Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Versión estenográfica del encuentro con el doctor Fernando M. Reimers, catedrático de la Escuela de Graduados en Educación de la Universidad de Harvard, con la Comisión de Educación del Senado de la República.

SENADOR JUAN CARLOS ROMERO HICKS: Muy buenas tardes. Muchas gracias a todos por su presencia.

 

Quiero darle la bienvenida y el reconocimiento al doctor Fernando Reimers. Como es de nuestro conocimiento, él trabaja en la ciudad de Harvard, en la Escuela Internacional de Educación y parte de su gran vocación académica ha sido el tema de la innovación.

 

El viernes pasado, aunque no hemos tenido oportunidad de estudiarlo a conciencia, nos dejaron una publicación de él, con el Fondo de Cultura Económica, que es “Enseñanza y aprendizaje en el siglo XXI”.

 

Él llegó hace unos cuantos días y ha estado teniendo encuentros de carácter académico con diferentes sectores. El día de hoy lo hará con algunos miembros de la Comisión de Educación.

 

Don Fernando, quiero comentarle que están aquí varios senadores presentes:

 

El senador Manuel Bartlett, quien fue secretario de Educación, a quien usted identifica muy bien. Lo acompaña el doctor Luis Benavides, que es un académico de gran prestigio, de años.

 

Está el senador Juan Carlos Flores. El senador Víctor Hermosillo. La senadora Martha Tagle. La senadora Martha Palafox. El senador Raúl Morón, que es aparte secretario de la Comisión. La senadora Luisa María Calderón. El senador Sofío Ramírez.

 

Y hay personas del Instituto Belisario Domínguez, que es el órgano de estudios legislativos del Congreso, que acompaña con estudios de carácter académico. Alberto nos acompaña, entre otras personas que están con nosotros.

 

Me gustaría escuchar comentarios de parte de usted. Es un formato muy casual de comentarios y después entrar a un diálogo.

 

Por favor, doctor Reimers.

 

DOCTOR FERNANDO M. REIMERS: Muchas gracias, senador Romero Hicks.

 

En primer lugar, quiero pedirles disculpas porque sé que llegué más tarde de lo que estaba previsto a esta reunión. Lo siento.

 

Yo quiero contarles cuál es la génesis de este libro y sintetizar un poco el argumento principal del libro.

 

A ver, para ubicar esta génesis en su origen:

 

Nací y crecí en Venezuela, en una época extraordinaria en la cual ese país hizo una transición a la democracia; que está en este momento muy lastimada, como ustedes saben. Y gracias a las oportunidades educativas que yo recibí, descubrí que la educación era lo que le permitía a las personas convertirse en arquitectos de su propia vida.

 

Me fui a hacer estudios de doctorado en Harvard en el año 83, con la intención de que algún día iba a ser secretario de educación del país donde había nacido, pero la vida da vueltas que uno nos e imagina.

 

Hace 30 años que trabajo en materia educativa, y 20 de estos 30 años pensaba que darles a las personas oportunidades educativas consiste en asegurar que puedan ir a la escuela, que puedan pasar en la escuela mucho tiempo, y que las escuelas logren los objetivos que se proponen.

 

Y un par de hechos hace ya 15 años, me hicieron cambiar de forma de pensar. Uno de ellos fue que el país donde yo había nacido y crecido, y que me había dado a mí y a otras tantas oportunidades, y yo fui, como la mayor parte de mis compañeros, la primera persona en mi familia que tuvo la posibilidad de ir a la universidad, y eso era inusual. Venezuela era en los años 70 y 80 el país que había experimentado mayor movilidad educativa generacional como resultado de políticas de Estado.

 

Y en el año 98, como ustedes saben, ese país eligió una persona que le hizo una oferta de este tipo. Yo sé que hay personas que están sufriendo, voy a ocuparme de sus necesidades, y para hacerlo tengo que prescindir un poco del régimen de libertades y de mecanismos democráticos.

 

Y a mí eso me produjo mucho desconcierto, como siempre he valorado mucho la libertad, nunca entendí que alguien pudiera aceptar una oferta de entregar la suya propia a cambio de cualquier cosa; a cambio de pan.

 

El segundo evento que me hizo descubrir que oportunidad educativa era más que permitir que las personas fuesen a la escuela, fue que el 11 de septiembre de 2001, un grupo de 19 jóvenes secuestraron unos aviones y lo utilizaron para causar muchas muertes estrellándolos contra las torres gemelas, contra el Pentágono, etcétera.

 

Y eso a mí me produjo mucha disonancia cognitiva, porque todos estos jóvenes habían ido a la universidad. Y, dado que hasta ese momento mi aspiración había sido que la mayor cantidad de personas posibles pudieran lograr el mayor nivel educativo posible, el descubrir que alguien podría utilizar su talento no para expandir el progreso, no para expandir el bienestar suyo y de los demás sino para causar muerte y destrucción, pues no tenía unos esquemas para entender esto.

 

De manera que estos dos acontecimientos, el hecho de que un pueblo entregara su libertad a cambio de la promesa de seguridad, y el que 19 jóvenes que habían podido ir a la universidad utilizaran su talento para causar muerte y destrucción, me hizo preguntarme qué es lo que hace que la educación contribuya a formar ciudadanos comprometidos con su libertad; ciudadanos con la capacidad de convertirse en arquitectos de su propia vida y personas que puedan construir y mejorar las comunidades de las que forman parte.

 

Y eso hizo que, en primer lugar, revisara los currículas de estudios de educación ciudadana en los países de América Latina, y que descubriera que estos currículas por lo general eran bastante aburridos, y que esta era la asignatura más aburrida para la mayor parte de los jóvenes.

 

Contacté a un amigo que trabajaba en aquel momento en el Banco Interamericano de Desarrollo y que solía reunir a los viceministros de educación una vez al mes, y le dije: Yo quisiera hablar con los ministros, porque creo que el futuro de la democracia en este hemisferio depende de lo que hagan las escuelas. Lo que, por cierto, no es novedoso; en el fondo la escuela pública es un hermano gemelo de la institución democrática.

 

Ambos son producto de la Ilustración, este movimiento extraordinario, filosófico que en el siglo XVI se esparce por Europa y otras partes del mundo, y que plantea que debemos reemplazar la aspiración de sufrir en esta vida para esperar una vida mejor en la siguiente por hacernos artífices de nuestra propia vida, asociarnos con los demás para mejorar las condiciones de vida en este mundo y no en el otro.

 

Y de ahí surge esta idea de que las personas comunes y corrientes tienen la capacidad de gobernarse a sí mismas, y surge también la idea de que para hacerlo -lo decía Jefferson: “No hay democracia sin ciudadanos democráticos” y lo decía ciertamente Vasconcelos y antes que él Domingo Faustino Sarmiento y todas las personas que han construido esta arquitectura global de educar a todas las personas.

 

Empiezo a estudiar, de hecho me reunid con los subsecretarios y les digo: Aquí el tema de educar el tema de la ciudadanía debería ser el tema de la educación. De hecho, para qué es la educación sino para formar ciudadanos democráticos.

 

Y dedico 10 años de mi vida a estudiar qué hace que una educación sea democrática. Estuve de lo más entretenido en aquel momento haciendo una evaluación experimental de un programa que han creado exalumnos míos mexicanos para empoderar a jóvenes que viven en zonas marginales en la escuela.

 

Y el programa este consiste en tomar el currículum de estudios de educación cívica, que es muy bueno por cierto el último currículum, y formar a los profesores para poder enseñar ese currículum. Y lo hacen de dos maneras:

 

Una manera es enseñarles a hacer planes de clase, y la otra es enseñarles a los profesores una metodología para que tomen a estos jóvenes a identificar un problema de sus comunidades y durante un año hagan algo para resolver el problema.

 

Y me doy cuenta que, efectivamente, uno puede enseñar a los jóvenes a desarrollar confianza en sí mismos, en el futuro, en los demás, en la cultura de la legalidad, en fin. Desarrollar todas las competencias que aspira cualquiera que lidere una educación en una sociedad democrática que la escuela pública haga.

 

 Y estoy haciendo ese trabajo cuando conozco a una emprendedora social extraordinaria, una mujer nacida en Jordania, llamada Soraya Salfi, está haciendo una cosa muy distinta.

 

Lo que está haciendo es enseñarle a jóvenes en 13 países del Medio Oriente a crear negocios, a crear una pequeña empresa y Soraya me dice: lo que estoy tratando de hacer es lo mismo que están tratando de hacer tus alumnos con estos programas de educación democrática.

 

Le digo, no puedo creerlo, dice claro, sólo que lo estoy haciendo en un sitio donde son monarquía y aquí es educación en democracia, pero estoy tratando de enseñar a los jóvenes a descubrir que sí se puede, que ellos pueden, que tengan ganas, que nadie escoge las cartas que les dan en la vida, pero uno puede escoger como juega esas cartas y que en eso constituye ser un ciudadano activo, participativo.

 

En fin, hago una evaluación de los Programas de Islas, que así se llama, que es la versión del Medio Oriente, de The Univer…, un programa que tiene ya más de 100 años, más de un siglo y me doy cuenta que Soraya tiene razón, me doy cuenta que enseñándole a un joven a crear una pequeña empresa, desarrolla muchas capacidades que van más allá de la empresa misma.

 

Descubre sus propias capacidades, descubre su agencia, descubre su voz, descubre la fortaleza que hay en la diversidad.

 

Veo en esos estudios, así como en el de Cívica, todos los prejuicios de todos tipo, acerca de la creatividad de los demás que tienen los chicos que cambia cuando uno los pone a trabajar junto con que él es diferente.

 

Entonces, estos chicos que antes de hacer este trabajo pensaban que si eran jóvenes, que la joven no tiene la misma capacidad que el joven o que el más pobre o que el más oscuro o que si tiene una identidad de género distinta, no tiene los mismos derechos que él, después de hacer un trabajo juntos, cambia esa manera de pensar.

 

Entonces, me doy cuenta que realmente lo interesante de un currículum no es la carátula, sino es pasar la página y mirar un poco más en profundidad cuáles son las competencias que busca desarrollar este currículum y qué formas de enseñanza y qué formas pedagógicas organiza, para que los jóvenes desarrollen esa competencia.

 

Entonces esa es la génesis de un proyecto que lidero, que se llama “La iniciativa global de innovación educativa”, cuyo fin es estudiar y fortalecer la capacidad de escuela pública, de formar ciudadanos con las capacidades que se necesitan para hacerse cargo de su propia vida en el Siglo XXI, para vivir bien, para vivir en sociedad, en relación con los demás, para poder participar.

 

Entonces, esta iniciativa tiene solamente tres pilares: primero, el trabajo de investigación, del cual este libro es el primer resultado.

 

El segundo es participar y coordinar diálogos sociales donde estas ideas se produzcan, en un imaginario colectivo, renovado, más ambicioso, sobre qué puede hacer la escuela pública y el tercer estrado si estas ideas prácticas son simples en el protocolo de herramientas, que le permitan a profesores comunes y corrientes, en cualquier parte del mundo, hace runa educación que de verdad empodere a los estudiantes.

 

Construimos este ejercicio en sociedad, con socios de diferentes partes del mundo. Iniciamos un modelo que no depende de ningún individuo en particular, para que todo sintamos la libertad y a que la vocación así nos llame a dedicarnos a otra cosa y esta iniciativa continúa.

