Versión estenográfica de la Conferencia Magistral del licenciado Amado Boudou, vicepresidente de la República Argentina, en el marco de la Semana de Seguridad Social 2015 en el Senado de la República.

PRESENTADOR: Buenos días. El Senado de la República les da la más cordial bienvenida a este cuarto y último día de actividad de la Semana de Seguridad Social, que se realiza del 27 al 30 de abril del 2015, en este recinto que es el Auditorio Octavio Paz del Senado de la República.


De este modo, iniciamos con nuestra conferencia magistral por parte del licenciado Amado Boudou, vicepresidente de la Nación de Argentina.
Para este magno evento, nos acompaña en el presídium el senador Fernando Enrique Mayans Canabal, presidente de la Comisión de Seguridad Social.
Y la senadora María Beristain Navarrete.
De este modo, cedemos la palabra a nuestro conferencista, el Vicepresidente de la República de Argentina.
LICENCIADO AMADO BOUDOU: Muy buen día a todas y a todos.
Querido senador Mayans, amigo de la Argentina que has estado ahí en nuestro Congreso con los temas de seguridad social; senadora:
Estamos aquí para hablar de un tema muy importante para los países, para las naciones; pero también para cada uno de sus habitantes, para nuestros pueblos.
Y un tema en el cual, la República Argentina ha tenido un largo recorrido de ida y vuelta respecto a cambios institucionales muy profundos en el sistema de seguridad social.
Mi intención era compartir con ustedes la experiencia de la República Argentina; pero antes de ello, quería compartir algunas cuestiones preliminares que a veces se pasan de largo cuando analizamos la seguridad social de nuestros países. Algunas cosas que se pasan de largo cuando se habla de la teoría económica y desde la teoría jurídica.
El primer punto es que es necesario tener una visión sistémica y no ver el tema de seguridad social como un tema aislado. Generalmente el análisis de teoría económica y jurídica respecto de los sistemas de seguridad social, tiende a analizarlo como una parte aislada de las instituciones sociales que conforman una nación.
Esta estrategia de abordaje particularmente predominante en la ciencia económica, donde los análisis de equilibrio parcial tienen mucha más difusión que los análisis de equilibrio general; y en las que se adoptan modelos de agregación de conductas individuales, de agente representativo, maximizador para el análisis macroeconómico, son definitivamente inadecuadas para analizar el sistema de jubilaciones y pensiones de una sociedad.
Claramente, el sistema de seguridad social de un país es una institución con un impacto macroeconómico en el sentido clásico del término. No puede analizarse en forma aislada ni a través de conductas agregadas de agentes representativos.
Relaciona el sistema de seguridad social, por definición, al ciudadano con máximo nivel de heterogeneidad de una sociedad; con una gran diferencia en la distribución del ingreso, con muy diferente capital humano. Relaciona también al ciudadano de distintas generaciones, particularmente aquellos con capacidad de ahorro y aquellos que ya no tienen capacidad de ahorro por encontrarse en una edad madura.
Tiene un fuerte impacto el sistema de seguridad social en el presupuesto público. Típicamente, los países asignan más del 40 por ciento de sus erogaciones presupuestarias a este rubro.
El diseño del sistema tiene un fuerte impacto distributivo que puede ser positivo o negativo, según el caso, dentro de cada generación y entre las generaciones. Por lo tanto, también es uno de los determinantes macroeconómicos del nivel de consumo interno de un país; ya que dado el nivel general de las prestaciones del sistema de pensiones respecto al salario medio de la economía y el momento de la vida en que se hagan estas prestaciones; la propensión marginal a consumir de las mismas es uno.
Segundo tema: La mejora de la distribución del ingreso en busca de una mayor igualdad.
La mejora en la distribución del ingreso no es sólo un objetivo deseable en términos éticos o ideológicos; sino que también es una forma de asegurar la sustentabilidad de un sistema económico a largo plazo.
Está claramente documentada la pérdida porcentual de los pagos en salario, respecto a los ingresos de capital durante los últimos 50 años en todas las sociedades del mundo, como puede observarse en trabajos de Robert Raigh o de Thomas Piketty, entre otros.
Sin duda, en este hecho encontramos la principal causa de la existencia de burbujas financieras. Claro está que la existencia de una arquitectura financiera internacional organizada con eje en las empresas calificadoras de riesgos como orientadoras de los flujos financieros, se ha constituido en un Sistema de Asignación nocivo para el Sistema Económico Global, tal cual lo demuestra la crisis que comenzó en el año 2008 y aún persiste en vastas regiones del planeta.
Es decir, un pequeño porcentaje de la población mundial detenta un enorme nivel de ingresos y de riqueza, lo cual provoca que parte de la generación de valor quede atrapada en los sistemas financieros bajo los dictados de las calificadoras de riesgo.
A su vez, dicho fondo provoca la ilusión de creación de nuevo valor, mientras que en realidad sólo están produciendo movimientos especulativos sin ningún vínculo real con el empleo, la producción o el consumo de los pueblos.
Tercer punto a tener en cuenta: El concepto de austeridad.
Se ha buscado remplazar en la dialéctica de los economistas, y sobre todo en la presentación de los medios de comunicación masiva, la palabra “ajuste” sustituyéndola por la palabra “austeridad”.
