Versión Estenográfica del panel dos del foro “Prioridades de México en la agenda multilateral 2017”, al que convoca la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores Organismos Internacionales, senadora Laura Angélica Rojas Hernández.
SENADORA ANGÉLICA ARAUJO LARA: …de nuestro Foro y yo quisiera cederle el uso de la palabra a quienes son hoy nuestros invitados, a quienes estarán platicando y a quienes por supuesto queremos escuchar con muchísima atención.
En primer lugar quisiera presentarles y agradecerle, por supuesto, a nuestro embajador Juan José Gómez Camacho. Si ustedes me lo permiten, leeré alguna breve reseña sobre su trayectoria.
Es nuestro representante permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas. Es miembro del Servicio Exterior Mexicano desde el año 1988. Se ha desempeñado como embajador de México ante la Unión Europea, el Reino de Bélgica y el Gran Ducado de Luxemburgo.
Representante permanente de México ante las Naciones Unidas y los Organismos Internacionales, con sede en Ginebra. Embajador de México ante la República de Singapur, con concurrencia ante la Unión de Myanmar y el Sultanato de Brunei.
Director general para Derechos Humanos y Democracia en la Cancillería, y representante permanente alterno de México ante la Organización de los Estados Americanos.
Es licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana y adicionalmente cuenta con una Maestría en Derecho Internacional por la Universidad de Georgetown.
Ha sido profesor de Derecho Internacional de los Tratados, en la Universidad Iberoamericana.
Y nuevamente, lo reitero y agradeciendo por supuesto también a nuestra embajadora Olga Pellicer, que está aquí con nosotros y al doctor Rafael Velázquez, sin más y si ustedes me lo permiten, vamos a escuchar con muchísimo gusto y con muchísimo agrado, nuevamente a nuestro embajador Juan José Gómez Camacho.
Gracias.
EMBAJADOR JUAN JOSÉ GÓMEZ CAMACHO: Senadora, muchas gracias. Un gran, gran gusto y honor como siempre, estar aquí en esta sede del Senado de la República.
Senadora Rojas, muchas gracias por la organización y el enorme entusiasmo con el que la Comisión de Relaciones Internacionales Asuntos Multilaterales trabaja con nosotros.
Un gran, gran honor compartir el panel con una distinguidísima mexicana, una distinguidísima internacionalista y sobre todo una muy querida exjefa de hace muchos años.
A ver, rápidamente, voy a tratar de ser lo más concreto, un par de comentarios generales en seguimiento al panel anterior sobre esta reflexión del multilateralismo o no, Naciones Unidas y su papel.
El multilateralismo, como me parece, quedó bastante claro por mis colegas en la conversación anterior, para nosotros, para México y para muchos otros países, pero hablemos de nosotros, no es una abstracción ni es simplemente un asunto de convicción natural mexicana por el multilateralismo, que lo es, por supuesto que hay una enorme convicción y esa es la que nos guía.
Pero además de esa gran convicción, hay un enorme interés. Para México es estratégico mantener una Organización de las Naciones Unidas robusta, un multilateralismo fluido, que nos siga permitiendo encontrar los arreglos colectivos que nuestro país necesita para seguir prosperando.
No hay prosperidad ni generación de desarrollo en el vacío, ni se genera a través de equilibrios o juegos de suma cero. En este mundo global, interdependiente, la prosperidad y el desarrollo suponen y pasan por la prosperidad y el desarrollo de todos.
Entonces, insisto, México tiene un interés estratégico en la Organización de las Naciones Unidas robusta, sólida y eficaz.
¿Qué tenemos que hacer para que eso suceda?
Primero que nada, continuar con –como nos lo instruyó precisamente el día de ayer el señor Presidente de la República y el canciller Videgaray– una diplomacia eficaz, con una diplomacia inteligente, con una diplomacia estratégica y sobre todo con una diplomacia asertiva; que descanse no solamente en nuestros principios, valores, convicciones; sino en nuestros intereses y también en nuestro tamaño y dimensiones.
México es un país muy grande, que sigue creciendo, que ocupa un lugar cada vez más importante a nivel global, y que somos crecientemente sistémicos, política y económicamente hablando. Es decir, el papel, la participación y el involucramiento de la diplomacia mexicana no solamente son un deseo e interés nuestro, sino son también una demanda del resto de la comunidad internacional.
Para tener una organización fuerte, sólida y robusta como la que queremos, tienen que pasar dos cosas, tienen que pasar muchas cosas y mis colegas ya las explicaron, pero me concentro en dos:
La primera, y Joel Hernández lo dijo muy bien, es que en la Organización somos nosotros, la Organización tiene dos cosas cuando hablamos de Naciones Unidas, son dos partes:
Una es esta gran institución, esta gran maquinaria enorme, con una burocracia, instituciones, etcétera, etcétera; y el otro lado somos nosotros los Estados miembros.
En cuanto a los Estados miembros, necesitamos ser mucho más capaces, mucho más eficientes para lograr acuerdos. Y para eso tenemos, señora senadora, tenemos que seguir haciendo a un lado, quizá esa es la palabra, superando la polarización; tenemos que seguir superando las desconfianzas entre Estados miembros y entre regiones; tenemos que superar la politización no conducente; tenemos que superar la ideología y tenemos que seguir concentrándonos en la construcción de soluciones compartidas, inteligentes y eficientes.
Ahí la diplomacia mexicana, nuevamente, con este papel creciente, relevante, inteligente que debe tener, juega un papel muy, muy importante.