 

Entonces creamos una red que tiene socios en el CIDE, en México, liderado por el doctor Sergio Cárdenas, en el Centro de Investigación de Políticas Administrativas de la Universidad de Chile; en este omento un tanque de pensamiento en la Fundación de Tulio Vargas en Brasil; en la Universidad de Colombia; en el Instituto Nacional de Educación en Singapur; en el Instituto Nacional de Investigación Educativa en China y en Fundación Educativa en la India.

 

Lo primero que hicimos fue sintetizar la literatura que existe, alguna que ustedes seguramente conocen y es que a finales del siglo pasado, de forma independiente, diferentes organismos, diferentes entidades, hacen un ejercicio que no es usual, en la conducción de los sistemas educativos, que es el ejercicio de mirar al futuro, ese futuro que se sabe diferente, y que dice qué debemos enseñar en la escuela.

 

Esto, por ejemplo, la UNESCO lo había hecho antes una sola vez, en los 70 años de historia, cuando la Comisión de Edgar Faure produce el informe Aprender a Ser, que fija una ruta de a dónde la educación pública.

 

Y en los años 90 UNESCO le encarga a Rachel Lost que organice una gran consulta global, una serie de foros globales para preguntarse cuál debe ser el fin de la escuela pública en el siglo 21.

 

Al mismo tiempo con UNESCO hace esto, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico de forma independiente y con muy poca comunicación hace lo mismo.

 

Invita a una serie de especialistas a preguntarse cuáles son las competencias que van a importar en el próximo siglo y cómo se diseñan esas competencias.

 

Y un resultado de este ejercicio son los sistemas de evaluación que ustedes conocen de Pisa.

 

Simultáneamente en los Estados Unidos el departamento de Trabajo comisiona un estudio reconociendo que las nuevas tecnologías de información están transformando la estructura productiva de trabajo y que si los sistemas educativas no animen un poco lo que están haciendo con esto el país va a terminar con muchas personas desempleadas, con muy poca movilidad económica y con probablemente dislocaciones considerables y conflicto por consiguiente.

 

Y el resultado de este ejercicio iniciado por este estudio del departamento de trabajo, una coalición de lo más inusual en la historia educativa de los Estados Unidos, una coalición entre las 4 principales compañías de tecnología, los dos principales sindicatos educativos, la secretaría de trabajo y la secretaría de educación, la coalición por la educación, para el desarrollo de las competencias del Siglo XXI. Y cosas parecidas pasan en otros lugares.

 

En este libro lo que hicimos fue sintetizar esa literatura. Y sintetizar también un estudio reciente que lleva a cabo el Consejo Nacional de Investigación, que como saben ustedes es un consejo creado cuando Abraham Lincoln era Presidente, es una nota de pie de página.

 

Cuando Abraham Lincoln era Presidente terminaba la guerra civil, empezaron a hacerse barcos con el casto de metal y en esos cascos las brújulas no funcionaban y entonces alguien le dice a Lincoln: “cómo hacemos. Estos barcos en el Mississippi se nos van a extraviar, la brújula no funciona”. Y él les preguntó a varios amigos científicos que encontraran la solución al tema de la brújula.

 

No me acuerdo cuál es la solución pero a Lincoln se le ocurrió que era muy buena idea tener una comisión donde los científicos del país pudieran informar problemas de importancia pública y esa era el origen de la Comisión Nacional de Investigación, que es una comisión que encarga a científicos informes de expertos.

 

Y esta comisión produce hace un par de años un informe de expertos sobre cuáles son las competencias del Siglo XXI.

 

De manera que nosotros sintetizamos lo que está en ese informe, los demás que comentaba y en base a ello desarrollamos una taxonomía que dice cuáles son las competencias que importan.

 

Para hacerles esta historia breve, está todo descrito en el libro que yo espero tengan el interés en leer con posterioridad.

 

Esta taxonomía dice las competencias que importan realmente pertenecen a 3 grandes categorías:

 

Por un lado, Comisión. Y la Comisión incluye por un lado conocimiento de ciertos hechos de las disciplinas.

 

Por otro lado capacidades cognitivas de utilizar ese conocimiento para resolver problemas nuevos.

 

Y finalmente innovación y creatividad.

 

Pero eso es sólo uno de los bloques que importan.

 

En un segundo bloque muy importante, que es el conocerse a sí mismos y el poderse hacer cargo de la propia vida.

 

Capacidades como –utilizando las palabras de El Chavo– no achicopalarse cuando unos delegan bien las cosas y de entender que el único problema de los errores es no aprender de ellos y tener la capacidad de reflexionar sobre los errores y seguir capacidades como la de perseverar, capacidades como la de ser emprendedor, capacidades como la de tener ganas de tener una ética de trabajo, una ética personal, lo que llamaban los griegos el carácter.

 

Y finalmente el tercer gran bloque es el bloque de las capacidades que nos permiten entender bajo los demás y lograr cosas juntas, escucharnos, negociar nuestras diferencias, resolver nuestros conflictos de forma pacífica, asociarnos con los demás, movilizar a los demás en pos de un objetivo mayor que nosotros mismos.

 

Bueno, la competencia del Siglo XXI es el entrelazado de esos 3 elementos, como una cadena de ADN y entre esto no es nuevo. Yo creo que los buenos educadores han entendido siempre que buena educación es excelencia académica y carácter y que estas cosas se fortalecen algunas de las otras.

 

Pero una vez que elaboramos esta taxonomía la utilizamos para examinar los programas nacionales de estudio, los estándares nacionales en seis de los países que estudiábamos. Todos los que mencioné menos Brasil y Colombia que en aquel momento no eran parte de la iniciativa.

 

Y el resultado de ese estudio es este libro.

 

Y las conclusiones grosso modo de este libro son: en los últimos 15 años las ambiciones del currículum han aumentado en todo el mundo, porque todo el mundo se da cuenta que lo que se requiere para participar ha cambiado y se da cuenta que la forma en que nos relacionamos unos con otros, son tecnologías que llevamos en nuestros bolsillo, una computadora con mayor poder del que tenía la computadora más grande que había en Harvard, llamada IT, cuando yo llegué ahí hace 33 años; y que esto nos permite hacer cosas de maneras muy diversas.

 

Y eso requiere que hay que desarrollar capacidades distintas en la escuela; qué sentido tiene enseñar muchos hechos cuando todos podemos entrar a Google y encontrar los hechos. Pero sí hay que tener unos esquemas mentales para saber cuáles son los hechos que importan y dónde buscar la información que nos hace falta cuando nos haga falta.

 

Con esta expansión de las ambiciones, de las expectativas de la escuela, ocurre algo paradójico, por lo menos en Estados Unidos, donde hay encuestas anuales en las que se les pregunta a las personas: ¿cuán importante es la educación, el ingreso, el empleo, la seguridad, la salud?

 

La importancia que le asigne al público la educación nunca ha sido más alta. Pero las mismas encuestas cuando se les pregunta: ¿cuánto confía usted en la policía, los militares, la iglesia, los hospitales, la escuela pública?

 

La confianza en la escuela pública nunca ha sido más baja. Entonces cómo explicar esta paradoja de que en un momento en el cual los ciudadanos entienden que lo más importante que hay para una sociedad, para su viabilidad es la educación; haya menos confianza que nunca en la escuela pública.

 

Esto produce unos desequilibrios, unos desasosiegos, unas tensiones difíciles de resolver para cualquier líder educativo; porque le toca a cualquier líder educativo y a los líderes, a los representantes políticos, como ustedes, como el Ejecutivo, responder a estas expectativas con instituciones en las que no hay confianza.

 

La segunda conclusión de este estudio es que con la creciente consciencia en la importancia de la educación y el creciente escepticismo de la capacidad de la escuela pública para resolverlo, el tema de la importancia de la calidad de los profesores se reconoce como más importante que nunca; y en particular el tema de cómo desarrollar capacidades de los profesores para ser muy buenos y de cómo construir mecanismos de mejoramiento continuo que le den a los profesores formación just in time, cuando la necesite para resolver un problema.

 

Estamos en este momento trabajando en un segundo libro, que está examinando programas en el mundo que hacen este trabajo muy bien.

 

Un subproducto de esta iniciativa y que veo que no lo tiene, pero espero que podamos hacérselos llegar, uno de los estudios de caso de este libro es el caso de la reforma educativa en Massachusetts. Llegado el gobernador –no actual, sino el anterior– le encarga al secretario que desarrolle un blueprint, una visión de educación para un estado, que depende de una economía basada en el conocimiento y que es uno de los estado de más idea democrática, que nos desarrolle una visión de qué deben hacer nuestras escuelas para mantenernos en esa posición de liderazgo.

 

Y el secretario hace eso y produce un informe maravilloso, que les recomiendo que lo lean, es muy bonito. La única desventaja del informe es que muy pocas personas lo han leído y quienes lo escribieron se le olvidó lo que decía el informe, por razones que explicábamos en este case study.

 

Más o menos al mismo tiempo que Massachusetts hizo ese informe, Singapur hizo algo parecido. Singapur, como ustedes saben, es una nación que hace 50 años era un pantano donde lo que había eran personas analfabetas y malaria. Es un país accidental, un país que resulta del hecho de que Lee Kuan Yew, que convence a Malasia que se asocien para hacerse nación independiente, le invita el Parlamento de Malasia a dar un discurso.

 

Lee Kuan Yew, un hombre enormemente talentoso, da un discurso en perfecto malario y muchos de estos miembros del congreso de Malasia deciden que éste va a ser el próximo primer ministro; y para evitarlo deciden expulsarlo, a él y a Singapur, de la unión y le dicen: “usted se queda ahí con su pantano”, era un pantano que no tenía ni agua potable.

 

Y hay una entrevista muy linda de Lee Kuan Yew al día siguiente de esta reunión, obviamente eso no es lo que le esperaba al borde de las lágrimas, donde dice: “la única manera de sobrevivir, de ser viable es construir una sociedad basada en el imperio de la ley, en el reconocimiento al mérito y en desarrollar el talento de todas las personas, aquí no sobra nadie”.

 

Singapur pasa de ser uno de los países más pobres de la tierra, a la nación con el ingreso per cápita más alto del mundo y con uno de los mejores sistemas educativos en el mundo. Y lo hace de una forma muy sistemática, pasando por cuatro etapas donde primero meten a todos los niños en la escuela; segundo, aseguran que todos terminen bachillerato; tercero, aseguran que aprendan a pensar; y cuarto, hace siete años están trabajando para que desarrollen competencias para el siglo XXI.

 

Y desarrollan un blueprint menos inspirador que el de Massachusetts, pero donde se lo toman más en serio. Usted va a Singapur y le pregunta a un maestro: ¿Cuáles son los propósitos de la escuela? Y le dice la misma narración que le dice el maestro de al lado, de la escuela al lado del director, el ministro de Educación, el director del Instituto Nacional de Educación.

 

Me pregunta el comisionado de educación de Massachusetts: ¿quién lo hace mejor que nosotros? Y le digo: Singapur. Dice: Aprendamos de ellos.