Es claro que la palabra “ajuste” ha perdido marketing, sobre todo a partir de los fracasos globales de su aplicación en las prácticas políticas originadas en el llamado “Consenso de Washington”.
El ajuste fiscal como tabla de salvación de la vida económica de las sociedades, poniendo como centro la organización social en forma excluyente al mercado y al sector privado, propugnando un estado mínimo, y la teoría del derrame se constituyó en un estrepitoso fracaso en todos los países donde fue aplicada.
A partir de la última crisis vuelven a aparecer desde los centros de poder permanente las mismas ideas y propuestas, pero envueltas en un nuevo ropaje, expresadas con una nueva palabra, una palabra que además tiene una connotación valorativa positiva, la palabra “austeridad” remplaza en el lenguaje económico hoy a la palabra “ajuste”; pero conceptualmente representa la misma propuesta de organización social y utilización del Estado.
Díganme ustedes ¿qué observamos cuando nos dicen que son necesarios programas de austeridad fiscal? La propuesta siempre es clara: Reducción de las elevaciones presupuestarias en los sistemas de salud, de educación, en los sistemas de jubilaciones y pensiones, aumento de la edad para acceder a una pensión en los distintos estados.
¿Alguno de los presentes ha escuchado alguna vez que, ligado al concepto de austeridad, se proponga una reducción de los pagos de servicio de deuda de un país; que se disminuya la carga de intereses sobre el conjunto de la sociedad; que se ponga un límite a la relación de deuda sobre el Producto Bruto Interno de algún Estado? Jamás.
Parece que la austeridad es un concepto asimétrico y cegado. Se presenta como austero un presupuesto que elimina partida de jubilaciones o educación o salud, pero que ni siquiera toca las partidas vinculadas a erogaciones de los estados respecto al Sistema Financiero.
Es decir, que la práctica, el concepto de austeridad funciona de manera tal que empeora ferozmente la distribución del ingreso. Elimina fondos destinados a los ciudadanos que menos tienen y los reasigna hacia las corporaciones más poderosas.
Cuando se aplican estas políticas de Estado, protege a las corporaciones financieras y deja indefensos a los ciudadanos más vulnerables.
En conclusión, detrás de una palabra con connotaciones positivas, se esconde una propuesta económica contraria a la igualdad y que a la vez no pone el foco en la sustentabilidad de largo plazo de una sociedad.
Hemos escuchado argumentar también que cuanto se aplican políticas de austeridad el objetivo es mantener la seguridad jurídica y respetar los contratos, pero solamente los contratos con el Sistema Financiero.
¿Es que acaso los gobiernos no tienen contratos con sus poblaciones y sobre todo contratos intertemporales con los beneficiarios de las prestaciones de la seguridad social?
Cuarto tema. La privatización de los sistemas de seguridad social es inconsistente desde el punto de vista lógico.
Los sistemas de jubilaciones y pensiones son seguros sociales; es decir, buscan reducir el riesgo de los ingresos de la población ante la contingencia vejez. Podríamos decir que su objetivo es generar certezas en la población.
Muy por el contrario, las ganancias originadas en la actividad empresarial, y en particular en el Sistema Financiero y muy especialmente en la actividad bursátil, tienen como parte importante de su justificación la toma de riesgos.
Se ha intentado, desde el lado del pensamiento ortodoxo económico, justificar el diseño de productos derivados financieros como mecanismo útil para acotar el riesgo. Dichos productos, después de dos décadas de desarrollo masivo en los distintos mercados, han demostrados que, lejos de disminuir el riesgo, han producido volatilidad sistémica y ampliación del riesgo en los mercados financieros.
Como se puede observar, la seguridad social y la especulación financiera tienen pocos puntos en común desde su lógica institucional o económica.
Por lo tanto, el camino propuesto por la privatización de los sistemas de seguridad social, es decir, los regímenes de capitalización individual, al atar la suerte de los pagos de las prestaciones de la seguridad social a inversiones de riesgo, no parece coherente ni sustentable ni mucho menos socialmente deseable.
A menos que se exprese que se está de acuerdo, con que el sector empresarial traslade sus riesgos a los adultos mayores de una población. No creo que sea ésta una solución mayoritariamente compartida.
Un párrafo aparte al rol de las calificadoras de riesgo, como instituciones determinantes en la asignación de fondos para las inversiones, ya que cumplen un rol ineludible en el manejo actual de los ahorros obligados de las poblaciones en un sistema jubilatorio de capitalización privada.
No queda claro cuál es el arreglo social que ha permitido que cuatro o cinco empresas en el mundo se conviertan en los árbitros del flujo global de capitales. ¿Cuál es la legitimidad de esta regla?
Ahora bien, este no es un tema menor, ya que las consecuencias de sus decisiones son sistémicas en términos internacionales y dentro de cada país. Tienen impacto también sobre la posibilidad de concentración económica y decisiones microeconómicas de inversión.
Pero más importante aún, la práctica concreta ha revelado que las calificadoras de riesgo son pésimos mecanismos en la asignación internacional de capitales.