Y en cuanto a la segunda cara de la moneda, al segundo lado de la ecuación que es la Organización, efectivamente y correctamente el secretario General, Antonio Guterres, que acaba de tomar posesión de su cargo hace apenas unos días; ha coincidido con la mayor parte de nosotros en que la Organización, la estructura, la institución tiene que ser sometida a una gran reestructuración, reforma o transformación interna.
La Organización adolece de todos los males que las grandes instituciones adolecen o padecen. Es una organización que por sus dimensiones, por su tamaño, por la forma en que ha evolucionado y en buena medida por responsabilidad de los propios Estados miembros, que no hemos sido capaces frecuentemente de lograr los acuerdos necesarios, se ha ido fragmentando.
De manera que los pilares que la componen, los órganos que la componen, las instituciones que la componen, los brazos que la componen responden frecuentemente a objetivos e intereses distintos. No solamente no compatibles unos con los otros, sino a veces inclusive contrarios u opuestos.
Necesitamos en ese sentido y seguir trabajando con la Organización, y con el gran liderazgo que ya está imponiendo Antonio Guterres, que la organización cambie su forma de trabajar, transforme su cultura de trabajo y mentalidad, se reorganice institucionalmente; de manera que los brazos de paz y seguridad, los brazos de desarrollo, los brazos que hacen derechos humanos, empiecen a trabajar de manera horizontal compartiendo objetivos únicos.
En cuanto a algunos intereses sobresalientes de México en Naciones Unidas, y digo sobresalientes porque México, otra vez por nuestro tamaño y por nuestra importancia, por nuestra característica de país genuinamente emergente; tenemos intereses amplísimos y crecientes dentro de la organización.
No es un tema de las tres, cuatro prioridades de México; el objetivo de México es, como digo, tener una diplomacia mucho más influyente, mucho más importante en la Organización y eso nos lleva crecientemente, a ocupar más espacios y a ocuparnos de más o mayores asuntos en la Organización.
La Organización está enfrentando… esa no es la palabra, enfrentando son los retos de los que mis colegas hablaron y que están suficientemente en la mesa y explicados. No, está también beneficiándose de dos o tres grandes procesos de transformación que provienen de lo mismo, que provienen de la comprensión que pese a la polarización, división, desconfianza, etcétera, que hay entre los Estados miembros; todos compartimos, que sí compartimos y es el hecho de que el desarrollo o más bien lo pongo así: que los problemas, que las soluciones a nuestros problemas y que las oportunidades que todos queremos son globales, también sean globalizados.
Entonces, los problemas y las soluciones a esos problemas, pasan por acuerdos multilaterales. Entonces, pese a esa gran división que sí existe, polarización, etcétera; hay también esta gran convicción. Y de esa manera están pasando dos grandes cambios en la Organización de las Naciones Unidas y tengo que decir, con una participación intensa, activa, importante de nuestro país; y varias cosas de las que están ocurriendo, tengo que decirlo así, tienen manufactura mexicana.
Una de ellas, por supuesto que es la Agenda 2030, que el senador Escudero mencionó y sobre la cual habló de manera muy importante. Es un cambio paradigmático, porque significa y creo que eso es por primera vez quizá en la historia de la Organización, en la que se lleva a la práctica la convicción de que el desarrollo es al final de cuentas, la única forma de garantizar el cumplimiento de los Objetivos de la Carta de las Naciones Unidas, que no son otros que un mundo en paz y próspero.
Y para eso, por primera vez, y eso es lo que refleja la Agenda 2030, el desarrollo se pone en el centro de Naciones Unidas y crecientemente se va convirtiendo en el gran articulador de todo lo que la Organización hace.
Y segundo, segunda razón por la cual la Agenda 2030 es muy importante, es porque también se acaba ese viejo, falso dilema de que el desarrollo es un reto de los países menos avanzados o de los países pobres o de los países en desarrollo; y no un reto de los países desarrollados.
Y por eso estaba la Organización en los temas de desarrollo, financiamiento para el desarrollo, etcétera, siempre enfrentada en este debate norte-sur. Los países en desarrollo exigiendo que los países desarrollados financiaran, cooperaran, ayudaran, etcétera, etcétera.
Hoy lo que representa la Agenda 2030 es el reconocimiento también no solamente de que el desarrollo debe estar en el centro y en el corazón de Naciones Unidas; sino que no es un problema exclusivo de los países menos avanzados. Que los países desarrollados, los países más ricos también están enfrentando retos profundos en materia de desarrollo; la desigualdad es uno de ellos.
La desigualdad está creciendo de manera muy importante también en países desarrollados, y por lo tanto la Agenda 2030 es una que demanda y que da alternativas, que genera política pública y política social y política económica; que se debe aplicar en absolutamente todos según nuestras propias circunstancias.
Y eso requiere, por cierto, regresando a la necesidad de reformar a la Organización internamente, que todas las agencias de Naciones Unidas empiecen a trabajar de manera horizontal para perseguir estos objetivos; porque cada uno de los 17 objetivos de la Agenda 2030, sólo hacen sentido si se ven de manera integral y si se implementan de manera conjunta. Cada uno refuerza al otro, de manera aislada no tiene ningún sentido.
Segundo gran cambio por el que atraviesa la Organización, lo mencionó también el embajador Joel Hernández, que es la paz sostenible. La gran falla o el gran pendiente o las grandes limitaciones que naturalmente ha tenido Naciones Unidas, están en paz y seguridad.