 

Y entonces enviamos una delegación a Singapur en octubre del año pasado y 15 de los participantes en la delegación escribimos nuestras observaciones en una pequeña carta que publicamos recientemente y que el Fondo de Cultura acaba de publicar con el título de: “15 cartas sobre la educación en Singapur”.

 

Bueno, creo que con esto les doy suficiente marco para que tengamos un diálogo, alguna idea sobre lo que estoy haciendo y lo que estamos tratando de hacer, me parece.

 

SENADOR JUAN CARLOS ROMERO HICKS: Gracias, don Fernando.

 

Don Manuel Bartlett tiene una reunión en la Junta de Coordinación Política y por tiempo me gustaría que aprovechemos, don Manuel, por favor.

 

Adelante.

 

SENADOR MANUEL BARTLETT DÍAZ: Taxonomía, si no la conocemos, en realidad no conocemos ese libro que suena muy interesante, pero habría que ver.

 

Lo vemos muy dentro de la línea de la OCDE, que es el proyecto educativo que se aplicó aquí en México con una reforma constitucional y reformas legales.

 

Y, en esa línea, se pone a la cabeza del sistema educativo la cuestión de las evaluaciones, etcétera. De manera que lo que escucho es un poco esa línea de la OCDE que se ha aplicado aquí en México.

 

DOCTOR FERNANDO F. REIMERS: Yo creo que hay congruencias y diferencias. Creo que la OCDE hizo una contribución muy importante al debate público en educación cuando decidió empezar a hacer mediciones.

 

Y, como usted conoce, la génesis de esto es que Tomas Alexander, que trabajaba en la OCDE, concluyó que muchas veces los ministros se reunían a contarse mentiras, a hablar que lo bien que funcionaban las cosas en sus países cuando él sabía que había poco aprendizaje.

 

Y él se propuso sincerar un poco esas conversaciones con un poco de información de cuánto se aprendía, y los ministros se pusieron de acuerdo en que sería bueno medir y sería bueno medir con instrumentos que reflejaran una visión un poco más ambiciosa de qué competencias eran necesarias para participar en economías basadas en valor agregado sobre la base de conocimientos y en sociedades democráticas.

 

Y, sin duda, yo creo que PISA ha sincerado no solamente las conversaciones de los ministros, sino que ha tenido impactos muy saludables en países como Alemania, por ejemplo, que es uno de los países que lo toma.

 

Hasta que PISA existía muchas personas en Alemania estaban convencidas de que tenían el mejor sistema educativo, y PISA les enseñó que eso no era cierto, y especialmente no era cierto en relación a los inmigrantes y a los hijos de inmigrantes y a los nietos de inmigrantes.

 

En los últimos 10 años, Alemania ha hecho mucho esfuerzo y progreso tratando de cubrir esas deficiencias porque tuvieron el valor de hacer visibles esas diferencias.

 

Yo creo que México es un bonito ejemplo de un país que ha hecho la misma apuesta a la transparencia, a la medición de resultados.

 

No hace demasiado tiempo, apenas 20 años, no había información pública y la creación del Instituto Nacional de Evaluación Educativa creo yo que es una construcción institucional muy importante, absolutamente congruente con el trayecto de profundización de la democracia de esta sociedad que entiende que la sociedad tiene el derecho a que se le rindan cuentas sobre qué aprenden los niños.

 

En donde creo que difiero un poco de PISA, reconociendo todo el valor que PISA tiene, es que PISA al fin y al cabo ha puesto el acento sobre tres competencias cognitivas que son muy importantes pero insuficientes. Y ellas son las competencias de lectoescritura, de comunicación, las matemáticas y las de ciencia.

 

Y a mí me encantaría imaginarme que pudiéramos tener un efecto que fuese parecido al de PISA en ampliar la conversación educativa hacia entender que la buena educación es una educación integral.

 

Que la buena educación requiere ciertamente del desarrollo de las capacidades de lenguaje, matemáticas y ciencia, pero que requiere también de formar personas íntegras personas con la capacidad de llevarse a cabo con los demás de forma respetuosa de sus derechos humanos.

 

Yo creo que en los futuros ciertamente de la democracia pasan más por eso que porque la gente aprenda a leer y a escribir. Creo que no debería preocupar tanto el que en una escuela los niños sean víctimas de violencia perpetrada por otros o sean testigos de violencia como que los niños no aprendan a leer.

 

Los dos son igualmente importantes y seguramente la violencia en las escuelas es más importante al futuro de la democracia en un país que el que los niños aprendan o no a leer en el nivel cinco de PISA.

 

Somos semejantes pero diferentes, querría yo decir. Yo creo que hay cosas muy importantes que ha hecho PISA, y no tengo duda de que la evaluación en educación es saludable.

 

No se pueden resolver los problemas que no se conocen y yo creo que el reconocer los problemas es importante, sobre todo si el reconocimiento sirve para hacer algo.

 

PISA no nos dice qué hacer; PISA nada más es un termómetro que nos dice dónde están las diferencias. PISA nos enseña correlaciones, pero el quehacer requiere una tarea más difícil de ingeniería social, de identificar qué procesos nuevos son necesarios para que los profesores lleven adelante prácticas que les permitan a sus alumnos aprender mejor, y eso es lo que estamos tratando de hacer en esta iniciativa.

 

De manera que pensaría que somos complementarios a las cosas que hace PISA y que hace la OCDE que son muy importantes.

 

Sí le puedo decir que he tenido ocasión de leer el documento de reforma educativa, el de 100 páginas, no el largo de 300, en México. Lo he leído en el curso del fin de semana y me da la impresión de que la orientación de ese documento es absolutamente congruente con lo que vemos en lo que vemos en los diferentes países y reconocer que el futuro de este país requiere desarrollar competencias que incluyan no solamente el conocimiento de los hechos y la capacidad de pensamiento crítico, sino las capacidades de innovación, creatividad.

 

Y desarrollar también lo que ustedes están llamando desarrollo socioefectivo, que es otra manera de hablar de la formación del carácter, de conocerse a sí mismo y manejarse a sí mismo, gobernarse a sí mismo, de relacionarse con los demás y ciertamente esto es muy importante.

 

SENADOR JUAN CARLOS ROMERO HICKS: Si me permite, nada más para destacar la presencia del doctor Sergio Cárdenas, que es quien facilitó esta reunión; fue alumno en Harvard y ahora es investigador destacado del CIDE..

 

Don Manuel, por favor.

 

SENADOR MANUEL BARTLETT DÍAZ: Entendemos todo este proceso, pero altera toda una historia de la educación en este país.

 

Dice usted, a través de los análisis y las evaluaciones se van a encontrar las nuevas necesidades de conocimiento. Eso lo tienen que hacer ante las normales, los profesores están capacitados en las escuelas normales desde el Siglo XIX.

 

Entonces, es ahí donde se tiene que preparar a los maestros y no de repente decir: vamos a evaluarlos a todos, porque sí, porque es la reforma constitucional; vamos a evaluar fuera de la escuela, a través de una técnica que no se usa, que no hemos usado.

 

Aquí, en el sistema educativo se ha evaluado siempre, siempre ha habido evaluación, siempre ha habido profesores, siempre ha habido inspectores, siempre ha habido todo este asunto.

 

Pudiéramos tener un cierto retraso en la definición de cuáles son los conocimientos que habrá que incorporar, pero todo eso se incorpora a través de una reforma y un fortalecimiento de las escuelas normales que tenemos en todo el país para la formación de profesores y no salir a evaluarlos fuera de clase, cuando han tenido una preparación diferente.

 

Eso es lo que ha causado in grave problema aquí en México.

 

DOCTOR FERNANDO M. REIMERS: Yo estoy completamente de acuerdo en que para tener una educación del Siglo XXI tener profesores con las capacidades necesarias para ser profesor en el Siglo XXI.

 

Y que esto requiere no solamente una buena formación inicial. Creo que requiere de varias cosas que tienen que estar, requiere de una narrativa sobre la educación que genere un aprecio por parte de la sociedad, de la educación.

 

Por ejemplo, uno encuentra que en Singapur los autobuses públicos dicen “Maestro, salvador de la patria”, porque todavía en Singapur se pregunta si puede ser viable, o sea, saben que si Malasia cierra el agua, no tienen agua para beber.

 

Entonces, tienen una angustia existencial por sobrevivir y saben que su única posibilidad de sobrevivir depende del talento. A uno le repiten todo el tiempo en Singapur “aquí no sobra nadie, somos cinco millones, pero no sobara nadie, no nos queda sino educar a todo el mundo lo mejor posible” y la única manera de hacer eso es con profesores muy buenos.

 

Entonces, una narrativa importante sobre la educación y sobre la conexión entre la educación y al visión de país es muy importante, porque es la que hace que la gente se interese o no en la tarea de la educación.

 

Segundo, es muy importante por supuesto seleccionar personas talentosas a la profesión docente. En Singapur, a diferencia de Estados Unidos y China, seleccionan en la profesión docente antes de educarlos.

 

En Estados Unidos aceptamos casi a cualquiera que quiera estudiar y los formamos y después tratamos de solucionar después, lo cual es muy complicado, aparte de ineficiente, porque hay un montón de gente que va a terminar frustrada, que no tiene las capacidades. Descubren, después de invertir cuatro años de su vida en formarse para educación, que no pasan la prueba que tenemos.

 

En Singapur lo hacen de otra manera, en Singapur los seleccionan antes de entrar y entra uno de cada 10, no menos como en Finlandia y los mecanismos ya demás les hacen entrevistas, donde buscan evaluar no sólo capacidad cognitiva, no sólo conocimiento, capacidad de comunicarse, sino vocación para enseñar.

 

En la entrevista le preguntan: y usted piensa que todos los niños pueden aprender y algunos que dicen que yo creo que no; si dicen que no, haga otra cosa, le dicen; tú puedes ser un excelente ingeniero de computadoras, seguramente va a tener un papel en la sociedad, pero es muy difícil que alguien enseñe en una sociedad donde piensan que no sobra nadie y piensan que no todos los niños pueden aprender.

 

Entonces, los seleccionan al entrar y ese es el segundo elemento importante.

 

El tercero, sin duda si le dan una formación inicial muy buena, universitaria, en una universidad, ellos han ido evolucionando sus normales. Tenían una sola normal, un centro universitario, una universidad de investigación.

 

La formación ahí es muy buena y es muy buena en parte porque quienes trabajan ahí a diferencia de lo que pasa en muchas escuelas en educación en el mundo pasan una buena cantidad de su tiempo en escuelas resolviendo problemas con los maestros en las escuelas.

 

De manera que en la escuela, en el Instituto Nacional de Educación la gente no va a aprender teorías sociológicas, filosóficas, hay algo de eso, sino que aprenden como aprenden los niños a leer, como aprenden a escribir, aprenden qué es desarrollo infantil, qué es desarrollo ético de los niños. Y aprenden eso como aprenden los médicos la medicina, practicando la medicina. Ese es el tercer elemento.

 

El cuanto, que es muy importante, es que los maestros una vez que son asignados hacia una escuela no tienen permanencia en los primeros años sino que les asignan un mentor y la formación continúa.

 

Se entiende que el primer año es un año que sigue siendo de formación con un maestro más experimentado y si el maestro demuestra que no tiene la capacidad pues que haga otra cosa, hay muchas cosas que se pueden hacer en la sociedad aparte de enseñar a niños que para la gente de Singapur es la función más importante que alguien puede hacer.