La consecuencia de las decisiones de las calificadoras de riesgo están directamente relacionadas con el origen de la crisis que comenzó en el 2008, al haber asignado malas inversiones y no prever las consecuencias sistémicas de sus recomendaciones.
Pero también son determinantes de la propagación internacional de la misma, con su juego de ir cambiando las calificaciones con que ellos mismos hicieron circular los fondos. Por supuesto han también han sido fuentes persistentes de la gigantesca crisis.
No es ocioso resaltar que los criterios de evaluación y decisión de las empresas calificadoras de riesgo no son necesariamente técnicos o profesionales.
Al ser juez y parte dentro del sistema financiero concentrado internacional sus decisiones no están exentas del interés particular empresarial. Han fallado en sus acciones, en circunstancias determinantes, como puede ser el hecho de no prever y bombear recursos hacia los sectores donde se estaba generando la burbuja en el año 2008 y también en sentido contrario al no asignar recurso a inversiones generadoras de puestos de trabajo o que agregaran valor a una economía.
Como corolario de estos cuatro puntos quiero proponer una visión en la cual el Estado tiene un rol fundamental en el sistema económico de una sociedad, que la idea del Estado mínimo no es un concepto deseable desde el punto de vista técnico, sino que simplemente es una concepción ideológica.
Que el estado necesariamente, un motor indispensable de las transformaciones económicas que logren sustentabilidad social en la economía global y que el sistema de seguridad social es una institución clave en tal sentido.
Quiero compartir entonces, a partir de estas cuatro ideas, la experiencia de la República Argentina en la reconstrucción de su sistema de seguridad social, a partir del año 2003, sus implicaciones macroeconómicas y sus implicaciones sociales, que han cambiado la fisonomía de la distribución del ingreso en la República Argentina y no ha sido el cambio del sistema de seguridad social, sino una visión de todo el sistema económico que trajo Ernesto Kirchner como presidente en el año 2003 y que viene profundizando nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a través de los logros obtenidos.
Entonces, si me permiten, quiero pasar a la experiencia concreta de la República Argentina.
Argentina, en el año 2004 pasó de un sistema de seguridad social estatal, administrado por el sector público y de reparto, a un sistema de capitalización individual. Esto comenzó el primero de enero del año 1995 y partir de ahí también esto era en un contexto de una política económica neoliberal que se abocó a las privatizaciones de los servicios públicos y que no puso ningún énfasis en la industrialización del país.
Es más se dedicó a destruir el sistema de transporte ferroviario y llegamos en ese sentido a tener un 25 por ciento de desempleo en nuestro país. Uno de cada cuatro argentinos perdió su trabajo entre el año 94, 95 y el año 2003.
El sistema de seguridad social de capitalización no dio respuestas esperadas o de las que se esperaban, ni en términos sociales ni en términos financieros.
Nosotros pasamos de una cobertura jubilatoria de 60 por ciento en el año 94 a una cobertura jubilatoria de 47 por ciento el año 2003, es decir, que sólo uno de cada dos adultos mayores tenía una cobertura.
También, este sistema no logró formar un mercado de capitales porque al estar las calificadoras de riesgo obligatoriamente involucradas en el sistema hubo mucho comportamiento emanada y no hubo crédito, o no hubo posibilidad de hacer lanzamientos al mercado de pequeñas y medianas empresas, sino que simplemente estos fondos, el 50 por ciento iba a parar a títulos de la deuda pública del estado nacional y el resto a grandes empresas o inversiones en el exterior del país.
Es decir, que fondos que antes eran del Estado a través de este sistema los tomaban las empresas que administraban el fondo de pensiones, cobraban una comisión por ello y se lo volvían a prestar en su mitad al estado, cobrando fuertes intereses al mismo.
Este sistema sirvió también para agravar el déficit público que llegó en el año 2003 a tener a Argentina un 170 por ciento de relación entre la deuda externa y el PIB de nuestro país.
Para ponerlo en escala, qué significaba esto: que nuestro país utilizaba el 5 por ciento de su producto bruto para pagar deuda externa cada año y asignaba solamente el dos, ó el dos y medio por ciento del sistema de PBI al sistema educativo público de la República Argentina.
A partir del año 2003, vino un cambio en esta política. Piensen ustedes que esta caída de la cobertura que yo les decía, el 60, el 47 por ciento, implica en términos brutos que hubo menos jubilados aún que la situación demográfica hacía que creciera la población.
En el año 94 había 3 millones 400 mil jubilados y pensionados en la República Argentina; en el año 2003 había 3 millones 100 mil jubilados en nuestro país.
El Presidente Kirchner interpretó que debía cambiar la orientación política de todo el sistema económico y en particular la orientación del sistema de seguridad social.
Pero también es cierto que en la Argentina existía toda una institucionalidad, orientada hacia la política privatizadora, hacia la política de estado mínimo, y entonces esto debía hacerse un trabajo muy cuidadoso, desarmando de a poco este sistema y pudiendo implementar uno nuevo en la medida de las posibilidades de un Estado que había sido prácticamente devastado porque otra de las cuestiones que había sucedido era despidos masivos de lo que fue la reforma del Estado en los años 90, de los agentes que trabajaban en el sector público.
