Versión Estenográfica de la comparecencia del titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade Kuribreña, ante el Pleno del Senado de la República para el análisis del IV Informe de Gobierno.
(Primera parte)
SENADOR PABLO ESCUDERO MORALES: Doctor José Antonio Meade Kuribreña, sea bienvenido a esta comparecencia a la que se le ha convocado para analizar la política económica del país, con motivo del Cuarto Informe de Gobierno que presentó el señor Presidente de la República el pasado 1 de septiembre.
Asiste usted en cumplimiento a la obligación derivada del segundo párrafo del artículo 69 constitucional, por el que este acto se realiza bajo los principios que establece la relación correspondiente entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo de la Unión.
Doctor José Antonio Meade Kuribreña, como es de su conocimiento, el artículo 69 invocado compromete a los servidores públicos que asisten en comparecencia, a informar bajo protesta de decir verdad.
En consecuencia, procederé a tomarle la protesta correspondiente, por lo anterior le solicito ponerse de pie.
Doctor José Antonio Meade Kuribreña, en los términos de lo dispuesto por el artículo 93 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; ¿protesta usted decir verdad en la información que exponga a esta Asamblea y ante las preguntas y, en su caso las réplicas que le formulen las señoras y los señores senadores?
SECRETARIO JOSÉ ANTONIO MEADE KURIBREÑA: Sí, protesto.
SENADOR PABLO ESCUDERO MORALES: De no cumplir con el compromiso que asume ante la Asamblea, la Cámara de Senadores estará en posibilidades de iniciar los procedimientos a que haya lugar.
Favor de tomar asiento.
La comparecencia tendrá un formato que asegura la participación de todos los grupos parlamentarios representados en esta Asamblea, en el marco del orden republicano que nos exige nuestra investidura.
Daremos inicio con una intervención del doctor José Antonio Meade Kuribreña, secretario de Hacienda y Crédito Público, hasta por un tiempo de veinte minutos.
Señor Secretario, tiene el uso de la palabra.
SECRETARIO JOSÉ ANTONIO MEADE KURIBREÑA: Presidente, con su permiso.
Señor senador Pablo Escudero Morales, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República.
Senadores y senadoras integrantes de la Junta de Coordinación Política; y coordinadores de los grupos parlamentarios.
Honorables senadoras y senadores:
Me honra comparecer ante esta soberanía, de conformidad con lo dispuesto por los artículos 69 y 93 de nuestra Constitución; y del acuerdo de la Junta de Coordinación Política para la Glosa del Cuarto Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
Este acto de rendición de cuentas entre poderes, nos permitirá revisar los desafíos de nuestra economía y con base en ello, identificar las necesidades de las finanzas públicas para el quinto año de la administración.
El entorno económico externo presenta diversos riesgos que amenazan la estabilidad macroeconómica global y las perspectivas de crecimiento.
En primer lugar, hay altas probabilidades de enfrentar un ciclo de alzas de tasas de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Ello nos obliga a proteger la solidez de nuestras finanzas para asimilar esos incrementos y aprovechar el crecimiento esperado en nuestro principal socio comercial.
En segundo lugar, la evolución del mercado petrolero vuelve imperativo ajustar nuestras expectativas a la realidad de precios, estructuralmente más bajos. Los precios han caído casi 64 por ciento desde su máximo nivel y se prevé que continúen en umbrales bajos en los próximos años.
En tercer lugar, el entorno geopolítico actual ha generado volatilidad en los mercados financieros. Los riesgos van desde la recomposición estructural por la eminente salida del Reino Unido de la Unión Europea y podrán verse agravados por un incremento en las tendencias proteccionistas entre las economías avanzadas. El proceso electoral en Estados Unidos ha contribuido a esa incertidumbre.
La sociedad ha constatado las presiones que ese complejo entorno ha generado sobre nuestro tipo de cambio. Si bien se trata de un fenómeno transitorio, que no ha afectado las expectativas de mediano y largo plazo; es preciso adoptar medidas fiscales oportunas que den certeza a los actores económicos del país.
Hoy tenemos el reto de estabilizar nuestra deuda para que después se empiece a caer.
La crisis global en 2008, llevó a las principales del mundo, incluyendo México, a emprender un esfuerzo de estímulo fiscal y monetario para evitar una prolongada recesión global.
Este esfuerzo contra cíclico, continuó durante esta administración para acompañar las reformas estructurales e implementar adecuadamente la reforma hacendaria.