 

Y luego hay mucha evaluación y formación durante los 25 años que una persona ejerza en su carrera.

 

Debo decir que en Singapur se evalúa y mucho, y la evaluación ocurre más o menos así, a cada persona la evalúan todos los años dos personas: su superior jerárquico inmediato y una persona que está dos niveles por encima.

 

Y la evaluación está primero orientada a que estas dos personas se pongan de acuerdo sobre cuál es el punto máximo y potencial máximo que pueda alcanzar esta persona.

 

Y una vez que logren ese acuerdo le dicen qué tipo de experiencia habrá que irle dando a esta persona para que llegue ahí.

 

Y entonces hacen formación. Para ellos formación no es sacar a la persona y meterla a un curso de 3 días. Hacen algo de eso pero muy poco.

 

Para ellos formación incluye darles una tarea, darles una comisión, hacerles hacer un proyecto de investigación, ciertamente participar en estas comunidades de aprendizaje, en las escuelas con los profesores en formación, ya sea de mucha formación y mucha de esta formación es en la escuela, no de los maestros formándose unos a los otros sino de los maestros en tracción con personas de fuera de este instituto.

 

Entonces hay mucha formación y hay mucha evaluación todo el tiempo.

 

Les doy una idea de cómo es la formación en Singapur:

 

Por ejemplo, para la formación de directores, le dicen, después de una de estas evaluaciones, a una persona donde han concluido, éste podría ser un buen director de escuela, por cierto o sea el Director de escuela en Singapur tiene tanto respeto, tanto prestigio como ser Secretario de Educación.

 

Entonces le dicen a una persona por qué no va a este curso. La persona se imagina si lo mandan a este curso que están pensando que podría ser director de unas de las 360 escuelas que tiene el país.

 

Esos cursos se parecen más a los cursos que yo conozco que tienen en los West Point, en los institutos de Defensa Nacional, los militares en América Latina, que los cursos de directores que yo conozco en esta región.

 

Lo primero que le hacen a esta persona en formación es: lo sacan de esa escuela y lo ponen en una escuela distinta donde es un huésped y tiene que ir por las mañanas un poco a ser la sombra del director que está ahí y ser un ayudante.

 

Y por la tarde lo mandan al ENAI y lo primero que le enseñan es hacer escenarios, le enseñan un poquito de economía, demografía, sociología, ciencias políticas. Le dicen: ¿cómo podría ser Singapur en 25 años”?

 

Por supuesto los escenarios son múltiples. Unos son un país próspero, completamente integrado en una economía global, líder.

 

Otros son: un país viable donde estudian los unos a los otros porque no pudieron resolver sus diferencias religiosas, por ejemplo, lo cual es parte de la memoria histórica de Singapur.

 

Como ustedes saben su origen casi queman la ciudad porque los tres grandes grupos culturales no se entendían, no se respetaban.

 

Y yo creo que es esa memoria de a dónde lleva la intolerancia y lo frágil que es una sociedad civilizada, lo que se traduce en el énfasis que ellos tienen en enseñar a las personas no sólo a coexistir sino a ver la diferencia como una fuente de oportunidad, de fortaleza.

 

En fin, les enseñan a estos directores información a ser escenario y luego les dicen: ¿y cómo podría ser la escuela que nos haría falta para que tuviéramos el mejor de los escenarios y no el peor?

 

Y cuando lo tienen claro, le dicen: ¿y cómo sería una ruta para ir de donde estamos o ir allí?

 

Y cuando lo tienen claro, le dicen: bueno, ¿y por qué no va empezando un proceso de la escuela donde usted es huésped para ir en ese camino?

 

Entonces imagínense lo que significa formarse en formación, formarse en una formación en serio.

 

Entonces sin duda alguna la formación es importante pero no es sólo la formación inicial una concepción.

 

Yo creo que estamos en un momento en el mundo donde es muy bueno que haya conciencia en cuerpos como éste en general, entre todos los líderes sociales, que la formación docente es muy importante e inevitable y de resultados de largo plazo.

 

Y sería muy bueno que entendiéramos que hacerlo bien requiere de una concepción un poquito sistémica.

 

Hay que hacer 6 o 7 cosas, todo a la vez, no hay opción. No es muy útil solamente hacer muy buenas selección inicial si la gente entra a instituciones de formación inicial que no son buenas, ni es suficiente hacer buena formación inicial si la gente pasa a escuelas educativas donde opera un poco la filosofía de los cangrejos en un cubo, donde el que saca la cabeza y lo quiere hacer mejor; los demás le caen encima, lo llevan hacia abajo.

 

Hay que hacer 6 o 7 cosas a la vez y eso es factible, posible pero es solamente en la sinergia de esta intervención sistémica que uno logra construir un sistema de excelencia.

 

Les pido disculpas por haberme extendido un poco en las respuestas.

 

SENADOR JUAN CARLOS ROMERO HICKS: Senador Raúl Morón, por favor.

 

SENADOR RAÚL MORÓN OROZCO: Muchas gracias, doctor. La verdad es que es importante lo que nos está comentando y efectivamente, nos lleva a la reflexión de lo que estamos haciendo aquí en México y de cómo podemos contribuir desde el papel que nosotros, esta representación popular, tenemos para que la educación juegue otro rol.

 

Entendiendo que la educación, efectivamente, es la posibilidad que puede detonar el desarrollo de un país. O sea, el caso que nos expone de Singapur nos da a nosotros plena claridad.

 

Pero preguntarle, ¿quién diseña esta política educativa en Singapur? O sea, ¿quién es el arquitecto de este programa?, que permite que los maestros sean formados con una lógica y permite también que sean formados con la idea de cuál es el rol que tienen que jugar en el desarrollo del país, dibujando escenarios y más.

 

Y el papel de la evaluación, claro que ya nos queda claro. No es una evaluación exclusivamente al maestro, es una evaluación que tiene que ver con todo el modelo, con todo el proyecto educativo de manera integral; porque aquí en México la evaluación únicamente se está circunscribiendo a evaluar al docente. Nosotros pensamos que el modelo educativo, el proyecto que aquí se dio de reforma educativa parte de un supuesto equivocado; y el supuesto es que los maestros son responsables de la educación o del resultado educativo de lo que estamos viviendo en educación en México; y los maestro, a mi juicio, no son responsables.

 

Como acá, creo que la responsabilidad de conducir la educación, de plantearse los retos de la educación del Siglo XXI tiene que ser formulados por los que son rectores de la educación, que es el gobierno federal, en el caso de nosotros en nuestro país. Entonces, esos retos aquí en México están muy acotados, el papel de la educación es un papel, qué le digo, muy elemental, sobre todo en la educación pública; o sea, no tiene esos alcances, no están planteados esos objetivos.

 

Entonces, por eso la evaluación debe jugar otro rol, o sea, nadie estamos en contra de la evaluación, pero una evaluación que sea de manera integral y que nos plantee los retos del Siglo XXI. Eso no está planteado aquí en México, ¿eh?, de ninguna manera.

 

Y bueno, el papel de los maestros, que también es fundamental. Nos ha relatado usted cómo preparan a los maestros, cómo los eligen para que los mejores estudiantes sean los que se formen para poder formar a los ciudadanos del futuro en Singapur.

 

Bueno, pues ahora aquí en la reforma educativa están planteando, ni siquiera que los que están preparados para ser maestros, que es el caso de las escuelas normales, sean los que estén al frente de esta responsabilidad; sino que cualquier profesionista, cualquier profesionista formado en cualquier universidad pueda estar también participando y pueda ser docente.

 

Esas son diferencias abismales, a mí me parece, que obviamente reflejan el interés que tenemos aquí en México sobre el tema educativo; y sobre formar ciudadanos del futuro, que efectivamente puedan acoplarse a los grandes retos que tiene el Siglo XXI.

 

DOCTOR FERNANDO M. REIMERS: Usted me hacía una pregunta excelente, senador, la pregunta es: ¿quién decide en Singapur?

 

Y yo le diría que…

 

INTERVENCIÓN: ¿Cuántas escuelas hay en Singapur?

 

DOCTOR FERNANDO M. REIMERS: Trescientas sesenta. Un cuarto de millón más o menos, un cuarto de millón.

 

INTERVENCIÓN: (Fuera de micrófono).

 

DOCTOR FERNANDO M. REIMERS: Sí, es muy buena observación, la escala hace una diferencia y es una observación que me hacía el secretario de educación de Estados Unidos cuando hablaba de Singapur. Le decía: probablemente la escala de Estados Unidos no es la misma que la de Singapur, pero hay principios que podemos estudiar en Singapur que son muy pertinentes para la escala de un estado o de un gran distrito escolar.

 

Entonces, voy a hablar de Singapur y de China, cuya escala es superior a la de México, cuya complejidad es superior a la de México y que es un país que ha logrado avances muy notables en las últimas tres décadas en materia educativa.

 

Porque las cosas que hace China a gran escala, no son muy distintas a las que hace Singapur en pequeña escala. Entonces, para contestar su pregunta, ¿quién decide?

 

Yo le diría que deciden todos, es decir, decide la autoridad educativa; pero deciden también los maestros y las personas que están en las escuelas, tanto en Singapur como en las mejores zonas escolares en China, hay un reconocimiento de que una educación de alta calidad tiene que estar llevada a cabo por profesionales cuya práctica está basada en saber experto; no en improvisados, sino en personas con una capacidad equivalente a la de un ingeniero, la de un médico en otras sociedades.

 

Y entienden que formar expertos requiere de una buena formación, a la que me refería, inicial y continua. Cuando usted me dice ¿quién decide en Singapur cómo enseñar?

 

Ciertamente hay cosas que las deciden, en primer lugar, las élites del gobierno, económicas y sindicales, al plantearse cuáles son las metas de crecimiento en los próximos cinco años y qué industrias vamos a desarrollar. De ese consenso hay directivas sectoriales para decidir qué tenemos que ir desarrollando en la educación, y ciertamente de una política educativa.

 

Hay un triunvirato de Singapur muy bien coordinado entre el Ministerio de Educación, el Instituto Nacional de Educación y las 360 escuelas. Y en este triunvirato participan todos en hacer estas prácticas.

 

Déjenme hablarles de China, que creo que es una escala más pertinente a la de ustedes.

 

Como ustedes saben, China es un país donde la educación para todos es un resultado posterior a 1974, cuando Den Xiao-Ping trata de corregir los desastres que hizo Mao Tse Tung con la revolución cultural.

 

Y Den Xiao-Ping trata de abrir China al mundo y se da cuenta que como una de las cuatro modernizaciones de China es la modernización educativa.

 

China en ese lapso pasa por tres etapas, Singapur pasa por cuatro, que consiste en llevar a todas las escuelas a que completen nueve años lo que han logrado en un periodo extraordinario; enfatizar desarrollo de capacidades cognitivas, y en este momento una visión más amplia de la educación como la tienen ustedes y como la tiene también Singapur.

 

¿Cómo lo hacen en un país tan grande, tan heterogéneo con tantas diferencias entre zonas rurales y urbanas?

 

Ellos han creado unas 40 zonas de innovación. Sin duda que el Estado Federal tiene un papel importante como tienen los estados en general la normativa.