Entonces al mismo tiempo había que reformular y rearmar el Estado, construir las nuevas reglas de juego, terminar con un 25 por ciento de desempleo, terminar con un sistema de déficit público que había llevado un gran nivel de endeudamiento e intentar poner en marcha la salud pública, la educación pública, poner en marcha un nuevo sistema de seguridad social.
En concreto, toda esta tarea tan profunda lo primero que se hizo fue empezar a hacer aumentos por decreto de las jubilaciones y pensiones, sobre todo orientado a las jubilaciones mínimas. Entre 2003 y 2007 hubo 17 aumentos de jubilaciones y pensiones en esa etapa.
Pero también todos ustedes saben que son especialistas en temas de seguridad social, que los dos parámetros importantes son tasa de sustitución del salario y nivel de cobertura.
O sea que también había que trabajar sobre el nivel de cobertura en nuestro país, para lo cual se dictó una ley sancionada por el Congreso de la Nación, que permitía que aquellos ciudadanos que habían quedado desempleados y tenían la edad para jubilarse, pero no tenían los años de aporte necesarios, pudieran entrar en una moratoria para poder jubilarse.
Este fue un proceso interesante y exitoso, ya que en dos años entre que se sancionó esta ley en el año 2005 y el año 2007, se pudieron jubilar en Argentina alrededor de dos millones de personas, lo cual se imaginan ustedes en un país como la Argentina, de una gran extensión, como México, de una gran heterogeneidad en las distintas regiones de la densidad de población.
El organismo del Estado que llevó a cabo esta tarea tuvo que hacer un gran trabajo operativo.
O sea, no era sólo formular las leyes, no era sólo ponerla en marcha, sino también poner en marcha y en funcionamiento el aparato del Estado para poder llegar a todos los ciudadanos, porque lo que acontece muchas veces en nuestros países que tienen megalópolis o ciudades capitales tan grandes, donde ha habido migración desde todo el resto del país, que es difícil que las políticas públicas tengan un sentido federal o que lleguen a cada rincón.
Entonces, lo que se hizo fue abrir oficinas de ANSES rápidamente en todos los rincones del país; muchas veces con convenios con los estados federales, con nuestras provincias; muchas veces con convenios con los municipios para que no fuera necesario grandes erogaciones y pudiera haber sinergia en el trabajo entre el Gobierno nacional y los gobiernos provinciales.
Y de esa forma logramos en sólo dos años, que la tasa de cobertura del sistema jubilatorio pasara del 47 por ciento al 92 por ciento; lo cual es uno de los granes orgullos de esta etapa de gobierno.
Entonces, entre el año 2003 y el 2007 lo que vimos fue un fuerte esfuerzo del Gobierno nacional por mejorar la tasa de sustitución del salario y el nivel de cobertura, con normas que iban emanando del Poder Ejecutivo y del Congreso de la nación al mismo tiempo.
Esto también tiene que ver con la idea de nuestro espacio político, que es muy importante desarrollar un mercado interno en nuestro país. Nuestro país, que tradicionalmente había sido agroexportador, tenía un modelo incapaz de generar los puestos de trabajo necesarios.
Entonces era expulsivo en el mercado laboral, lo cual hacía que también fuera expulsivo en el mercado de inclusión social en el sistema de jubilaciones y pensiones; sobre todo cuando se había privatizado el sistema hacia un sistema de capitalización individual, porque lo que hace el sistema de capitalización individual es que sólo aquellos que tienen fuerte capacidad de ahorro en su vida activa, puedan acceder a algún nivel útil de prestación en su vejez; pero aquellos que no podían hacerlo, quedaban de lado y entonces esto lo que hacía era congelar una estratificación de ingresos en el país o empeorarla en la etapa de mayor edad.
Y esto, repito, no es solamente malo para aquellas personas que lo sufren en términos individuales; sino que en términos colectivos hace que los países no puedan desarrollar fuertes mercados de consumo interno, que en definitiva desde nuestra óptica son los que determinan los niveles de inversiones.
Desde nuestra óptica, no es cierto que la inversión preceda al desarrollo; sino que es necesario que la demanda sea lo que primero funciona para que después vayan las inversiones, sino las inversiones siempre están orientadas hacia actividades que no agregan valor dentro del país, sino que muy por el contrario, generalmente concentra más el nivel de ingresos y de riqueza en cada uno de nuestros países.
Entonces, lo que vimos en este periodo es a la vez que el nivel de prestaciones de la seguridad social aumentaba su capacidad; un fuerte crecimiento en la salida de la crisis de Argentina, recuerden ustedes que en el año 2001 nuestro país tuvo cinco presidentes en una semana; lo que da idea de lo que fue la crisis institucional a la cual llevaba la aplicación del neoliberalismo durante 10 años en nuestro país. Como les decía antes, un fuerte nivel de desempleo y una fuerte destrucción de la capacidad del Estado de poder intervenir positivamente en la vida social y pública de la República de Argentina.
Lo que vimos en esta etapa es recomposición de la autoridad del Gobierno Federal; posibilidad de recomponer las autoridades y las instituciones económicas. En ese momento había alrededor de 14 cuasimonedas en nuestro país, emitidas por las distintas provincias, que no se podían financiar.
