuatro: financiamiento.

En las diferentes mesas a las que se ha convocado el día de hoy, lo que pretendemos es hacer una reflexión sobre qué es México, quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Borges escribe para decir que la reflexión es uno de los signos de la inteligencia.

Y lo que queremos escuchar de las diferentes perspectivas es cómo es que la cobertura, la calidad, la equidad y la pertinencia pueden tener un sentido de (inaudible) el bienestar a cada uno de los habitantes del país, de cada trozo del alma, de cada una de las entidades federativas y por eso hoy lo que queremos es que se escuchen las voces y que podamos clasificarlas.

Hemos tenido comunicación en diferentes momentos con Jaime Vals, secretario ejecutivo de la ANUIES, y sabemos que ellos traen tres mesas de reflexión en torno al tema de educación superior.

Lo mismo hemos hecho con el ingeniero Guerra en el tema de FIMPES, y hoy lo que necesitamos es un país que tenga unidad de visión y de propósito, que tenga la convocatoria de sus hijas y sus hijos y sobre todo que la universidad pueda tener un sentido de trascendencia.

¿Cuánto vale el sueño de un alumno que quiere ingresar a la universidad y no lo hace?

Y por otra parte, ¿cuánto vale el sueño de un alumno que puede egresar y que puede trascender para atender el tema de la pobreza, de la inseguridad, de la economía y de tantas cosas que para seguir la cerca del camino se han ido diluyendo?

Por eso nosotros estamos convencidos, como diría un gobernador de mi tierra, don José Aguilar y Maya, que “un gobierno que no atiende las preocupaciones de sus universidades, es un gobierno que carece de sentido histórico”.

Hoy tenemos derecho a muchas cosas, pero no tenemos derecho a fallar. Venimos a escucharlos, a escribir páginas y a comprometernos.
Bienvenidos, muchas gracias.

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