 

Pero el Estado Federal sabe que los niveles de intervención son muchos entre lo que pasa ahí y lo que pasa en una escuela.

 

Han creado unas 40 zonas de innovación en el país, dentro de las que se encuentra Shanghái, ciertos distritos en Beijín, distritos de las ciudades más grandes que tienen una libertad sobre la norma superior a la que tiene el promedio de las escuelas.

 

Y en estos sitios han creado sistemas de formación de profesores muy parecidos por cierto a los de Singapur. Han creado lo que sería parecido a las escuelas normales de ustedes, pero los profesores no van a formarse ahí sino los que están en los normales van a trabajar en las escuelas con los profesores y hacen el tipo de trabajo de formación continua que decía yo hace Singapur.

 

Yo encuentro que es muy interesante que en países tan diversos en escala como China y Singapur, uno encuentre características parecidas en los procesos que están a la base de producir innovación.

 

Yo estuve hace un mes en China visitando escuelas públicas. Las escuelas públicas de excelencia son verdaderamente admirables en ese país, y esta es la escuela Memorial Day School, una escuela creada para los huérfanos de los militares que lucharon en la revolución china en los años 40 y pico.

 

Y en esta escuela hace siete años, esta escuela está en una de esas zonas de innovación, o sea, el director tiene mucha más libertad que el director promedio en una escuela rural en China; hace siete años él organizó a sus maestros en pequeñas comisiones, y le dijo a una: “Ustedes van a ir trabajando en innovación”, y a otra le dijo: “Usted va a pensar en cómo enseñamos economía”, y a otra le dijo: “Usted va a pensar en cómo enseñamos arte.

 

Y les dijo: “Y aquí tienen recursos para que vayan a estudiar qué está pasando, las mejores cosas en el mundo, traigan gente. Vayan a Singapur, vayan a Estados Unidos, vayan a Nueva Zelanda, vayan a Australia, vayan a Escocia, donde quieran, pero tienen una tarea: en un año tienen que traerme cómo vamos a enseñar de otra manera en esta escuela”.

 

Y este director, una especie de director de orquesta concierta todos estos en un currículum que yo creo que es la expresión de esos lineamientos que tienen ustedes en este documento de 100 páginas. Es decir, quien hace la reforma en China, sí el gobierno federal que hace los lineamientos pero esa escuela también que dice cómo se va a hacer.

 

Y yo en esa escuela encuentro, por ejemplo, por contarle, hay quienes piensan, Estados Unidos, por ejemplo, que en China todo lo que hacen los niños es prepararse para el examen de admisión y que todo lo que saben es memorizar. Nada más lejos de la verdad.

 

Yo creo que es un país donde hay buenas prácticas orientadas con educación a desarrollar las competencias que hacen falta en el Siglo XXI, formación integral en las buenas escuelas chinas.

 

En esta escuela, por ejemplo, yo me encuentro un taller para enseñar a los niños a desarrollar motores, diseñar motores.

 

Yo visito esa escuela, por cierto, la semana siguiente que habían terminado las clases y en esta escuela un tercio de los niños viven en un internado en la escuela y fui un sábado y ahí estaban los niños trabajando por su cuenta, no había maestro vigilándolos trabajando.

 

Fui a este sitio de motores. Habían tenido semanas antes uno maestros japoneses que trabajan en fábricas de carros que habían venido a enseñarles a estos jóvenes de bachillerato cómo se diseñan motores.

 

Y en esta escuela yo vi unos afiches donde los niños habían puesto las exhibiciones que habían hecho para celebrar el fin del curso. Había exhibiciones de matemáticas, de arte, de química, de declamación. ¿Ustedes se imaginan?

 

Yo miro esto y digo, realmente esta escuela entiende que el talento es múltiple, que las personas distintas tienen distintos talentos y que la misión de la escuela es ayudar a cada quién a desarrollar al máximo su propio talento.

 

No les puedo decir que sé cómo lo hacen, pero yo pienso que desde el punto de vista económico yo nunca he visto más escuelas que personalicen la enseñanza que las mejores escuelas chinas.

 

Pero personalizar la enseñanza, por ejemplo, en el laboratorio de química hablaba de con un profesor, en la universidad de Xinhua, una muy buena universidad. Sus estudiantes están trabajando en los laboratorios de profesores de la universidad de Xinhua haciendo experimentos de asistentes de investigación.

 

¿Cómo le hacen para que esto sea financieramente eficiente? Es algo que todavía no entiendo y quisiera entender. No me cabe duda de que están invirtiendo mucho más en algunas escuelas que en otras y que en estas zonas de innovación son privilegiadas no solamente en que tienen libertades que no tiene la mayoría, sino que tienen recursos que no tienen la mayoría para hacer estas cosas.

 

Pero la respuesta a su buena pregunta, quién lo hace, yo diría que son todos y son sobre todo los profesionales de la educación. Las sociedades han decidido que la educación es una profesión y que requiere que las personas se preparen para ello, se preparen bien y se preparen todo el tiempo para hacerlo bien.

 

SENADOR JUAN CARLOS ROMERO HICKS: Senadora Calderón.

SENADORA LUISA MARÍA CALDERÓN HINOJOSA: Gracias por estar con nosotros aunque de corriendo.

 

Usted empezó hablando un poco del modelo de Paulo Freyre, de llevar a la gente a hacer planeación participativa, insertarse en su comunidad y caminar y luego acabó en el Justine Time.

 

Creo que hay un camino muy largo procesalmente por recorrer. Nosotros en nuestro país, como podrá observar, tenemos mucha resistencia a un cambio. Nos sugiere que hay que hacer a la vez, en este sistema, un cambio en cinco, seis o siete ejes al mismo tiempo para provocar sinergia.

 

Oigo que ha leído el modelo educativo que está proponiendo y que están llevando a socializar, por lo pronto que son dos temas tal vez de siete.

 

Yo le preguntaría ¿qué hay que cambiar en México para que haya esta transición? ¿Usted cree que hay que hacer un plan de transición de esta resistencia a, en un modelo en que todo el sistema educativo tenga ganas de pensar distinto, de construir juntos, de influir en que los estudiantes tengan expectativas de vida distintas, de todas estas competencias de la que usted está hablando, que habría que impulsar en un sistema educativo del Siglo XXI?

 

DOCTOR FERNANDO M. REIMERS: Usted me hace preguntas buenas y yo probablemente no voy a poder contestar, porque soy un visitante en su país, un huésped en su país, que lleva apenas un par de días y cómo podría yo pronunciarme sobre lo que ustedes están haciendo.

 

Pero sí quisiera hacerles una referencia. A una visita que hice al Museo Nacional de China, en mi última visita, en donde estive en la sección de la China antigua, que documenta 15 mil años de historia.

 

Y en esos 15 mil años de historia no hay ni una sola referencia a la escuela pública, con razón. La escuela pública es un invento relativamente reciente en la historia de la humanidad.

 

Estoy leyendo ahorita un libro que les recomiendo, se llama “Sapiens”, que es una historia de la humanidad, una historia de seis millones de años y en esa perspectiva la escuela pública tiene, en el mejor de los casos, 200 años, pero en verdad, 70 y de verdad meno, China 30 y eso es ayer.

 

Es decir, Vasconcelos en una historia de seis millones de años, es ayer, antes de ayer y Jaime Torres Bodet, que es realmente quien convenció a la UNESCO que tratáramos de educar a todos, pues es al filo de los cuarenta, los años cincuenta, es ayer.

 

Entonces, yo creo que no hay que perder eso de perspectiva, que en cierta manera, la educación para todos es la revolución silenciosa más significativa que ha experimentado la humanidad.

 

Lo voy a decir otra vez: el proyecto de educar a todas las personas es la revolución más profunda que ha experimentado la humanidad en los seis días de daños.

 

¿A qué me refiero?

 

Me refiero a que en 1947, cuando un grupo de personas se reúnen en la Casa de la Ópera en San Francisco y miran la devastación, de los seis millones de personas que murieron durante la Segunda Guerra Mundial, en el holocausto judío y se preguntan cómo hicimos esta barbaridad, esta atrocidad y se plantean una idea genial que es la de construir un orden mundial basado en el respeto a los derechos de cada persona simplemente porque son personas.

 

Y producen este documento de 30 artículos, que es la declaración universal de derechos humanos e incluyen en el artículo 26 el derecho a la educación.

 

Ese acto cambia la historia de la humanidad porque en ese momento la mayor parte de los niños en el mundo no pisaban una escuela, ni en México ni en ninguna parte del mundo y 7 décadas después la mayor parte de los niños en el mundo no solamente van a la escuela sino que permanecen en la escuela varios años.

 

Y el haber construido una arquitectura institucional que le da a todos los miembros de esta especie, a los 7 millones de miembros de esta especie una experiencia compartida en una institución inventada por el ser humano para lograr la paz, que para eso inventamos las escuelas, yo no conozco un cambio más dramático que ese, ni el descubrimiento de la vacuna contra el polio, ni las sales minerales para que no se murieran los niños de diarrea, ni los antibióticos, ni la imprenta.

 

Entonces esto es reciente y en ese sentido a mí me parece que lo primero que me toca a mí hacer como cualquier observador de la historia educativa de México es celebrar el que este país, junto con muchos otros, haya sido partícipe de esta revolución silenciosa tan importante donde hay muchas cosas muy buenas que han pasado y que siguen pasando para educar a las personas.

 

Este país, la última vez que yo miré estas cifras que hace ya un tiempo, había logrado unos saltos enormes en el nivel educativo que alcanzaban las personas en comparación con el que habían alcanzado sus padres.

 

Si ustedes han experimentado un cambio en la cultura, en los valores de la sociedad, inducido por estas instituciones de la modernidad que se llaman las escuelas, poco visto antes los hijos de los padres mexicanos son muy distintos a sus padres en muchos sentidos como resultado de la escuela, y son diferentes en un buen sentido, no son peores, son mejores que sus padres en muchos sentidos como resultado de la escuela.

 

Entonces yo creo que lo que es importante hacer en este país como en otro; me decía una vez una excelente secretaria que yo conocí, la secretaría Cecilia María Vélez, de Colombia, me decía:

 

Mira: yo entendí el primer día que llegué al ministerio que a mí me tocaba construir sobre lo que me había dejado el antecedente y que lo que yo iba a hacer era crear las condiciones para que mi sucesora hiciera un buen trabajo.

 

Yo creo que esa es una buena actitud con la cual acercarse al tema de cambio educativo. Si hay algo que caracteriza a Singapur es entender que el proceso de cambio educativo tiene que ser un proceso de mejoramiento continuo, de crear las condiciones que les permitan a todos respetar lo que hizo el que vino antes, construir sobre lo que él hizo, reconocer que uno se apoya sobre hombros y gigantes y que le toca crear las condiciones para que el que venga después lo pueda hacer mejor.

 

Yo creo que aquí ha habido cambios importantísimos. Es decir, hay innovaciones institucionales desde el libro de texto obligatorio y gratuito, que es una innovación extraordinaria, extraordinaria que este invento que ustedes hicieron de que todos los niños van a compartir el acceso a unos ciertos códigos, porque todos iban a tener un libro único es magnífico, hasta el ILCE.

 

No lo he visitado recientemente, pero la última vez que visité el ILCE hace unos años eso era un laboratorio de innovación tecnológica maravillosa que había ahí.