El sistema de seguridad social también padecía de esto, puesto que no podía pagar las prestaciones con cuasimonedas y recibía la recaudación de las provincias, monedas que no podía utilizar.
En esta etapa también se unificó a través de un esfuerzo del Gobierno nacional y del Banco central, en la moneda argentina nuevamente y se absorbieron todas las cuasimonedas.
Esta etapa, que concluye en el 2007, en el término de seguridad social empieza a tener una mayor profundidad de reformas institucionales a partir del año 2008, con dos ejes fundamentales que envió la presidenta de la nación, Cristina Fernández de Kirchner, en las cuales yo fui el responsable del diseño, también orientadas a lo que tiene que ver mejorar el nivel de prestaciones respecto a la sustitución de salario y el nivel de cobertura y sustentabilidad del sistema a largo plazo.
Estas dos leyes fueron primero una Ley de Movilidad Jubilatoria. En la Argentina hubo 14 años de jubilaciones congeladas; el nivel de las prestaciones quedó congelado durante 14 años y no sólo quedó congelado sino que cuando hubo uno de estos planes de austeridad impuesto por el Fondo Monetario Internacional al gobierno que había en la Argentina en el año 2000, una de las medidas que se tomaron fue reducir en términos nominales todas las erogaciones del sector público, salvo las erogaciones financieras, porque se hicieron dos operaciones financieras muy grandes que fueron megacanje, denominadas megacanje y blindaje y aumentaron la proporción del uso del presupuesto público para pagos al Sistema Financiero, y al mismo tiempo disminuyeron en un 13 por ciento en términos nominales las prestaciones del sector público.
Esto involucraba tantos sueldos de docentes, obviamente los salarios de los trabajadores del sector público, pero también existió la insensibilidad de que se rebajaran en un 13 por ciento las prestaciones de jubilaciones y pensiones a todos aquellos quienes las recibían.
Imagínense ustedes el golpe que fue esto en términos sociales y la caída del consumo, porque a mí siempre me gusta vincular que estas medidas no sólo son injustas sino que además generan un problema para todo el funcionamiento de la economía, porque cuando baja el consumo baja la posibilidad de funcionamiento de las empresas, cae el nivel de empleo, baja el nivel de recaudación del sector público y entonces se entra en un espiral en la cual es muy difícil salir en términos graduales. Y cuando se sale con un shock, también esto es un golpe violento para el conjunto de los que menos tienen en un país.
Diseñamos una Ley de Movilidad Jubilatoria para institucionalizarla de aquí en adelante a partir del año 2008.
Esta ley también tiene una innovación. A partir de ella, a partir de la sanción de dicha ley, las jubilaciones y pensiones en Argentina aumentan todos los meses de marzo y septiembre, es decir, dos veces al año mediante una fórmula que no sólo tiene el complemento tradicional, que es estar atada a la evolución de los salarios, sino que también tiene otro componente que le da crecimiento pero a la vez sustentabilidad, que es cómo crecen los recursos tributarios que ingresan a la seguridad social.
En la fórmula de aumento de las jubilaciones es un promedio simple entre el incremento porcentual de los recursos tributarios de la seguridad social y el incremento porcentual del salario medio en la República Argentina.
Esto ha permitido que la sustitución del salario en nuestro país llegue alrededor del 79 por ciento en promedio en la actualidad. Venía de niveles muy bajos de 30 o 40 por ciento de sustitución y hoy se está acercando al 79 por ciento, y lo más interesante es que ha ido creciendo de la aplicación de la ley hasta hoy y nosotros esperamos que esta nueva regla institucional haga que siga creciendo el nivel de sustitución del salario.
Y a fines del año 2008, llevamos adelante la gran reforma, la Presidenta envió al Congreso de la Nación una gran reforma que implicó terminar definitivamente con el Sistema de Capitalización Individual para comenzar o retomar una administración del sector público de todo el Sistema de Seguridad Social.
Esto sin duda ha sido muy exitoso, tanto en términos previsionales como en términos económicos en nuestro país, porque ha permitido aumentar el nivel de cobertura. Les decía que a fines del año 2007 la cobertura había superado el 90 por ciento.
En la actualidad, en el mes de marzo de este año ha superado el 97 por ciento la cobertura del Sistema de Seguridad en Argentina. Y, como le decía antes, el nivel de sustitución del salario ha crecido notablemente, pero además tenemos un sistema que es sustentable en el tiempo, que tiene un fondo, que administra un fondo; que ahora me quiero referir particularmente a esto y que la orientación de la administración de ese fondo ha cambiado notablemente; ha cambiado de ser un fondo administrado en forma privada hacia sistemas financieros, a ser un fondo que es administrado en términos de su aplicación a la economía real y a la creación de puesto de trabajo en nuestro país.
El primer dato notable es que nosotros recibimos un fondo que rodaba entre 25 y 28 mil millones de dólares, acumulados en 14 años, en el año, como les decía antes, 2008, y del 2008 hasta hoy lo hemos llevado alrededor de 55 mil millones de dólares.