El ajuste fiscal, si bien difícil, es hoy necesario para cerrar un ciclo de política económica, de conformidad con el marco que norma la conducción responsable de las finanzas públicas.
El Informe de Gobierno que el Presidente de la República entregó al Congreso el pasado 1º de septiembre, confirma las fortalezas que nuestra economía ha desarrollado en años recientes.
México cuenta con una economía en expansión y con un vigoroso mercado interno.
En los últimos tres años y medio, el crecimiento promedio del PIB ha sido de 2.1 por ciento. Este año, el producto está creciendo a una tasa real de 2.5 por ciento.
Este riesgo de crecimiento contrasta con la desaceleración observada en otras economías de nuestro continente, y con el crecimiento negativo que en promedio se observa en la región latinoamericana excluyendo a México.
El mercado interno, es el factor que explica este desempeño positivo.
En el primer semestre del año, el consumo privado creció a una tasa real de 3.5 por ciento.
En años recientes, las ventas al menudeo han crecido por arriba de su promedio histórico. Entre enero y agosto de este año, las ventas en las principales tiendas departamentales y de autoservicio tuvieron un aumento real de 7 por ciento.
Este año se observa un crecimiento de 18.5 por ciento en las ventas de automóviles, que constituye la decisión de consumo más importante para muchas familias.
El dinamismo de nuestro crecimiento ya no descansa como antes en la evolución de la producción industrial en Estados Unidos. El desempeño reciente de dicha producción ha sido débil y este año su crecimiento es negativo.
México, en cambio, ha mantenido un crecimiento positivo y al mismo tiempo ha incrementado su presencia en el mercado estadounidense.
Nuestra participación en ese mercado, el más grande del mundo, ha crecido 11 por ciento.
Todo ello se traduce en un patrón de desarrollo más equilibrado entre los sectores externos e internos.
México cuenta con un sistema financiero sólido y en crecimiento, y con una economía más formal.
El crédito al sector privado ha tenido una expansión de 14.2 por ciento real anual a julio; la mayor desde julio del 2008. Lo que muestra que los objetivos centrales de la reforma financiera se están cumpliendo.
Los actores económicos tienen hoy acceso a un mayor volumen de crédito a menores costos.
El crédito hipotecario, en particular, tuvo un crecimiento real superior a 21 por ciento entre diciembre de 2013 y julio del presente año.
Desde el inicio de la administración, se han creado 2 millones 171 mil empleos formales, lo que permitió alcanzar la cifra de 18 y medio millones de trabajadores registrados en el IMSS.
Uno de cada nueve de ellos, corresponden a esta administración.
Del total de los empleos establecidos en nuestro país en lo que va del sigo XXI, un tercio se crearon en los últimos tres años.
Desde enero de este año, se han establecido 582 mil empleos nuevos, lo que equivale a un crecimiento de 3.3 por ciento.
México cuenta con una estructura de ingresos públicos más sana, menos dependiente del petróleo y con más ciudadanos contribuyendo al gasto público.
Hemos reducido en más de la mitad la anterior dependencia de los ingresos petroleros que caracterizó durante décadas a nuestras finanzas públicas.
En 2012, alrededor del 40 por ciento de los ingresos del sector público provenían de la venta de petróleo. En 2016, será de menos del 20 por ciento.
La marcada caída de los precios del petróleo ha sido plenamente compensada por el fortalecimiento de los ingresos tributarios derivados de la reforma hacendaria.
Uno de cada cuatro contribuyentes, lo que equivale a 13 millones de ellos, se incorporaron al Registro Federal en los primeros tres años de este gobierno.
A finales del 2015, se alcanzó la cifra histórica de 51.6 millones de contribuyentes que equivalen a más del 96 por ciento de la población económicamente activa.
Como porcentaje del PIB, los ingresos tributarios pasaron de 8.4 por ciento en 2012, a 10.5 por ciento en 2014, y al 13 por ciento en 2015.
Alrededor del 50 por ciento de la dependencia de las finanzas públicas del petróleo, se suplieron con ingresos tributarios.
México cuenta hoy con una formación de precios estable, condición necesaria para combatir la pobreza.
A pesar de la volatilidad externa que se ha reflejado en el tipo de cambio, en 2015 la inflación se ubicó en 2.13 por ciento su mínimo histórico.
En la primera quincena de septiembre de este año, la inflación fue de 2.88 por ciento, por debajo de la meta del Banco de México.
