Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

 

  • Agustín Carstens y José Antonio Meade atentan contra la economía familiar de los mexicanos
  • Pretenden salarios mínimos de hambruna en 2017, se prevén más recortes, créditos más caros y más austeridad”, dijo Robles Montoya.

 Por ello, el senador Benjamín Robles Montoya, del PRD, sostuvo que la relación entre la depreciación del peso mexicano y la elección de Donald Trump como Presidente de Estados Unidos “nada tiene que ver”.

“En realidad, Agustín Carstens (Banco de México) y José Antonio Meade (SHCP), quieren usar los resultados electorales de la unión americana para aplicar otro paquetazo de austeridad, más recortes presupuestales, encarecer la inversión productiva con un aumento innecesario y desmedido de la tasa de interés y aprobar un salario mínimo de hambruna para 2017. Así lo dieron a entender en sus alarmistas declaraciones conjuntas del pasado 8 de noviembre”, dijo el legislador por Oaxaca.

Robles Montoya, señaló que ambos funcionarios están dando prioridad al pago de la voluminosa deuda pública interna con una “devaluación hormiga” de forma tal que con una misma cantidad de dólares puedan disponer de más pesos y cumplir con las obligaciones internas.

Y que con las ya consabidas argumentaciones que vivimos en un régimen de “libre flotación”, “éstas solo sirven para justificar la protección de la especulación y la negación a dirigir las ganancias del país hacia la producción. A esto, ellos le llaman la defensa de los fundamentales macroeconómicos”.

 Robles Montoya, recordó que cuando Enrique Peña Nieto se encontraba en campaña prometió a los trabajadores: “vas a ganar más por tu trabajo”. Sin embargo, mientras la devaluación en los últimos cuatro años asciende a 61 por ciento -- en el mismo período--  los aumentos de los salarios mínimos en promedio no alcanzan el 4.5 por ciento. 

“Con el agravante que casi el 60 por ciento de los alimentos que consumimos son de origen importado generando más detrimento del poder adquisitivo de los deteriorados ingresos familiares por el aumento de los precios”, señaló el legislador.

En este sentido la Comisión Económica para América Latina (Cepal) menciona que el salario mínimo mexicano no alcanza ni para comprar la canasta alimentaria que se compraba en el 2000 cuando ya era  altamente insuficiente.

Ya para el año 2013, el 52.8 por ciento de la población no pudo adquirir la canasta alimentaria con el ingreso por su trabajo, señala el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Con ello, Robles Montoya pregunta: ¿qué significa esta combinación de menor poder adquisitivo de bienes de salario mínimo de hambruna con más devaluación?.

“Porque queda claro que la política monetaria y fiscal de este gobierno promueve la pobreza y del deterioro físico de la población”, señaló.

  Violan la Ley con el cuento de la productividad monetaria

El legislador, dijo estar de acuerdo que el progreso y optimización de cualquier economía se sustenta en el aumento de la productividad física; es decir de la innovación y el aumento de la calidad de la mano de obra. 

“Pero los funcionarios públicos no se refieren a incrementar esa productividad física, se refieren a incrementar la productividad monetaria pagando menos por salarios”, señaló.Comentó que uno de los más fervientes defensores de ese tipo de  ganancias, es el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), “ porque propone aumentar la productividad laboral quitando –inclusive—el salario mínimo, la repartición de utilidades, los beneficios de las prestaciones, el despido temporal de los trabajadores y la quita de la seguridad social”.

Y como se sabe, adelantó Robles Montoya, que antes de fin de año, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) dará a conocer el aumento que aplicará a los Salarios Mínimos, junto a Jose Antonio Meade (SHCP), quienes coinciden en que ese incremento debe hacerse en función de la “productividad laboral”, dejando de lado el mandato constitucional que obliga a que el salario debe estar en función del bienestar de la familia.

“En conclusión –como le referí, la semana pasada— Enrique Peña Nieto y sus funcionarios son promotores del colapso de la economía familiar, lo cual es un atropello a la dignidad y a la inteligencia humana”, concluyó Robles Montoya