Es decir, que la administración estatal no sólo no ha sido ineficiente sino que ha dado excelentes resultados en términos de sustentabilidad del sistema y me parece interesante tomar algunos ejemplos, porque en la parte teórica yo me refería con bastante poco gusto al rol de las calificadoras de riesgo en los sistemas financieros internacionales.
Una de las cláusulas que tienen la mayoría de los fondos institucionales o todos los fondos institucionales en el mundo, es requerir una calificación de una de las grandes empresas, para poder comprar algún título.

Y esto hace claramente que están orientadas a las preferencias de esas empresas calificadoras de riesgo que, repito, no han tenido muy buenos resultados ni en cada país ni en términos globales, como queda claro en el año 2008 hasta la fecha.
Cuando enviamos la ley al congreso una de las cuestiones modificatorias fue que el fondo que íbamos a recibir para su aplicación en proyectos de inversión de la economía real, no iba a requerir más o no requiere más, mejor dicho, a partir de su sanción, de calificaciones.
Que esto puede ser hecho o bien por una calificadora de riesgo, pero también por una universidad nacional, pública o privada, para hacer el análisis de inversión de un proyecto.
Y fíjense la paradoja de la economía global: en el año 2009 la empresa General Motors, una de las grandes empresas productoras de automotores en el mundo, tenía un proyecto de inversión en la República Argentina para un nuevo vehículo, vehículo que se denominaba Asile, que era un proyecto muy importante para la estrategia de la República Argentina, porque la gran mayoría, cerca de 70 por ciento de estos vehículos, eran para la exportación.
Pero además generaba mil 500 puestos de trabajo directos y se supone que tres veces más de puestos de trabajo indirecto en la industria automotriz, autopartista.
Y volviendo al tema previsional, esta es la clave de un sistema previsional, tener puestos de trabajo porque los ingresos de la seguridad social vienen mayoritariamente del aporte de los trabajadores y la contribución de los empresarios.
Entonces, cualquier inversión vinculada a un fondo de este tipo, debía poner especial énfasis en la cantidad de puestos que se crean de trabajo, porque eso, más allá de la rentabilidad que tenga el proyecto, genera una rentabilidad adicional para el sistema de seguridad social y le da sustentabilidad en el tiempo.
Como la casa matriz de General Motors entró en crisis en Estados Unidos, incluso creo que hasta entró crisis porque estaba en una situación de temblor financiero, suspendieron o decidieron no llevar adelante el proyecto de inversión en la República Argentina, en la ciudad de Rosario.
Entonces, discutiendo el tema con la presidenta, tomamos la decisión de que fuera la primera experiencia de aplicación de las inversiones del sector privado, del fondo que administra el sector público.
Era un proyecto que requería 70 millones de dólares y bueno, ahí fuimos a, la empresa presentó su proyecto de inversión y fuimos a tratar de llevarlo adelante.
¿Con qué nos encontramos?
Con que ninguna calificadora de riesgo, dada la situación de la casa matriz y dada la situación de la economía global, quiso hacer la calificación de este proyecto de inversión.
Ninguna quiso llevar adelante la tarea para la cual están diseñadas y entonces fue una oportunidad espectacular para poner a prueba el nuevo sistema, el sistema de que una universidad pública pudiera hacer el análisis de riesgo de esa inversión y lo llevó adelante la Universidad de Buenos Aires, una universidad de gran prestigio en nuestro país y obviamente le dio el visto bueno, certificó que el proyecto era elegible para una inversión.
La cuestión es que la inversión se hizo, el sistema de seguridad social le prestó los 70 millones a General Motors; la planta se puso en marcha, se contrataron los trabajadores, se importaron los automóviles y la firma General Motors hizo el repago completo del crédito antes del plazo de vencimiento del mismo.
¿Cuál es la paradoja de esta historia? Fíjense ustedes: si se hubieran seguido las recomendaciones de las calificadoras, se hubiera perdido valor, se hubiera perdido creación de valor en nuestro país. Se hubieran perdido la potencialidad de generar puestos de trabajo en nuestro país.
Entonces me parece que es un ejemplo claro del sentido que deben tener las inversiones de un sistema de seguridad social porque además todo ese tema financiero vive inventando estos conceptos que va cambiando con el tiempo según les convenga a ellos y no a quienes ellos están regulando.
Fíjense ustedes: en el año 2001, antes que se produjera la explosión y caída de la República Argentina, el Fondo Monetario había recomendado seguir invirtiendo en la Argentina y llevó adelante las operaciones de media canje y blindaje y las empresas calificadoras ponían muy buena nota a nuestro país.
Cuando empezó, porque esa buena nota estaba más vinculada a las políticas pro mercado que a la performance y a los fundamentos económicos de ese momento.
Cuando empezó la debacle, se le aplicó a la Argentina una teoría económica que estaba dando vuelta, que era la del Moral Hazard.
O sea, no ayudemos a quienes tienen problemas porque si no esto contagiaría a que todos pidan ayuda y sepan que van a ser rescatados.
Entonces cortemos de tajo esto, le soltaron la mano a la Argentina, y la Argentina cayó en la situación que les describía hace un rato.
Fíjense qué distinto lo que pasó en el 2008, ¿no? Cuando las que caían eran las grandes instituciones financieras, se cambió el término, siempre es un nombre lindo.