Ha sido ineficiente o ha sido insuficiente para o bien garantizar la paz en donde hay conflicto y cuando es el caso, asegurar que los países o las zonas que salen de conflicto, tengan capacidad de construir una paz que sea autosustentable de manera permanente y que no dependa de la respiración artificial de una operación para el mantenimiento de la paz; y más importante quizá, la capacidad de la Organización de prevenir el conflicto en primera instancia.
Paz sostenible significa entonces y el Consejo de Seguridad y la Asamblea General adoptaron dos resoluciones denominadas o consideradas en Naciones Unidas como históricas; en las cuales se trae este nuevo concepto de paz sostenible, reconociendo que la única forma de garantizar la paz y de evitar el conflicto, es precisamente el desarrollo.
No hay manera de evitar el conflicto en ciertos lugares en donde todos los indicadores sociales son no negativos, sino terriblemente lamentables y en donde no hay vivienda, no hay salud, donde no hay alimentación, donde no hay empleo; evidentemente esos lugares la propensión al conflicto es enorme. La única forma de evitarlo es a través del desarrollo.
Y entonces se crea la paz sustentable, en donde México está teniendo un papel muy, muy importante, tengo que decirlo; no solamente en la conceptualización de esta nueva idea de paz sostenible, sino también en la posibilidad de que se hubiera adoptado este nuevo concepto en dos resoluciones muy importantes.
Y ahora, trabajando con el secretario general de la Organización, para que de la misma manera como en la Agenda 2030, las estructuras de Naciones Unidas se modifiquen y las operaciones para el mantenimiento de la paz y todo el sector que hace paz y seguridad, esté completamente coordinado; no solamente comunicado, coordinado con las áreas de la organización que hacen desarrollo.
Y en esta línea, como ustedes saben, la forma de promover política, iniciativas en Naciones Unidas, es a través de los llamados Grupos de Amigos. En este caso, hay un grupo de amigos que se creó inmediatamente después de la adopción de estas resoluciones sobre paz sostenible; este grupo de amigos fue creado por México y es presidido por México.
Entonces, en esa capacidad de presidentes de este Grupo de Amigos sobre Paz Sostenible, estamos empezando a articular con el Secretario General, el Secretariado y 40 Estados miembros, incluyendo los miembros del Consejo de Seguridad; esta nueva política y que la estamos conectando con la implementación de la Agenda 2030.
Algunas prioridades o acciones, como decía, destacadas de México en la Organización, además de lo que estoy mencionando.
Es más, lo voy a dejar en una, porque me va a tomar unos minutos más explicarlo: migración.
Migración, no hace falta explicar por qué es absolutamente central para nosotros. Hace algunos meses, el presidente Peña Nieto nos ordenó trabajar de manera mucho más intensa en Naciones Unidas en el ámbito multilateral, para seguir buscando formas de construir o iniciar la construcción de entendimientos globales sobre este gran fenómeno. Teniendo muy presente, como también se mencionó en el panel anterior, las complejas e importantes características que tiene en México el fenómeno migratorio y que juega México en el fenómeno migratorio global.
Somos, ya no somos un país de emisión, tenemos migración negativa; es decir, estamos enfrentando un fenómeno muy importante de retorno de connacionales a nuestro país. Somos crecientemente un país de destino y conforme los datos de la Organización Internacional de Migraciones, somos el primer corredor de migrantes a nivel mundial.
Y las cifras son muy importantes, estuvieron mencionando en días pasados durante la Reunión de Embajadores y Cónsules, que estamos más o menos entre 400 y 500 mil migrantes atravesando nuestro país. Se junta este gran fenómeno en México, por supuesto, con este movimiento importante, urgente, de atención urgente que es el cruce de migrantes y refugiados por el Mediterráneo, y todo eso junto con otros países, nos permite trabajar en lo que se convirtió en la Declaración de Nueva York sobre Refugio y Migrantes; que es adoptada por nuestros Jefes de Estado, el presidente Enrique Peña Nieto, durante el mes de septiembre pasado.
En esa declaración sobre migración y desarrollo, por iniciativa también de nuestro país y con mucho trabajo de nuestra diplomacia, se adoptó o se incluyó un Anexo 2, mediante el cual nuestros Jefes de Estado nos mandataron a la Organización, a negociar un pacto global de migración; que debe ser adoptado en una conferencia intergubernamental en el año 2018.
Como decía el subsecretario Ruiz Cabañas, el presidente de la Asamblea General, designó entonces a los embajadores de Suiza y al de México, que les habla, como responsables de cofacilitar esta gran negociación.
Es una negociación que naturalmente será de una enorme complejidad; el tema migratorio es, como saben, de una enorme polarización y politización a nivel nacional, no hace falta explicar cómo, por qué ni dar ejemplos. Sí es importante decir, sin embargo, que cuando hablamos de migración estamos hablando de 240 millones de personas hoy, migrantes, en todo el mundo; y es una cifra que no solamente sigue creciendo, sino que será permanente porque un fenómeno permanente, porque la migración ha existido desde que la humanidad existe.
El pacto global, como lo estamos concibiendo, es un esfuerzo para buscar, como nos lo instruyó el Presidente de la República, construir o abonar hacia la gobernanza global de la migración. No a través de un instrumento jurídicamente vinculante, porque eso ni hace sentido ni tiene viabilidad, sino a través de un documento concreto con propuestas concretas y sobre todo propuestas ejecutables, propuestas de medida pública, de medidas de política pública ejecutables con el compromiso político de todos los Estados miembros de llevarlo a cabo.
Este Pacto Global de Migración, aspira a abordar seis grupos de problemas:
El primero y de manera preeminente y prominente son, absolutamente, no hay duda, los derechos humanos de los migrantes.