Las reformas estructurales que han impactado los precios desde las telecomunicaciones hasta el gas LP y la electricidad residencial, fueron decisivas para generar este entorno de precios bajos.
México cuenta con un mayor federalismo hacendario. Sólo en lo que va de 2016, gracias a la evolución favorable de los ingresos tributarios, las participaciones a las entidades federativas han crecido 9.2 por ciento en términos reales y se encuentran 6.9 por ciento por encima de lo programado.
La política económica para el año entrante, que permitirá mantener la estabilidad, se basa en 3 principios fundamentales: Realismo, equidad y de responsabilidad.
Realismo:
Utilizar los márgenes fiscales disponibles para estimular la economía fue una estrategia justificada. Hoy el entorno internacional nos obliga a cerrar ese ciclo.
En esta coyuntura, debemos reconocer que no es factible disminuir la deuda sin reducir el gasto, que no es factible hacerlo si pretendemos además de habilitar nuestro marco tributario.
No sería realista proponer una reducción del gasto programable si no estamos dispuestos a revisar todos los rubros.
Equidad:
Los programas de gobierno incorporan las aspiraciones de todos los sectores económicos de las distintas regiones y de cada grupo social.
Dada la magnitud de la reducción en el gasto que se requiere, todos tendremos que contribuir al fin superior de proteger nuestra economía en esta compleja coyuntura.
Quien pretenda mantenerse al margen de este esfuerzo, estará negándole al país la oportunidad de preservar la estabilidad.
Responsabilidad:
El apego a este principio nos ha dado dividendos que hoy ante condiciones externas inciertas hacen posible planear y emprender juntos el ajuste que el país requiere.
Nuestra economía es sólida y estable. Ese es un logro del Estado cuyo crédito y buen nombre nos apuntala.
En nuestras manos está actuar con oportunidad y decisión y así garantizar que nuestra credibilidad se mantenga.
Abandonarnos a la inercia o adoptar una posición por debajo de la responsabilidad que la situación demanda, tendría costos significativos en términos de crecimiento, desempleo y pobreza.
No ignoremos nuestra memoria. Los episodios críticos que se vivieron en México y en otros países de nuestra región en el pasado y se viven hoy en algunos países vecinos, ilustran la magnitud de los costos que puede acarrear la pérdida de la estabilidad.
La evolución reciente de nuestra economía nos permite prever una disminución de los ingresos petroleros cercana a 16 por ciento, disminución que será plenamente compensada por el incremento en los egresos tributarios de casi 10 por ciento.
Los ingresos presupuestarios en consecuencia ascenderán a 4 mil 309 mil millones de pesos, un crecimiento de .4 por ciento en términos reales.
El Presidente ha planteado que el marco tributario se mantenga constante.
No proponen nuevos impuestos ni incrementos en las tasas existentes, lo que extenderá el periodo de estabilidad fiscal y favorecerá los procesos de inversión.
La Reforma Hacendaria dio fortaleza al gasto público, mejoró su calidad y permitió que la economía continuara creciendo.
Se ha observado un notable fortalecimiento del mercado interno que se refleja en variables como el empleo, los salarios y el consumo.
La política de ingresos para 2017 consolidará los esfuerzos en materia de simplificación, promoción de la inversión y del ahorro, certeza jurídica e impulso a sectores estratégicos.
Hace ocho años, el país demostró unidad al fortalecer las finanzas públicas con un amplio respaldo de diversas fuerzas políticas para superar momentos difíciles. Hoy enfrentamos esta coyuntura con la fortaleza fiscal que nos dio una reforma hacendaria eficaz y oportuna; ambos momentos deben ser ejemplos de unidad en torno al sentido de responsabilidad como eje de la política fiscal, por encima de preferencias partidistas. Esta responsabilidad resulta hoy esencial para mantener la confianza.
Las finanzas nacionales enfrentan una presión por un monto total de 340 mil 800 millones de pesos, equivalente al 35 por ciento del presupuesto para todas las dependencias. Esta presión se deriva de varios factores que hoy son inaplazables:
Primero, la necesidad de reducir el déficit y estabilizar la deuda. Segundo, las crecientes obligaciones en materia de pensiones. Tercero, el incremento en las participaciones de aportaciones federales, así como del costo de financiamiento. Y cuarto, los recursos solicitados, los recursos adicionales solicitados por los ramos autónomos.
Para hacer frente a esas exigencias presupuestales, se ha propuesto una reducción del gasto programable, sin inversión de alto impacto, por 1.2 por ciento del PIB respecto al presupuesto aprobado en 2016. Esto equivale a 239.7 mil millones de pesos.