Ya no fue Moral Hazard. Ahí pasó a llamarse “to be to fail”. Y entonces hay que ayudar a las grandes instituciones para que no se caigan porque eso genera un riesgo sistémico.
Quiere decir que nunca son conceptos científicos sino que son conceptos ideológicos y de conveniencia los que se ponen en discusión cuando se trata de experimentos en nuestros países, porque ninguno de los países centrales tiene un sistema de capitalización individual para su sistema de jubilaciones y pensiones.
Muy por el contrario, todos ellos tienen sistemas públicos de reparto y lo sostienen así. Los experimentos son llevados adelante en nuestros países para ver cómo sucede.
En total, si el dolor de los pueblos está lejos, se siente menos.
Por eso yo creo que la experiencia argentina en ese sentido con su más y con su menos, con sus dificultades, con sus errores, es muy valiosa para ser tenida en cuenta y considerada, no sólo por aquellas etapas en las cuales sentimos que nos ha ido bien, sino también para ver qué pasó con los experimentos cuando no sucedió en este sentido.
Fíjense que hoy nuestro sistema de seguridad social es robusto, es sustentable, da una respuesta, todavía no la que siempre aspiramos a que tenga porque bueno, es la construcción de un camino, pero por lo menos estamos caminando por esa senda, la de robustecer el sistema de seguridad social, que además ha permitido que se dieran otras respuestas.
Hoy los jubilados y pensionados en la República Argentina, que en otras épocas accedían al crédito sólo a través de lo que elegantemente se denomina “sadu banking”, o sistema financiero informal, pagaban tasas de interés monstruosas y hoy pagan las tasas de interés más bajas porque hay una tarjeta de crédito que la administra el sistema de seguridad social y entonces puede llevar las tasas el mínimo.
A través de este sistema de seguridad social le hemos logrado poner en marcha una asignación universal para todos los niños y niñas que sus papás no tienen trabajo y entonces tienen un ingreso a través de una asignación universal, pero un ingreso que no se da simplemente por la condición de no tener su padre trabajo, sino que se da también vinculado a la obligatoriedad de cada año validar el nivel de educación, es decir, haber cumplido el ciclo electivo y haber cumplido el ciclo de vacunación en el país.
Con este sistema de seguridad social hemos logrado que cada uno de los niños que va a una escuela pública secundaria, tenga una netbook personal para su uso; lo cual sin duda es indispensable para enfrentar el nuevo reto de que no haya analfabetismo informático; porque esos niños también se van a tener que incorporar a un mercado laboral muy exigente, cada vez más exigente en términos tecnológicos.
Y me parece que para terminar esta experiencia compartida, me parece que vale la pena una parábola, una metáfora: Yo les decía que en la Argentina en el año 2003, el presupuesto público se usaba el 5 por ciento del PBI para erogaciones en pago de deuda externa y sólo el 2, 2.5 por ciento para el sistema público educativo.
En el último año, nosotros hemos logrado revertir esa ecuación y en la República Argentina se usa menos del 2 por ciento para pagar deuda externa y el 6.5 por ciento para financiar el sistema educativo.
Por eso estamos muy orgullosos, sabiendo todo lo que nos falta y estamos muy orgullosos de poder compartir –querido Mayans– aquí con ustedes, en nuestra querida y hospitalaria República Mexicana, Estados Unidos de México, todas nuestras experiencias, las malas y las buenas.
Muchas gracias por recibirnos y que puedan sacar muchas conclusiones positivas de todas estas actividades de la seguridad social que están llevando adelante.
PRESENTADOR: Damas y caballeros, agradecemos las palabras del doctor Amado Boudou, vicepresidente de la nación de Argentina; así como agradecemos la presencia de la comitiva de la nación argentina que esta mañana nos acompaña:
La embajadora Patricia Vaca Narvaja.
El director general de Relaciones Internacionales del Honorable Senado de la nación de Argentina, el señor Sabino Vaca Narvaja.
El secretario privado, el señor Eduardo Romano.
El director general de Imagen Institucional y Tecnologías de la Comunicación del Honorable del Senado de la nación Argentina, el señor Sergio Poggi.
También nos acompaña el diputado Miguel Alonso Raya, coordinador del Grupo Parlamentario del PRD.
A continuación, se entregará un reconocimiento a nuestro conferencista, el licenciado Amado Boudou, vicepresidente de la nación de Argentina, por parte del senador Fernando Enrique Mayans Canabal, presidente de la Comisión de Seguridad Social
SENADOR FERNANDO MAYANS CANABAL: Me dice, a ver, si me permites un segundo, me dice el doctor Amado que si gustan podemos manejar algunas preguntas.
Digo, no siempre se tiene al vicepresidente aquí con nosotros, y con esta experiencia tan importante en América Latina, ya ven que todos los caminos que estamos emprendiendo a nivel de la seguridad social nos están llevando, con este neoliberalismo, a las cuentas individuales. Aquí ya vivimos la experiencia de la Argentina, pasaron por ahí y ahora ya retrocedieron con…
LICENCIADO AMADO BOUDOU: Avanzamos.
SENADOR FERNANDO MAYANS CANABAL: Bueno, avanzaron, perdón.