No es una discusión de si los derechos humanos son vigentes o no para los migrantes, lo cual sería un absurdo; son absolutamente vigentes para los migrantes. Los migrantes tienen exactamente como cualquier ser humano el mismo derecho a hacer valer todos sus derechos humanos; sino sobre todo cómo podemos promover su vigencia y su protección. De eso es de lo que se trata.
Segundo, el tema de desarrollo. Tenemos que entender todos que los migrantes primero contribuyen al desarrollo y a la prosperidad.
Segundo, que esa contribución al desarrollo y a la prosperidad no se hace, como algunos tienden a pensar, solamente en sus países de origen. El migrante sí contribuye al desarrollo en sus países de origen, incuestionable y positivo, pero también contribuyen igualmente incuestionablemente e igualmente de manera positiva a la generación de prosperidad y de riqueza en los países en donde están laborando o que los están acogiendo.
El reto o el objetivo de este Pacto Global de Migración, es primero reconocer esta característica. Y segundo, cómo se puede facilitar que el migrante pueda contribuir aún más en esta generación de desarrollo y prosperidad en ambas partes.
Tercero, explorar alternativas, opciones y políticas que nos permitan crear canales cada vez más claros para promover la migración regular, y en ese contexto estaremos discutiendo sobre movilidad laboral, empleo decente, etcétera, etcétera.
Todos estos son, como digo, los objetivos que esta negociación va a perseguir, hay que negociar y tenemos un año y medio para hacerlo y es una negociación muy compleja.
También el cuarto tema tiene que ver con entender, comprender bien y tratar de buscar alternativas y soluciones compartidas, colectivas por consenso. Todo esto es un ejercicio de consenso, como debe ser, para entender las causas que generan la migración, causas provocadas por el hombre y causas no provocadas por el hombre.
Siguiente, la protección de los migrantes, la protección de la seguridad de los migrantes. Tráfico de personas, esclavitud o formas modernas de esclavitud, y esto muy ligado al primer tema que mencioné, que son los derechos humanos.
Y, finalmente, cómo podemos construir formas eficientes, inteligentes, eficaces de cooperación entre los Estados miembros para abordar el fenómeno migratorio de manera teniendo siempre como sujeto de todo lo que hagamos al migrante y el bienestar y la protección del migrante. Y cómo podemos al final, que es precisamente el objetivo el gran objetivo de este pacto global de migración, construir gobernanza global de la migración.
Insisto, no se trata de un documento vinculante, no es un tratado internacional; es un documento político de gran envergadura que debe ser negociado por todos los 193 Estados miembros y adoptado por consenso por los 193 Estados.
En mi función de cofacilitador de este proceso, ha sido extremadamente halagador y entusiasmante el hecho de que todos los Estados miembros, todas las regiones, la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, América Latina, África, han expresado un enorme compromiso con este proceso; han expresado una enorme disposición a trabajar de manera constructiva, inteligente para lograr esta negociación, y estamos absolutamente convencidos todos de que lo vamos a lograr, porque el compromiso, como digo, expresado por nuestros Jefes de Estado y por las delegaciones en la organización, no dejan ninguna duda de que lo haremos. Así que este pacto deberá ser adoptado en una conferencia intergubernamental.
Concluida la negociación, esperamos entre los meses de julio y agosto del 2018 para que sea adoptado en esta conferencia gubernamental que en principio tendría lugar la semana de alto nivel del periodo correspondiente de la Asamblea General de Naciones Unidas.
Insisto, todo esto que les estoy contando es más menos, estamos apenas iniciando esta negociación.
Yo aquí termino, señora senadora, y es como siempre un gran placer estar aquí.
SENADORA ANGÉLICA ARAUJO LARA: Muchísimas gracias.
Ahora vamos a ceder el uso de la palabra y quisiera presentarles de igual manera una síntesis curricular de nuestra embajadora Olga Pellicer, agradeciéndole por supuesto su presencia.
Actualmente ella es profesora del Departamento de Estudios Internacionales del Instituto Tecnológico Autónomo de México, el ITAM. Ha tenido una larga carrera como académica, diplomática.
Fue directora del Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos. Docente en el Colegio de México. El Centro de Investigación y Docencias Académicas, CIDE, la UNAM.
Cuenta con una licenciatura en Relaciones Internacionales por la UNAM, con una maestría en Relaciones Internacionales por el Instituto de Altos Estudios Internacionales de la Universidad de Ginebra.
En el ámbito diplomático se desempeñó como embajadora de México en Austria y representante permanente ante los organismos internacionales con sede en Viena.
Representante alterna ante las Naciones Unidas en Nueva York.
Embajadora en Grecia.
Presidenta de la Comisión de la ONU para la Mujer.
Es miembro del Consejo de Administración de la revista Este País, del Consejo Rector de Transparencia Mexicana, de la sección mexicana del Club de Roma y del Consejo Académico para las Naciones Unidas, además de articulista, en fin. Una grandísima embajadora, brillantísima.
Muchísimas gracias por estar con nosotros.
Le cedemos el uso de la palabra. Gracias.
EMBAJADORA OLGA PELLICER: Bueno, pues la verdad es que me cuesta mucho trabajo. Me cuesta mucho trabajo porque aquí están los que han sido mis alumnos, los que han sido mis colaboradores en diversas etapas de mi vida, una etapa diplomática, como se ha señalado, y una etapa de vida académica.
Actualmente estoy en la vida académica y eso me coloca en una situación un tanto privilegiada si quieren, en el sentido de que puedo tomar varias perspectivas para hablar de los temas de que aquí se han hablado.