El Gobierno Federal ajusta su gasto corriente mediante una contención de la nómina y una reducción sustancial de más del 20 por ciento en los gastos de operación de las dependencias. Destaco aquí que se privilegian programas que el CONEVAL considera prioritarios para reducir las carencias sociales e incrementar el acceso efectivo a los derechos.
En materia de inversión se priorizaron los recursos en función del avance físico y del impacto socioeconómico. Para este gobierno, el gasto en inversión ha sido una prioridad muy clara, esta pasó de un promedio de 629 mil 288 millones de pesos durante los primeros cuatro años de la anterior Administración; a 834 mil 973 millones de pesos en el mismo periodo del actual. Esto quiere decir que el gasto de inversión creció respecto de periodos comparables en casi 33 por ciento en términos reales.
Habremos de seguir acompañando este proceso de inversión pública, complementándola con la participación del sector privado a través de asociaciones público-privadas; la inversión vinculada con la reforma energética; las fibras C y el programa Escuelas al Cien.
Al final de este año, la deuda pública de México será equivalente al 50.5 por ciento del Producto. El 82.5 por ciento de esta deuda está contratada a tasa fija y largo plazo; su duración promedio es de ocho años, entre las más largas de la OCDE.
Además, mantenemos una baja exposición al riesgo cambiario, casi tres cuartas partes de la deuda está contratada en pesos. Se trata, en consecuencia, de una deuda que ha sido bien administrada. Ahora, el objetivo debe de ser lograr una trayectoria decreciente de la deuda pública como porcentaje del PIB.
Es lo que requieren los mercados para mantener la confianza, es lo que demandan las empresas y los consumidores para sobrellevar la volatilidad, es lo que exigen muchas voces, sobre todo es lo que necesita nuestro país para preservar su estabilidad y su crecimiento.
Las calificadoras de deuda han destacado la disciplina y responsabilidad con que se han conducido las políticas fiscal y monetaria de México. También han reconocido los niveles moderados de deuda y el énfasis en la estabilidad macroeconómica que el Gobierno Mexicano ha mantenido en años recientes.
Al mismo tiempo, nos han alertado sobre los riesgos ante un entorno adverso de darle la espalda a más de dos décadas de un manejo prudente.
Seguiremos siendo congruentes con esos principios que han sido benéficos para nuestra economía. La política económica para el año entrante es la que los mercados esperan. Cumplen con el compromiso anunciado previamente de reducir de manera sistemática y ordenada el déficit fiscal.
Estas medidas son oportunas, son necesarias y también son suficientes.
Responden, desde la perspectiva del Poder Ejecutivo a la coyuntura actual con el ajuste que se requiere, en donde mejor se puede sobrellevar.
Estamos conscientes del costo que tendría no hacerlo. Estamos conscientes también del costo que implicaría un ajuste excesivo mal implementado, o peor aún, imposible de cumplir.
Habremos de proceder con responsabilidad y conocimiento de causa. No hay margen para actuar de otra manera.
Señoras y señores legisladores: Con toda transparencia hemos informado a esta Soberanía sobre los resultados del cuarto año del trabajo de la administración que conduce el Presidente Enrique Peña Nieto.
Con igual apertura hemos presentado las perspectivas, el balance de riesgos y las acciones que nos propondremos emprender para preservar la estabilidad e impulsar el crecimiento en nuestra economía.
La sociedad mexicana tiene confianza en que sus instituciones generen los acuerdos necesarios para mantener a nuestra economía en el camino del crecimiento y la estabilidad.
El sector productivo estará atento al diálogo entre poderes y a las decisiones que el Congreso adopte para brindar estímulos, certidumbre y prudencia en un contexto adverso.
Los mercados están atentos a los consensos respecto a un actuar responsable que se desprendan del debate y, por supuesto, a una implementación rigurosa de los ajustes necesarios.
Las perspectivas de la economía nacional y el bienestar de todos, dependen de que actuemos con decisión y firmeza para proteger lo alcanzado y para abrir nuevas avenidas a la prosperidad bajo principios de responsabilidad, equidad y realismo.
México tiene la capacidad para enfrentar con éxito esta coyuntura, mantener y elevar su crecimiento, seguir generando empleos, fomentar la inversión productiva, proteger los programas sociales, todo ello en un marco de finanzas públicas sanas.
El país justo, incluyente y próspero, así lo requiere y lo merece.
Por su atención, muchas gracias.
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