 

Ahora, en relación a esta reforma más reciente que ustedes tienen, yo creo que cosas muy saludables que yo he visto ahí.

 

Por ejemplo yo entiendo que una de las cosas que hizo esta Reforma es el de dar un poco los procesos de ingreso a la profesión para que ingrese la gente que tiene las capacidades para ingresar.

 

Y para eliminar un poco esos procedimientos que existían en México y en otro lugar donde la gente ingresaba por vías, no sé cómo llamarlas, que no tienen nada que ver con la capacidad de la gente.

 

Este asunto de que heredaban las plazas, o que las plazas se conseguían como resultado de favores, de algún tipo, evidentemente que México no podría tener un sistema educativo moderno si no ingresan a la profesión personas que demuestran que tienen los méritos para hacerlo.

 

Entonces el que ustedes hayan logrado, que entiendo que una tarea en la que llevan un cierto tiempo pues muy importante y ojalá que lo puedan conservar, ojalá que esto no desaparezca.

 

En segundo lugar el que se estén planteando metas más ambiciosas sobre qué deben aprender los niños en la escuela pues también es de celebrar y sobre todo es de celebrar el valor que tienen ustedes, que comparten el liderazgo por la conducción del sistema educativo de atreverse a hacer cosas que saben que no los van a hacer más populares, al contrario, los van a meter en aprietos porque lo que están es pidiéndole más a la escuela.

 

Y hay muchos que dicen: pero cómo le van a pedir a la escuela que desarrolle la competencia del Siglo XXI si todavía no hemos desarrollado la competencia del Siglo XIX?

 

Y de eso trata el liderazgo, de decir: bueno, pero es que aquí no hay que escoger, hay que enseñar a leer y hay que enseñar a pensar y hay que enseñar a innovar y hay que enseñar a vivir en democracia y hay que enseñar a respetar al diferente y a trabajar con él; y no hay que escoger entre uno y otro. Y claro que eso es pedirle más a la escuela.

 

Entonces, creo que es de celebrar la ambición que tienen ustedes. Yo sí creo que un paso lógico siguiente es pensar cómo se pueden crear los mecanismos de apoyo al desarrollo de las capacidades de los profesores para traducir estas aspiraciones en nuevas prácticas en el aula, en la cotidianidad de la vivencia diaria de los niños en la escuela; y eso no va a ser fácil: no va a ser fácil aquí, no es fácil en Estados Unidos, no es fácil en ningún lugar.

 

Afortunadamente tienen ustedes experiencias sobre las qué construirse, México es un país donde hay mucha innovación, desde el Estado federal, desde los estados regionales, desde la sociedad civil y es lo que hay que empezar a reconocer.

 

Por ejemplo, yo tengo estos exalumnos que les contaba, que desarrollaron estos programas de sociedad democrática y en Monterrey están trabajando en 300 escuelas cambiando la cultura escolar. Me imagino que ellos no son los únicos, que como ellos debe haber cientos de organizaciones de la sociedad civil que tienen una práctica en terreno, en la escuela, que saben qué es lo que se puede hacer.

 

Yo estuve conservando el sábado con un grupo de profesores y directores del Colegio de Bachilleres, y hablábamos de estas cosas. Y hacen una tarea magnífica estos colegios, trabajan con niños de las condiciones sociales más precarias, en condiciones dificilísimas.

 

Me hablaban de esta cosa tan terrible que son estos grupos que llaman “porriles”, que están dedicados a incitar a estos niños a delinquir, o sea son un antiescuela, son una escuela para formar gánsteres y se les meten en la escuela para invitar a estos niños a consumir drogas, a traficar drogas, a vivir al margen de la ley, etcétera.

 

No es sencilla la tarea que tienen los colegios de bachilleres, es muy admirable.

 

Yo les preguntaba de estas cosas y decían: por supuesto que en estos medios es importantísimo desarrollar la ética de los niños, desarrollarles el valor de tener una meta para sí mismos, desarrollarles la capacidad de resistir cuando vienen  estos zánganos a meterlos en autobús, a llevarlos a fiestas, a que consuman drogas para convertirlos en adictos. Por supuesto que eso es importantísimo.

 

Y tenemos experiencias sobre las que construir. Me decían: aquí hay un programa que se llama “Constrúyete”, con el que hemos estado ensayando, que sabemos que funciona. Hay algunas dificultades en la operación de la escuela para que lo podamos hacer bien, pero ellos mismos fueron capaces de identificar cuáles son las dificultades y qué hay que hacer.

 

Yo celebro que la directora del Colegio de Bachilleres, la doctora Silvia Ortega, tenga este programa donde ella reúne de vez en cuando a sus directores a conversar qué estamos haciendo y cómo vamos mejorando.

 

Entonces, me parece que ese debería de ser uno de los próximos pasos: identificar quiénes son los socios dentro de la sociedad civil y dentro del Estado, que pudiesen ayudar a crear los mecanismos de apoyo a los profesores en las escuelas, para traducir estas aspiraciones justamente ambiciosas de los nuevos programas, en rutinas, en prácticas escolares, en programas como este programa “Constrúyete” u otros.

 

SENADOR JUAN CARLOS ROMERO HICKS: Senador Hermosillo.

 

SENADOR VÍCTOR HERMOSILLO Y CELADA: Muchas gracias. Gracias por su presencia.

 

Yo sí quiero leer el libro, no puede uno juzgar lo que no conoce.

 

Luego debo decirle otra cosa, que aquí en la educación hay mucha situación también ideológica. Usted habla de Lee Kuan Yew, aquí no es nada popular, en el Senado, y ahorita se lo digo.

 

DOCTOR FERNANDO M. REIMERS: ¿Quién no es popular?

 

SENADOR VÍCTOR HERMOSILLO Y CELADA: Lee Kuan Yew, el de Singapur.

 

Cuando se murió pasó desapercibido. En cambio, se mueren otros de otras tendencias y hacemos unos teatros aquí que hay que hacer.

 

Sí, es un hombre… dejó el poder al último, pero fue un hombre duro. Esa es una realidad, pero logró cosas y se las han copiado otros.

 

Creo que Singapur es muy chico, pero creo que una de las cosas que tenemos que hacer es, primero, admitir que la educación no está bien y eso se hizo conforme la medición, es innegable. La medición es un termómetro que nos dijo: andamos mal, en todos los aspectos; para mí lo más pronto, de abajo hacia arriba.

 

Segundo, ¿qué es lo que se quiere? Hay que tener un objetivo de qué se quiere.

 

Usted nombró que hay dentro de la educación moderna varias cosas, no nada más es la académica; es la manera de poder comunicarse y, efectivamente cierto, yo por lo menos, en mi experiencia profesional he conseguido, si uno es como esto, que tiene muchos conocimientos pero no sale de ahí: no va a salir de ahí, tiene que saber uno comunicarse, dirigir, responder.

 

Entonces, la educación ya tiene otros aspectos, ¿no?

 

Pero hay que estar todos de acuerdo que eso es, y ahí deben estar los maestros, ¿verdad?, el gobierno de los ciudadanos porque en realidad los ciudadanos son los que pagan. El gobierno no tiene un centavo, esa es una realidad. El gobierno distribuye el dinero de los que pagan impuestos.

 

Se tiene que vender esa idea a dónde vamos.

 

Y tercero, continuidad, que es otra de las tragedias de este país. Nuestro país da tumbos para todos lados, ¿verdad?

 

Como usted dice, la historia es muy corta, pero yo me acuerdo en tiempos de Ruiz Cortines era la marcha hacia el mar, ni siquiera sabíamos nadar, no somos marineros.

 

Luego llegó López Mateos a la altura de los mejores del mundo. Y luego llegó Echeverría y que éramos tercermundistas. Bueno, ¿no que estábamos a la altura de los mejores del mundo? Son unos bamboleos terribles, ¿no?

 

Y luego administrar la riqueza y todas esas cosas que nos han pasado, cuando México en el mundo no es el país tan rico que creemos.

 

Debe uno saber quién es para quién es para saber qué puede hacer. Si usted viaja en el avión de aquí al norte de la República, la mitad es casi desierto. Yo soy fronterizo, por eso se lo digo. De Zacatecas para arriba casi es puro desierto.

 

No es el país tan rico y no tenemos buena educación y hemos crecido mucho, entonces los entuertos de hace 50 años no son los de ahora.

 

Lo primero es vender la idea de qué es lo que se quiere a largo plazo para poder hacer buenos planes y después ejecutar las cosas.

 

Yo puedo estar de acuerdo de que la reforma como se hizo primero no está completa, es una reforma incompleta. Nos quedamos con la reforma nada más es al principio y no ha habido otro cambio, ¿eh? Esa es una realidad, no ha habido más cambios que la que se hizo, y son una serie, tú lo sabes.

 

Segundo, yo estoy de acuerdo, lo primero que tenemos que ver es con las normales y también con los nuevos, porque ahora no nada más de normalistas pueden ser profesores sino también otros profesionistas, ¿cómo precisamente los vamos a educar a estas personas para que puedan educar, no? En un mundo moderno.

 

Porque ahora se habla de que vamos a tener un programa de inglés. Aquí la gente no habla inglés, hombre, en México. En México hablan mucho menos inglés que en Vietnam, casi pudiera decir.

 

Digo, ¿cómo es posible? Digo, porque aquellos están orientados a qué quieren, nosotros no.

 

Ya teniendo esa situación se pueden hacer los cambios.

 

Tristemente en nuestro país la cosa se politizó mucho, no debía por qué sinceramente. En algunos de los países los maestros tienen su lugar y sí, hay algunos políticos, digo, hay algunos presidentes que han sido presidentes de prensa.

 

Hay muchas cosas mal hechas pero va a tomar tiempo arreglarlas, y esa situación también tiene que ver con una situación moderna que nos resistimos mucho a hacerla, y quizás también con programas no generalizados en todo el país.

 

El mismo sistema educativo quién sabe si pegue en todo el país, digo, por las circunstancias tan diferentes del norte con el sur. Son dos esquemas totalmente diferentes.

 

Yo no digo que se les dé una escuela para no aprender, pueden aprender otras cosas, pero yo le digo una cosa: en una situación tecnológica que tiene, estamos escasos de buenos ingenieros. Parece mentira, ¿eh?, estamos escasos de buenos ingenieros. Habrá que ver los programas.

 

Y también facilidad. Dos cosas, yo digo que se deben de romper dos paradigmas en nuestro país y decirlos públicamente.

 

Uno: que la educación es gratuita. No es cierto, la educación no es gratuita, la educación le cuesta a alguien. Y me atrevo a decir que la educación pública pronto va a ser más cara, si no es que ya es más cara que la educación privada.

 

Por muchas cosas que están pasando, una de ellas son las pensiones. En el momento en que le agreguen el precio de las pensiones a la educación, van a ver cómo se va a ir la educación.

 

Hay que decirle a los padres de familia: “Oye, no es gratuita. A alguien en el país a través de sus ciudadanos está ayudando a su hijo a que estudies, ten responsabilidad”. Tú lo conoces, que los padres son muy indolentes hacia la educación de sus hijos, tú lo sabes.