Pero por otra parte, todos los que han tomado la palabra, que en algún momento fueron o mis alumnos o mis colaboradores, me han superado muchísimo y saben mucho más que yo, están mucho más al tanto y yo me siento un poco desconcertada sobre, bueno, ¿y ahora yo qué digo? Yo qué digo porque ellos ya dijeron casi todo.
La verdad yo traía preparado algo y después de que fui oyendo las participaciones de quienes me antecedieron dije: No, pues con lo que tengo nada más voy a reiterar lo que ellos ya dijeron, ¿qué digo? Y entonces muy rápidamente se me ocurrieron algunos comentarios que espero no sean demasiado especulativos, pero han sido muy improvisados en este momento, después de oír a los anteriores oradores.
Bueno, una primera preocupación que yo tengo es preguntarnos qué es lo específico del momento que estamos viviendo, porque aquí se ha reiterado mucho el legado histórico que México tiene con el multilateralismo, y la pregunta sería: Bueno, ¿cómo podemos utilizar ese legado histórico? ¿Cómo podemos utilizar ese gran capital humano que son los diplomáticos multilateralistas, que son yo creo que la joya de la corona del Servicio Exterior Mexicano? ¿Cómo los podemos utilizar en un momento de grandes transformaciones, de grandes incertidumbres, de grandes dudas sobre qué es lo que permanece del pasado y qué es lo que está cambiando?
Por qué yo creo que este año 2017 no es sólo un año en que va a haber cambios importantes en países muy importantes que tienen mucha influencia internacional, sino también es un año en el que se ponen en duda muchas de las ideas tradicionales sobre qué es el orden internacional, qué son las relaciones de poder internacionales, cuál es el papel de las Naciones Unidas.
Yo creo que eso está muy cuestionado, y que la gran dificultad va a ser cómo salimos de los paradigmas del pasado para entrar a lo que parece ser un nuevo paradigma muy incierto, muy indefinido pero cambiante sin lugar a dudas.
¿Qué es lo primero que a mí me parece muy difícil? Lo primero que me parece difícil para México, el identificar cuáles van a ser los aliados que va a tomar en cuenta, porque esos aliados internacionales no van a ser los mismos.
¿O cuáles son quienes van a dictar normas en situaciones obviamente que están cambiando? Y doy algunos ejemplos: Cambio climático.
Sin duda México tiene una gran tradición en cambio climático; sin duda ha desempeñado papeles muy importantes, pero tenemos que tomar en cuenta que el liderazgo de las grandes potencias es muy importante y que ocurre que hasta ahora el presidente Trump ha declarado en parte que no le interesan las Naciones Unidas, y desde luego que está en contra de la idea del cambio climático.
Y cuando nosotros pensamos en cuáles fueron los grandes éxitos que se pudieron lograr en la Conferencia de París del año pasado, en gran parte esos éxitos se construyeron sobre un entendimiento entre los dos grandes contaminadores del mundo, que son Estados Unidos y China. Bueno, ahora ocurre que uno de esos grandes contaminadores ya parece no estar de acuerdo y eso cambia bastante el contexto dentro del cual tenemos que actuar.
Desde luego cambio climático es una prioridad en la política exterior de México, pero es una prioridad que ahora tiene que trabajar dentro de un contexto distinto en el que va a tener que identificar nuevos aliados regionales y también los grandes aliados mundiales.
Yo tendría una pregunta un poco provocativa: ¿Y con quién vamos a estar ahora, con China o con Estados Unidos? Porque realmente quien en este momento tiene un mayor compromiso con cambio climático es China; y, en cambio, es posible que Estados Unidos, su gobierno no lo tenga.
Desde luego tomo en cuenta que otras son las opiniones dentro de su sociedad, de otros partidos, es una sociedad muy compleja, pero al menos la figura presidencial que todavía cuenta ha declarado que va a cambiar de posición.
Creo que eso representa un gran reto para una de las prioridades que México tiene dentro de las Naciones Unidas y un gran reto del que se tendrá que hablar en el futuro.
Yo encuentro, por ejemplo, que no tenemos muy clara cuál va a ser nuestra relación con China, porque la verdad es que no hemos tenido mucha claridad sobre cuál es nuestra relación con China.
En estos momentos se está hablando mucho de que para América Latina China será uno de los grandes aliados; no lo es para México. Y en nuestro diálogo difícil y muy complejo que vamos a tener con el nuevo gobierno de los Estados Unidos ¿se van a introducir estos temas? ¿Se va a introducir nuestra indiferencia respecto al papel que debe desempeñar la lucha contra el cambio climático? ¿Y de qué manera se va a jugar con la idea de nuevos aliados, tanto regionales como dentro de los grupos de grandes contaminantes?
Es una pregunta que la dejo un poco como una reflexión, como para tomar en cuenta este nuevo mundo ante el cual habrá que tomar nuevas decisiones.
Una segunda preocupación que me surgió al estar oyendo a los anteriores oradores, es el papel de los actores no gubernamentales en el multilateralismo, porque yo creo que uno de los grandes dilemas que se ha presentado en los últimos tiempos es esto de la gobernanza global de la que se habla mucho, pero de la que no estamos muy seguros de qué estamos entendiendo por ella. Depende también de dónde es el círculo en el que nos encontramos.
Como yo ahora estoy en el círculo académico, yo oigo mucho de una gobernanza global que nos habla de la urgencia de que la política exterior no la lleven únicamente los gobiernos.