Dieron un paso atrás, en el sentido de las cuentas individuales, estatizaron la seguridad social y ya escucharon de viva voz todos los beneficios y los logros económicos, financieros y sociales que se están llevando a cabo en nuestra hermana República de Argentina.
A ver, algunas preguntas.
Si nos sentamos, y te agradezco este espacio. No estaban contempladas preguntas, pero él así ha deseado.

(FALLA DE SEÑAL)

SENADORA LUZ MARÍA BERISTAIN NAVARRETE: …a la que tanto admiramos y quisiéramos tantas mujeres poder seguir su ejemplo. De veraz, muchas gracias.
Y ahora la pregunta –es que estoy muy emocionada, me gustó mucho todo lo que aquí se dijo– es que hay, qué bueno que aquí vamos a contrarrestar hoy una ola de difamaciones que medios de comunicación irresponsables han dado, porque esta es una forma de contarles la verdad.
Aquí pregunta Gonzalo Romo: ¿Piensa que México podría estatizar el Sistema de Pensiones o bien con una sola AFP nacional?
LICENCIADO AMADO BOUDOU: Bueno, esta pregunta me sube a una reflexión, que es que no hay un solo modelo que sirva para todos los países. Nosotros podemos exponer nuestra experiencia, compartirla, pero justamente si nosotros nos plantamos frente al fondo monetario para decirle: “No vamos a aceptar un modelo” tampoco podemos pretender que nuestro modelo sea el que le sirve a distintas sociedades.
Cada sociedad con su base cultural, con sustituciones económicas, con su dotación de recursos naturales, con sus capacidades humanas es la que debe, a través del debate político lograr las transformaciones que mejoren su capacidad de sus prestaciones.
Pero bueno, hay varios modelos en pugna. El modelo de una administración de una sola AFJP –como se llama en Argentina– estatal, es una posibilidad. Yo creo que es una posibilidad superadora.
El modelo de, bueno, como tenemos la administración del Estado también es una posibilidad.
Existen países que tienen un modelo de cuentas nacionales que son cuentas que se llevan en términos individuales dentro del Estado, pero hay una unidad de cuenta que se va calculando cada año para calcular la prestación.
En todo caso, me parece a mí que lo importante es poder analizar en cada sociedad cuál es el modelo que te va a dar una mejor respuesta en términos de cobertura en el futuro, dada la posibilidad o no de tener un trabajo formal de la sociedad en la etapa de vida activa y cuál es el mejor modelo que te va a poder dar una creciente tasa de sustitución del salario a través de algún mecanismo de actualización del fondo o de la dinámica de los ingresos del sistema que se requiera.
Me parece que lo importante es el debate, es poder discutir; poder discutir sin miedo, sin tapujos. A veces a nuestras sociedades le hacen creer que tomar una medida de este tipo es terminar con un arreglo social o que muchas veces se dice: “Si no conseguís deuda, se acaba tu país”; y, bueno, Argentina todos estos años ha vivido sin tomar deuda y ha podido avanzar, o lo ha hecho en términos cuando ha decidido y ha necesitado hacerlo.
Es muy distinto cuando uno vive con la espada de Damocles del consejo de los grandes centros de poder permanentemente en la cabeza, porque ellos toman decisiones no pensando en el país.
Es interesante la pregunta desde este punto de vista. Cada sociedad seguramente puede encontrar un arreglo superador, sólo que creo que una de las claves es que el Estado tiene que tener un rol directriz en el Sistema de Seguridad Social.
El Sistema de Seguridad Social no puede ser dominado o manejado por las reglas del mercado, porque pierde la esencia misma del sentido de seguro social.
A partir de esta definición, bueno, hay distintos modelos: el de la AFP única, el de la administración pública de los fondos a través de una agencia, o inclusive la posibilidad, hay países como en Estados Unidos que los fondos son girados mensualmente al tesoro de la Nación a cambio de un pagaré y los administra directamente el tesoro, y ahí nadie se asusta ni nadie se rasga las vestiduras de lo que se hace con esos fondos que van a pasar directamente al presupuesto público cada mes.
Cada sociedad seguramente debe darse este debate y buscar una solución. Lo que sí tenemos a la luz, distintas experiencias que marcan distintas performance en el tiempo.
SENADOR FERNANDO MAYANS CANAVAL: Por cuestiones de tiempo vamos a tener que dejarlo hasta aquí, agradeciéndole profundamente al Vicepresidente que haya tenido el detalle de estar aquí con todos ustedes, con nosotros, el Senado de la República, aquí en nuestro país.
Vamos a pasar a una pequeña reunión con el Presidente del Senado Mexicano, el senador Miguel Barbosa, y luego el Vicepresidente tiene su agenda.
Y yo les agradezco mucho su atención. Vamos a continuar a la brevedad con el primer panel el día de hoy con nuestros expertos que ya los veo por aquí, y con las experiencias de Uruguay, muy importantes, la experiencia de Colombia, y en fin.
En breve vamos a continuar y agradeciéndole al Vicepresidente le entregamos aquí un pequeño obsequio y un reconocimiento con mucho cariño y afecto y estamos muy honrados con la presencia.

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