 

Entonces, deben de preocuparse más y por otro lado también para que los muchachos tengan responsabilidades, están costando dinero a la nación y por otro lado ese estigma que tenemos entre educación privada y educación pública.

 

Bueno, si se pone un fin que es para el bien del país, no importa quién la dé; las instituciones privadas batallan con la Secretaría de Educación por los errores y todo eso de una manera terrible; les cobran impuestos, les cobran una bola de cosas; queremos educar o queremos controlar.

 

Ellos mismos me han dicho, el día que nos dan, nosotros hacemos un fideicomiso y lo metemos a becas y dice, le vamos a ahorrar a la nación como siete mil millones de pesos. ¿Por qué? Porque hay más eficiencia.

 

Y otra cosa que se ha visto, con todos los problemas que ha habido de educación, es que el gobierno también, como en otros lados, que dé un ticket, un bono. Tú vete a estudiar donde quieras. ¿Me explico? Vete a estudiar donde quieras, ten opciones, eso fue lo que pasó con el INFONAVIT también. El INFONAVIT ya no hace casas, se financia y tú escoges dónde quieres.

 

Entonces, hay muchas cosas que se pueden hacer. En el ínter ha habido cosas muy peligrosas. Por ejemplo, a mí sí me preocupa, en los momentos que está el país y en una cosas tecnológica, el movimiento que pasó en el Politécnico.

 

El Politécnico lo pararon; la escuela de ingeniería más importante del país, cosas ideológicas. En realidad el mundo moderno hay que verlo desde ese punto de vista, de qué se puede hacer desarrollo y qué no, porque en resumidas cuentas ese es el objeto de la educación.

 

El objeto de la educación no es que vayan a la escuela, sino salir afuera y ser productivos para el país, ese es el objeto de la educación. No es una situación académica de cajón allá adentro, es: yo te preparo para que tú salgas y tengan éxito.

 

Por ejemplo, muchos padres de familia también dicen a mí, yo prefiero pagar una educación de mi hijo para que pueda estar en una escuela privada y les cuesta mucho a los padres de familia. Y hay otras cosas, como en la universidad que va gente de mucho dinero y no paga ni un centavo.

 

O sea, todo ese tipo de cosas que no son justas, ni económicas, cuestan un dineral las cosas así, entonces yo estoy de acuerdo con Morón, bueno, vamos a ponerle atención a las normales. Yo pienso que los profesores jalan si les dicen para dónde jalar bien, nadie quiere sentirse frustrado, quiere enseñar y los otros cambios que se tienen que hacer, pero eso toma tiempo, mucho tiempo y toma una situación de quitarnos estas cosas ideológicas que tenemos en la vida que nos matan.

 

Los orientales son mucho más racionales. Por ejemplo, usted hablad e China y yo le hablo de la India. En la India hay unas escuelas debajo de un tendajo, pero los muchachos están dispuestos a ir así, porque quieren aprender, para salir de su condición.

 

Entonces, Estados Unidos, de quinientos y pico mil estudiantes que hay, nosotros México tiene 25 mil en escuelas superiores, en estados Unidos 25 mil nada más.

 

En cambio, entre China y la India tienen más de 300 mil. No son tarugos, digo, serán enemigos ideológicos, pero saben dónde están las mejores escuelas digamos de estudios profesionales y mandan a sus muchachos. Algunos se quedarán y otros regresan, como todas las cosas eso es un riesgo pero esa es la realidad. Se necesitan oportunidades.

 

Por ejemplo en Cuba, se dice que hay muy buena educación en Cuba, yo no conozco mucho, pero yo sé que exporta profesionistas. ¿Y por qué los exporta? Porque adentro no tienen posibilidad de desarrollarse y el chiste es educar para que la gente se desarrolle.

 

No hay cosa más terrible que estudie un muchacho primaria, secundaria, escuela superior, que sus padres se sacrifiquen y todo y que termine todo ese ciclo y no encuentre chamba. Eso es lo más frustrante que hay.

 

Entonces el chiste es qué queremos. Y yo estoy de acuerdo con usted con una situación. “Yani” cuando era el mero, mero de ATT eso dijo: “si yo fuera ingeniero sería jefe de producción, si yo fuera sería el representante legal, pero yo estudié filosofía, claro, después de ingeniería”.

 

Entonces le da una visión más del hombre, de lo que se quiere y de la tecnología y puede dirigir mucho mejor.

 

DOCTOR FERNANDO M. REIMERS: No puedo dejar de comentar sobre todo los puntos tan importantes que usted ha hecho pero sí quiero destacar el énfasis que usted ha puesto en la importancia de hablar con claridad y con sinceridad sobre los problemas y de dejar un poco de lado los debates ideológicos que a veces más que ideológicos son debates que reflejan superficialidad en el pensamiento. Le voy a dar un ejemplo a qué me refiero:

 

Hace un año estaba yo facilitando una reunión de ministros de educación de la Región para ayudarles a desarrollar una estrategia regional que permitiera avanzar un poquito en ese tema de la formación de profesores.

 

Empiezo mi reunión con una lámina, que enseña unos resultados de Pisa y me mandan una tarjeta, un papelito de las coordinadoras de esto, coordinadas por la OEA. Me dice: por favor deja de hablar de Pisa porque la delegación del país equis se va a retirar. Están muy ofendidos porque usted hable de Pisa.

 

Entonces yo no entiendo esto y me acerco en el receso a hablar con el ministro en cuestión y le digo: oiga, ¿yo lo estoy ofendiendo a usted con Pisa? Su país ni siquiera participa en Pisa.

 

No –me dice- esto es un modelo neoliberal que nos quieren imponer con esto.

 

Y entonces me dio ocasión de educarlo un poco porque yo creo que Pisa es su historia y Pisa no le dice a nadie que hacer, Pisa lo que le dice es cuál es el desempeño de sus estudiantes en una escala acordada por representantes de gobierno de 30, 40 países.

 

Entonces después me enteré que este ministro había tenido un problema porque un periodista, el ministro se niega a que su país se meta en Pisa y además insiste en que Pisa, el resultado, yo no sé qué se imagina de la conspiración, no sé si se imagina que hay una especie de Mago de Hoz que trata de coordinar los destinos del mundo y que inventó la OCDE, no lo sé.

 

Pero este hombre, un periodista, Oppenheimer, escribió y dijo: “hay que celebrar que en América Latina haya líderes valientes que se paren a medirse sabiendo que no van a salir bien pero hay unos cobarde, y nadie más cobarde que este ministro”, y lo dijo en público y lo llamó burro, lo cual es un error, cuestión de democracia, llamarle burro entonces están en desacuerdo con él.

 

Y entonces claro este hombre quedó sentido, quedó muy ofendido porque lo habían puesto en ridículo y estoy seguro que por el resto de su vida él va a oír Pisa y va a ver que le están diciendo burro.

 

Pero una tragedia que haya esta superficialidad en el pensamiento, en esta conversación que tuve con los bachilleres del colegio.

 

El sábado también alguien me dijo no sé, que eres neoliberal. Pero qué neoliberal, usted qué mundo es el que se imagina, dónde está el centro de esa conspiración mundial que usted se imagina.

 

Es decir, sí hay movimientos globales para producir paz en el mundo, uno de ellos es el sistema de Naciones Unidas, que fue creado para tratar de que hubiese paz en el mundo.

 

Yo creo que la idea de enseñar a todos es resultado de una idea global. Usted conoce la historia de la idea, tiene dos orígenes.

 

Hace 5 siglos un sacerdote franciscano en el 1512 da un sermón el domingo, se llama el padre Antonio de Montesinos, donde le dice a Diego de Colón, que es gobernador de la española y a su gente: “cómo tratáis así a los indios, es que no tienen alma”.

 

Claro, los españoles que están ahí se quedan en choque porque han esclavizado a todos los indios, están tratando de hacerse ricos rápidamente y este sacerdote le dice: “pero cómo tratas así a tu hermano si es igual que tú, tiene alma”.

 

Y se van a quejar a que regañen al padre Montesinos para que se retracte de lo que dijo y vuelve el domingo siguiente y vuelve a la carga con la cosa, insiste.

 

Bueno, y esa idea de Montesinos, que tiene cinco siglos, es la base de la idea de que los seres humanos tienen un derecho simplemente porque son seres humanos; que el ser humano no es instrumento de ningún tipo, sino que es un fin en sí mismo y tiene una dignidad en sí misma porque es humano, sin importar su raza, su religión, cualquier forma de identidad. Bueno, esa es una idea.

 

La otra idea sale 70 años después, cuando un hombre que vive en lo que se llama en aquel momento Moravia, que sería la República Checa eventualmente, un poquito antes de esas guerras religiosas tan terribles que devastaron Europa, la guerra de los 30 años, su visión religiosa es minoritaria. Entonces, los vecinos no se les ocurre nada mejor que incendiarle la casa y claro, lo hostigan tanto que el tipo termino diciendo: me tengo que ir y se convierte en un paria, en un refugiado y le pasa lo que le pasa a los refugiados: que pierden su lugar de asiento, sus raíces, se hace pobre, la mujer se enferma, los hijos se enferman, pierde a la mujer y a los hijos en este peregrinar que lo lleva a establecerse finalmente en Holanda.

 

Y este hombre, que se llama Juan Comenio, reflexionando sobre su vida, sobre esa vida de miseria que le tocó a él vivir, por la incomprensión de sus semejantes, de su intolerancia, dice: ¿por qué nos matamos los unos a los otros de esta manera?

 

Y dice: porque no conocemos una mejor forma de resolver nuestras diferencias, y entonces dice: hay que educar a todos.

 

Y estas dos ideas, que tienen cinco siglos: todos tienen los mismos derechos y hay que educar a todos para tener paz, están en la base de efectivamente un movimiento global, un movimiento que se acelera con un siglo después, las ideas de Rousseau, las ideas de Thomas Locke, las ideas de Kant, las ideas de Adam Smith; que dicen: los seres humanos tienen la capacidad de mejorar sus circunstancias; y de ahí sale la democracia y la escuela pública.

 

Eso es un movimiento global, del que yo me siento, por cierto, parte, es una fraternidad global universal que está tratando de hacer un mundo mejor. Y creo que desde que tenemos fotografía de la tierra desde el espacio y uno mira este planeta a una cierta distancia, uno se da cuenta que todas estas identidades tribales que nos hemos inventado vienen después de la humanidad fundamental que nos une, que somos miembros de la misma especie y que vamos o a afrontar nuestro desafío exitosamente juntos o a destruirnos, y otra forma de vida en el planeta, juntos también, por nuestra incapacidad de resolver nuestras diferencias.

 

Entonces, sí creo que hay un movimiento global, pero no es un movimiento neoliberal, es el movimiento del que era parte Jaime Torres Bodet, que cuando se hace cargo de la UNESCO y dice: sí señor, hay que orientar a esta organización a educar a las mayorías analfabetas del mundo.

 

O del que hace parte otro gran mexicano: Alberto Páez, muy conocido en México, por cierto, el primer hombre que impulsa la enseñanza de la ciencia en la UNESCO, un físico nacido en Puebla, que se va de pequeñito a los Estados Unidos; él quiere ser ministro metodista o el papá de él quiere ser ministro metodista y quiere que éste sea ministro y a éste le interesa la ciencia más que la religión.