¿Por qué? Porque es obvio que las grandes fuerzas que están moviendo al mundo no son necesariamente los gobiernos. Son redes internacionales formadas o por intereses económicos o por intereses ideológicos o por intereses de todo tipo, pero las organizaciones no gubernamentales y sus diversas formas de expresión y de asociación desempeñan en este momento un papel muy importante en la dinámica que mueve al mundo.
Yo leo muchísimos artículos en donde me hablan que hay dos dinámicas: La dinámica de los gobiernos que son una pieza dentro del gran ajedrez de la política internacional y las otras piezas dentro de esa dinámica internacional que no son los gobiernos. Que son, o bien las grandes corporaciones económicas, o son, bien, las organizaciones no gubernamentales.
¿Cómo vamos a introducir a esos nuevos actores dentro de nuestra política exterior?
Yo sé que ha habido cambios importantes dentro de la Cancillería. Hay ahora una dirección para la sociedad civil, y eso ya me parece un gran adelanto.
Pero, ¿qué es lo que realmente el gobierno está aceptando respecto al peso que se le va a dar a esa sociedad civil dentro de las decisiones de política exterior que se están tomando?
Y yo creo que la respuesta no es fácil, y no solamente para México, sino en general en todo el mundo.
Nosotros encontramos como dos discursos: El discurso de la apertura hacia la sociedad civil y un discurso real de enormes resistencias, porque finalmente hay aspectos de la política exterior que sólo lo llevan adelante los gobiernos o que sólo lo quieren llevar adelante los gobiernos.
Creo que tenemos que entender que depende de los temas y depende de los momentos el grado en que nos abrimos o no a esa sociedad civil que cada vez más demanda ser una participante muy activa en la toma de decisiones de cuestiones internacionales.
En el caso de México, repito, creo que la pregunta está abierta.
Creo que el caso del que se ha hablado aquí mucho, la Agenda 2030. La Agenda 2030 es una agenda que no se entiende sin la participación de la sociedad.
No es una agenda solamente de los gobiernos, no lo fue en el momento de su elaboración, porque si recordáramos, México fue un participante muy activo en la elaboración de la Agenda 2030 participaron sobre todo representantes de la sociedad civil.
Las reuniones que se tuvieron aquí en México para determinar, por ejemplo, cuál iba a ser la posición de América Latina, estuvieron integradas por organismos no gubernamentales y no por gobiernos.
El caso de la implementación de la Agenda 2030 es un caso en el que va a estar un dilema constante y no fácil de resolver entre quiénes son quienes la implementan. ¿Son los gobiernos o es la sociedad?
En caso de que sea la sociedad, ¿quiénes y cómo vamos a determinar cómo van a participar?
En fin, lo dejo abierto como uno de esos grandes dilemas que tenemos enfrente y que yo encuentro que va a tomar mucho tiempo resolverlos, y que finalmente vamos a tener unas agendas complejas en que en algunos temas hay mucha participación de la sociedad civil y en otros no. Y que eso dependerá mucho de cómo se tocan los intereses del gobierno que no siempre y necesariamente coinciden con los de la sociedad civil.
Y esto me lleva al tema del Senado. El tema del Senado a mí me parece muy importante porque me doy cuenta que hay temas de la política exterior en donde tenemos una posición muy clara dentro de la ONU, pero cuando el tema llega al Senado la posición ya no es tan clara.
¿Por qué? Pues quizá porque el Senado es justamente uno de esos ejemplos para recordar lo que pasa en la vida de Naciones Unidas. La vida parlamentaria es una vida que en cierta forma nos habla de lo que es Naciones Unidas; es tratar de poner de acuerdo a voces que no necesariamente son homogéneas.
Voy a un ejemplo muy concreto: El caso de las drogas.
En el caso de las drogas, yo creo que la posición de México es clara en el sentido de estar de acuerdo que es necesario abandonar el paradigma prohibicionista, porque en su aplicación el paradigma prohibicionista ha costado mucho, y le ha costado mucho sobre todo a los países de producción y tránsito, como es el caso de México.
Es normal que nos hayamos aliado con otros países latinoamericanos en pedir un cambio del paradigma prohibicionista.
Sin embargo, quien va a aterrizar realmente cuánto vamos a cambiar del paradigma prohibicionista es el Congreso, el Senado principalmente.
El Presidente da instrucciones a la Cancillería para que lleve una cierta posición de apertura a una reunión que por cierto fue un poco titubeante en sus resultados. A mí no me pareció que tuviese grandes resultados, me parece eran muy titubeantes, pero en fin.
En todo caso ahí se puso el de si estamos de acuerdo con el paradigma prohibicionista o no; México no lo está.
Sin embargo, cuando ya llegamos a ver hasta dónde va a haber apertura internamente y hasta dónde realmente se va a abrir a la legalización ciertas drogas, principalmente el caso de la marihuana, entonces encontramos un Senado muy heterogéneo y aquí no estamos de acuerdo.
Sin embargo quienes realmente van a aterrizar hasta dónde nuestra posición en el organismo internacional va realmente a aterrizar pues depende de ustedes los Senadores –me quedan dos minutos, es muy poco tiempo-.
Pero estoy dejando algunas provocaciones que me parecen interesantes.
Voy a llegar a la última que traía yo, que es la congruencia entre lo interno y lo externo.
Yo creo que nuestra autoridad moral en el tema de multilateralismo no se pone en duda mientras estamos allá en los organismos internacionales: en Nueva York, en Ginebra, en Viena, en donde yo tuve el gran placer de estar y tener estupendos colaboradores, algunos de los cuales están aquí.
Mientras estamos allá tenemos mucho prestigio, tenemos mucha verticalidad pero cuando llegamos a lo interno las cosas ya no están tan claras y es el caso de Derechos Humanos.
