La complejidad de un fenómeno como la migración ya no permite dirigirse únicamente a sus consecuencias, sino que nos exige atender las causas que la provocan, aseveró la senadora panista Gabriela Cuevas Barron.
Por ello, apuntó, debe existir corresponsabilidad y solidaridad para generar acciones que resuelvan el problema.
“Los migrantes reclaman que los apoyemos para poder mirar el futuro con un mínimo de esperanza, por ello es necesario actuar cuanto antes, haciendo todo lo que esté en el ámbito de nuestra responsabilidad”, indicó.
La legisladora señaló que la corresponsabilidad obliga a los países de origen a trabajar activamente para que se respete el derecho a no migrar, a contar en su lugar de residencia con oportunidades para vivir con dignidad, trabajo, educación y salud.
“La corresponsabilidad nos empuja a que los países de tránsito se comprometan a respetar los derechos humanos de los migrantes, a hacer realidad su dignidad, a combatir al traficante sin penalizar al migrante”, dijo.
Enfatizó que el reto inmediato es el que tienen frente a sí los países de destino, empujados a desarrollar al máximo su capacidad de acogida, encuentro e integración, respetando la diversidad del migrante y ofreciéndole la dignidad por la que lucha.
“Históricamente las fronteras se inventaron para dividir nuestros países, pero nunca pudieron ser barreras lo suficientemente altas para detener los sueños de un padre o una madre que aspira a darle a sus hijos un mejor futuro; los mares nos alejaron, pero nunca hubo un mar lo suficientemente profundo como para impedirle a una familia su deseo de reunificación”, consideró.
Refirió que, como en todo problema de la vida, la crisis migratoria global es más fácil verla que dar soluciones.
“No podemos esperar hasta que una fotografía sobrecogedora nos impulse a la acción, hoy hay miles de personas que sin fotografía de por medio se hunden, se mueren, se asfixian en la puerta de nuestras propias casas o en las autopistas de nuestros propios países”, sostuvo.
Afirmó que se requiere una cultura de la acogida y el encuentro, ya que es la única que puede ayudarnos a superar los prejuicios y los miedos que nos destruirán, creyendo que nos protegen.
“El mundo nunca fue tan pequeño como ahora y, sin embargo, queremos seguir manteniendo las mismas herramientas, las mismas acciones que no nos funcionaron en el siglo XX; frente a estos problemas, tenemos que reunir el valor de concebir un nuevo proyecto de futuro, el miedo tiene que cambiar de bando”, expuso.
Cuevas Barron aseguró que sin acciones reales que nos saquen de nuestro espacio de confort, migrante y víctima serán la mayor de las veces sinónimos.
“Sin acciones claras de corto y largo plazo, migrante y excluido serán la mayor de las veces sinónimos, porque la indiferencia y el silencio abren el camino a la complicidad cuando vemos como espectadores a los muertos por sofocamiento, penurias, violencias y naufragios”, concluyó.
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