 

Y entonces termina inventando un telescopio. Cuando él se encontraba en Stanford y se va a trabajar a UNESCO e impulsa la enseñanza de la ciencia con una visión preclarísima en los años 60, donde dice: para que la gente pueda ser un ciudadano democrático, no le queda más que entender la ciencia, porque los problemas que van a confrontar las democracias no se entienden sin un profundo conocimiento científico.

 

Entonces, la educación en ciencia es de una necesidad básica para que la democracia pueda funcionar. Bueno, ese es el movimiento global.

 

Entonces yo estoy de acuerdo con usted que es muy importante hablar con sinceridad, confrontar los problemas. Yo añadiría reconocer las cosas que funcionan, porque a la gente se le inspira más enseñándole que sí se puede y que hay cosas que funcionan; y reemplazando la pereza intelectual que nos hace hablar con slogans, por un análisis un poco más serio y con conocimiento de causa y donde todas las opciones estén sobre la mesa.

 

PROFESOR LUIS BENAVIDES: Muchas gracias.

 

En el siglo XVII, Baltazar Gracián decía: si no definimos, vamos a discutir, y esto es mucho de lo que sucede. Hablamos de educación y quizá ni siquiera sabemos con claridad cuál es el concepto de educación.

 

La educación es el único instrumento que hemos inventado los seres humanos para hacernos humanos. Pero es muy fácil identificar, si yo hablo de educación, inmediatamente pensamos en la escuela y estamos totalizando el concepto de educación en la escuela y le estamos queriendo exigir a la escuela todo el proceso, todo el significado de educación.

 

Y yo creo que uno de los problemas que tenemos es que hablamos de la educación como si sólo fuera la escuela, y entonces culpabilizamos a los maestros como responsables de la mala educación que tenemos.

 

Ahora esa mala educación no la referimos al bien vivir, la referimos a pasar exámenes, a competir con otros, y para mí ese es un problema muy grave que se ha diseminado en el mundo, identificar educación con escuela. Ese para mí sería el primer problema que habría que analizar.

 

Vinculado con esto está el problema de los fines, es decir, la escuela tiene ciertos fines que tienen que ser compatibles con los fines de la educación. Y a veces pensamos que todos los fines de la educación que se nos ocurran tienen que ser producidos y alcanzados por la escuela.

 

El periodo de la escuela, si nosotros analizamos el nuestro, es muy pequeño.

 

Cuando Vasconcelos le propone a Obregón, el presidente Obregón que la primaria debía ser obligatoria, los seis años porque había primaria elemental y luego primaria superior, la elemental eran cuatro años y la superior eran los otros dos siguientes años.

 

Obregón le preguntó: “Oiga, señor secretario, ¿y cuál es la edad promedio de los mexicanos?” Y él le dijo: “Pues es alrededor de los 30 años”. “Ah, ¿y usted quiere que la quinta parte de la vida de un mexicano la pase en la escuela?”. Muy sabio pensar que la mayor parte de nuestra vida no la pasamos en la escuela, sin embargo, sí la pasamos en procesos educativos.

 

Este es un primer elemento que yo quisiera que tuviéramos muy claro. Nuestras fallas educativas unas provienen de la escuela pero la mayoría provienen de la situación social.

 

Si consideramos que la educación es un proceso social, la escuela tendría que responder también a ese proceso social.

 

¿Qué nos sucede en nuestra reforma actual? Que pensamos que como educación es escuela y es lo mismo que enseñar, así se dice ¿verdad?, que es lo mismo, estamos exigiendo a la escuela cosas que no puede dar, pero hay cosas que sí puede dar.

 

Y cuando ponemos como el centro de todo el proceso educativo la escuela al centro, estamos olvidando que la escuela no es el centro de la vida. El centro de la vida es justamente vivir en sociedad.

 

Entonces no nos centremos en la escuela para querer hacer cambios sociales si estos no corresponden a los cambios sociales que estamos impulsando en la sociedad.

 

La Carta de los Derechos Humanos de San Francisco se planeó en 1946 y se firmó en 1948, ¿por qué? Porque la discusión era qué vamos a atender por lo humano.

 

Y esto no es ideológico, es epistemológico, ¿verdad?

 

¿Cómo concebimos el ser humano? ¿Cómo creamos el ser humano que queremos y el ser humano que podemos ser?

 

Y esto no es ajeno a la visión de la sociedad.

 

Cuando una reforma se impone y se convierte en ley antes de tener consenso social se cree que la ley va a cambiar a la sociedad. Imposible.

 

Ya Alfonso Caso tiene un estudio fantástico en este sentido.

 

Las leyes no cambian a la sociedad, entonces tenemos que buscar mecanismos que cambien a la sociedad y con ella, con estos cambios, se va a cambiar también la escuela.

 

La educación pública en México nace en 1822, y en 1822 aplicando las leyes de la Constitución de Cádiz se crean escuelas públicas, había algunas, pero obliga a que parroquias, conventos, monasterios, abran escuela pública.

 

¿Y qué quiere decir con esto? Quiere decir que es la escuela del pueblo y para el pueblo.

 

Y se tiene muy claro qué es lo que se pretende: Hacer en aquella época buenos cristianos y buenos ciudadanos porque este es el ser humanos, 1822.

 

La Constitución de 1823, 24, ya la consagra, pero para poder lograr que las escuelas públicas funcionen como educación pública, se establece en 1823 los inspectores.

 

¿Cuál era la función de los inspectores? Ayudar a que estos principios de buen ciudadano se cumplieran.

 

Y surgen los catecismos morales, ¿verdad?, catecismos políticos, que eran catecismos políticos.

 

El gobierno tiene que ser nuestro representante y eso se recoge ya en la Constitución de 1924, que es una herencia de las leyes de Cádiz que están presentes en todas las constituciones de América Latina y en dos de El Caribe, que es: “La soberanía reside en el pueblo”.

 

Todo lo que se haga tiene que ser en beneficio del pueblo, y el pueblo puede darse en el momento que quiera el gobierno que quiera.

 

Esto implica una formación cívica, ¿verdad?

 

Y este artículo 39 de la Constitución pues ni se menciona. Y es el fundamento de todo lo demás, porque para ser soberano necesita ser libre, y se retoma el principio en el artículo 1º de la Constitución que en este país el que pisa este territorio no es esclavo.

 

Pero dice: No es esclavo, pero tiene que aprender a no ser esclavo y tiene que aprender a no esclavizar a nadie. Y esta es la idea que se consagra en el artículo 3º, ¿verdad?

 

Bueno, esto se nos ha olvidado, se nos ha olvidado porque sin pueblo no esclavo, sin pueblo que puede ejercer su soberanía, no puede haber ser humano mexicano.

 

Yo creo que uno de los graves problemas que hemos tenido es que se hacen cambios sin tener en cuenta al soberano, que es el pueblo, sin tener en cuenta qué tipo de mexicano queremos ser. Tomamos el mexicano que nos imponen o que se nos ocurre.

 

Y hemos pasado -perdón, me estoy alargando pero ya voy a cortar- hemos pasado en este periodo de casi 200 años, hemos pasado por un fenómeno que a mí me gusta llamar el fenómeno de Shi Huangdi, Shi Huangdi-Shi es un emperador chino que hizo cosas maravillosas en China.

 

Cerró el muro, unificó la escritura, todos escriben igual aunque pronuncien distinto, hombre se escribe así y tú lo pueden pronunciar como quieras, hay más de 250 lenguas en China. Ya unifico así, yo unifico pesos y medidas, pero tú algo, que lo marco, que fue que a los 7 años para ser el Emperador mata a sus padres y es nombrado Emperador.

 

Cuando ya está un poco más grande, como a los 22 años, cita a todos los embajadores, todos los historiadores que vivían en China y les pide que lleven consigo los libros de historia que conozcan y los llevan y mata a los historiadores y quema los libros y asume el nombre de Shi Huangdi-Shi, que quiere decir el primero, yo soy el primero. Huangdi, es Emperador. Conmigo comienza el imperio.

 

Y esto nos ha sucedido cada vez que hay cambio sexenal o cada vez que hay ministro secretario de educación aquí y en los estados.

 

No somos producto de nuestra historia, desconocemos nuestra historia.

 

Los maestros en este país fueron los que cambiaron el tejido social. ¿Por qué? Porque la facilidad que se dio con la creación y multiplicación de las normales les dio la oportunidad de entrar a la profesión y entonces esto es extraordinario en este país y si no conocemos lo que ha pasado, y si no conocemos que en México no hay más que educación pública, no hay educación privada, hay servicios privados de educación pero es educación pública y por eso tiene la Secretaría de Educación que darles la oportunidad, como dice la Constitución, de ofrecer el servicio.

 

Pero es educación pública que ofrecen privados, como los autobuses que uno toma para ir a Puebla, dice Servicio Público Federal.

 

Y termino con esto: estamos de acuerdo con lo que hacen otros países y es muy bueno conocerlo.

 

Yo he trabajado en cuestiones educativas en 62 países, entre ellos en China, mucho tiempo, en Arabia.

 

Entonces digo qué es lo importante en esos procesos que me ha tocado vivir: que sea el pueblo que diga para dónde quiere ir.

 

Tenemos lineamientos generales en la Constitución, cómo los hacemos históricamente viables en este lugar.

 

Y termino diciendo que a mí no me gusta la palabra competencia porque competencia en griego se dice agonía, viene de “agon” e implica siempre una lucha contra otra, aunque sea del verbo competer, ¿verdad?, es la misma raíz.

 

Hay desempeños que son los que queremos y son los que nos unifican, son fines que nos unifican.

 

Y yo creo que conocer lo de otros países está bien, pues nunca los vamos a poder imitar porque nosotros somos totalmente distintos en muchísimas cosas y sobre todo en nuestra forma de construir el saber.

 

SENADOR JUAN CARLOS ROMERO HICKS: Don Luis. Gracias por su reflexión.

 

Creo que el tiempo ya nos ha llegado al límite.

 

Pregunto si alguien más desea intervenir.

 

Senador Juan Gerardo Flores.

 

SENADOR JUAN GERARDO FLORES RAMÍREZ: Yo muy brevemente Presidente.

 

Simplemente para agradecer, yo diría, la espléndida exposición que hizo el doctor Reimers.

 

Me parece que la experiencia que usted ha acumulado en ese tema no puede menospreciarse por ningún motivo. Me parece que lo que usted nos ha contado aquí, de las experiencias que ha visto en otros países, es muy útil para las discusiones que tenemos en México.

 

Yo me quedo con la idea de que vamos por buen camino, que efectivamente hay cosas por hacer; pero que México ha emprendido el camino por la ruta adecuada.

 

Y me gustaría, después que volvamos a tener la oportunidad de poder intercambiar puntos de vista con usted, y con gente que haya hecho trabajos de la calidad como el que usted ha realizado.

 

Es cuanto.

 

SENADOR JUAN CARLOS ROMERO HICKS: Senador, muchas gracias.

 

Doctor Reimers, nuevamente nuestro reconocimiento por este diálogo, que nos ha enriquecido a todos nosotros.

 

El libro está en su oficina, don Víctor, nos lo dejaron el viernes.

 

Y también le agradezco al doctor Sergio Cárdenas que haya facilitado esta reunión y a todos los que estuvieron aquí presentes.

 

Muchas gracias.

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