Yo le tengo una gran admiración al papel que hemos desempeñado en los foros multilaterales en materia de derechos humanos y aquí hay grandes personalidades como quien tuvo el primer año para crear, construir y darle sentido al Consejo de Derechos Humanos, que es un diplomático mexicano, prestigiadísimo: Luis Alfonso: felicidades.
Estamos muy bien allá, pero aquí adentro no. Aquí adentro hay una gran distancia entre nuestro prestigio internacional y nuestras realidades internas.
Y no doy más que el caso más evidente si no encontramos una mejor solución al problema de Ayotzinapa, no podemos tener tanta autoridad moral.
Y yo creo que son estos contrastes entre la autoridad externa y la autoridad moral real que podamos tener, los que no podemos perder de vista si queremos que México realmente sea un líder que traduce su prestigio externo en mayor compromiso interno, con solucionar algunos de los grandes problemas que han quedado pendientes.
Tenía yo algunas otras ideas pero creo que se me está agotando el tiempo, entonces prefiero dejarlo ahí.
Quería yo muy rápidamente pasar sobre las cuestiones de reforma de los organismos internacionales, concretamente de Naciones Unidas, de uno de los temas que a mí mayormente me preocupa, que es el proceso de toma de decisiones, que es un proceso que ha paralizado o que ha llevado a mínimos, mínimos como los que se lograron en la conferencia sobre drogas, porque cuando hay opiniones muy heterogéneas pues lo que se llega es a mínimos que a veces no son muy significativos.
Entonces, yo creo que una de las batallas que se podría dar por parte de México es una modificación en algunos de los rasgos más sobresalientes de toma de decisiones como es, bueno, el veto dentro del Consejo de Seguridad, dificilísimo, pero donde México debe tomar una posición firme y también el hecho del consenso entendido como que cualquiera puede paralizar un acuerdo al que prácticamente ya se logró que se incorporaran todos los actores fundamentales.
Entonces, cómo resolvemos el romper esa camisa de fuerza que hace triviales en ocasiones algunas de las decisiones o bien que paraliza por completo su trabajo como es el de la Conferencia de Desarme, cómo llegamos a romper esos procesos de toma de decisiones para darle mayor agilidad a muchas de las muy importantes decisiones que se toman principalmente dentro de las Naciones Unidas.
Hasta ahí lo dejo.
Muchísimas gracias.
SENADORA ANGÉLICA ARAUJO LARA: Muchas gracias.
Como tercer panelista también leeré muy rápido, del doctor Rafael Velázquez Flores, que Presidente de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales.
Es profesor investigador de la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Baja California.
Doctor en estudios internacionales por la Universidad de Miami.
Maestro y licenciado en relaciones internacionales por la UNAM
Fue director de la licenciatura en ciencia política y relaciones internacionales del CIDE.
Autor de libros: Factores, Bases y Fundamentos de la Política Exterior de México y co autor del libro Diplomacia Local, las Relaciones Exteriores de las Entidades Federativas Mexicanas, entre otros.
Es miembro del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales y del Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT.
Entre sus líneas de investigación destacan La Política Exterior de México, Teoría de Relaciones Internacionales, y Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Y nuevamente, es un gusto darle la bienvenida, doctor Rafael Velázquez, a esta su casa, el Senado de la República.
DOCTOR RAFAEL VELÁZQUEZ FLORES: Muy buenos días.
Muchas gracias senadora.
Quiero empezar agradeciendo a la senadora Laura Rojas por la invitación y por involucrar a la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales en la convocatoria para este evento.
El tema es bastante relevante hoy en particular porque estamos en una situación en donde las grandes potencias están desconfiando de las organizaciones internacionales.
Es decir, han regresado los nacionalismos y tenemos casos como el BREXIT, o como la llegada misma de Donald Trump a la presidencia, que son ejemplos en donde los países se están ensimismando y están muy dudosos de la integración económica o de asistir o recurrir a las organizaciones internacionales para la solución de los problemas que aquejan a la humanidad.
Efectivamente México ha tenido una participación muy activa en las organizaciones internacionales, especialmente en las Naciones Unidas.
Esta participación le ha dado al país un alto prestigio en el ámbito multilateral.
Muchas iniciativas propuestas por México han sido aprobadas por la inmensa mayoría en el seno de la Asamblea General de Naciones Unidas, por ejemplo, como el Tratado de Tlatelolco, que se va a festejar el 50 Aniversario el 14 de febrero próximo.
Pero también, por ejemplo, la Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados, que fue una Iniciativa del Presidente Luis Echeverría Álvarez y que tuvo prácticamente todo el apoyo de la comunidad internacional en el marco de las Naciones Unidas.
Sin embargo, México tenía una debilidad en su participación en la Organización de las Naciones Unidas. Y digo tenía porque esa debilidad se ha subsanado en los últimos años.
Y esa debilidad era la no participación de México en el Consejo de Seguridad y en las misiones de paz de esa Organización.
México participó, en 1946, como miembro del Consejo de Seguridad pero como eran los inicios de la Organización prácticamente le tocó por sorteo.
En 1980-81 México regresó a participar en el Consejo de Seguridad pero fue por una situación muy especial porque dos países, Colombia y Cuba, no alcanzaban los suficientes votos para poder ocupar un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad.
Finalmente la administración de José López Portillo decidió que México fuera el actor que resolviera el problema y por eso fuimos miembros del Consejo de Seguridad entre 1980 y 1981.
¿Cuáles son las razones que explican el por qué México no quería participar en el Consejo de Seguridad y en misiones de paz?
En primer lugar, México ha tenido una tradición pacifista. Su historia, en donde hubo intervenciones, invasiones, pérdida de territorio, ha hecho que el país sea un convencido defensor de los principios más importantes de las relaciones internacionales como la no intervención y la solución pacífica de las controversias.
Su participación en misiones de paz podría contradecir ese principio.
Además, por mucho tiempo México evitó ingresar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para no comprometerse en el marco de la Guerra Fría con un actor o con el otro.
Es decir, si México votaba a favor de una resolución prácticamente estaba votando en contra de un país y eso podría generar problemas.
México decidió no enfrentarse a ese tipo de situaciones simplemente no participando en el Consejo de Seguridad.
Esta neutralidad de México en esos años llevaba obviamente algunas ventajas pero también algunas desventajas:
México no estaba participando en la creación del orden internacional y se estaba aislando de los beneficios que puede traer la participación en órganos como el Consejo de Seguridad.
Por otro lado, también después del término de la Segunda Guerra Mundial, México buscaba mostrar cierto grado de independencia frente a Estados Unidos y participar en el Consejo de Seguridad podía, en algunas ocasiones, aparentar que México se aliaba a Estados Unidos en el marco de esa Organización.
Esto servía principalmente para consumo interno, es decir, para política interna también porque en esa época había grupos nacionalistas pero también había movimientos de protesta.
Entonces, esta posición de México de no participar en misiones de paz, no participar en el Consejo de Seguridad ayudaba a crear consensos internos frente a este tipo de movimientos.
Por otro lado, México nunca estuvo de acuerdo –y ahorita la Embajadora Pellicer lo acaba de manifestar- en el marco o la estructura de toma de decisiones del Consejo de Seguridad y esa era otra de las razones por las cuales México no quería participar.
Pero hay otra que también me parece importante: siempre he pensado que después de la Revolución Mexicano hubo un acuerdo, un pacto entre el Gobierno y el Ejército:
El Ejército se salió de la búsqueda del Poder, inclusive se salió de las filas del Partido Revolucionario Institucional, prometiendo disciplina frente al Ejecutivo y no involucrarse en la búsqueda del Poder. Ese fue uno de los principales problemas durante la Revolución.
Con este pacto, desde mi punto de vista, el Ejército como institución tuvo autonomía suficiente para no necesariamente aceptar la participación en misiones de paz organizadas por la Organización de las Naciones Unidas.
Obviamente el Ejército ha sido una institución muy disciplinada frente al Ejecutivo y estoy seguro que si el Presidente le pidiera el Ejército, como Jefe de las Fuerzas Armadas, asistir a un lugar, obviamente con el consentimiento del Senado, de acuerdo al Artículo 73 Constitucional, el Ejército como institución podría participar en este tipo de misiones.
Toda esta posición de México frente al Consejo de Seguridad o a las misiones de paz, estaba en el marco de lo que se conoce como la Doctrina Tello, que también lo acaban de mencionar al Embajador Manuel Tello.
Él fue uno de los principales defensores de la no participación de México en el Consejo de Seguridad y el no envío de tropas mexicanas en misiones de paz.
Como ya me pasaron la tarjetita, voy a cerrar rápidamente.
Sin embargo, a finales del siglo pasado hubo cambios importantes que hicieron que México tomara la decisión de regresar a participar en el Consejo de Seguridad y en misiones de paz.
Son tres los factores que me parece explican por qué México decidió regresar.
En primer lugar, desde mi punto de vista, el cambio en el modelo de desarrollo económico fue un factor que impulsó a México para poder participar en este tipo de actividades.
México tenía un modelo de desarrollo proteccionista, nacionalista y a partir de los años 80 y por las crisis económicas que vivimos en ese entonces, el Gobierno decidió abrir el modelo a una mayor libertad comercial, mayor atracción de las inversiones y eso hizo que México tuviera que cambiar su estrategia hacia lo internacional porque tenía que haber congruencia entre lo que estaba haciendo en materia económica.
Obviamente los cambios que ocurrieron a finales del siglo pasado en el sistema internacional, el fin de la Guerra Fría, fue un ambiente que permitió a México un regreso puesto que el sistema ya no iba a ser tan rígido.
Pero finalmente el factor que mayormente explica el regreso de México a este tipo de actividades fue la alternancia política que vivimos a partir del año 2000.
Con la llegada de una nueva administración el Gobierno decidió regresar a este tipo de actividades.
En el 2002-2003 fuimos miembros otra vez del Consejo de Seguridad. 2010-2011 otra vez.
Y en esta administración México tomó la decisión de enviar tropas mexicanas, bueno, en este caso no se han enviado tropas pero se han enviado misiones de oficiales del Ejército a zonas de conflicto en el marco de las misiones de paz de las Naciones Unidas.
Ya para terminar: las relaciones internacionales son una cuestión de poder.
Todos los países buscan ampliar su poder. Los países que tienen menos poder recurren a las organizaciones internacionales para ampliar su capacidad de negociación frente a otros países que tienen mayor poder.
El poder se necesita para alcanzar objetivos, para responder al interés nacional y para beneficiar a la situación interna.
El poder no solamente es militar o económico, hay otro tipo de poderes.
Yo siempre he pensado que participar en los órganos multilaterales le produce a cualquier país un tipo de poder en la teoría de relaciones internacionales y se conoce como el poder suave.
Si México participa activamente en los organismos internacionales, México va a adquirir poder suave y ese poder va a ayudar a mejorar las capacidades de negociación internacional que tiene el país, especialmente para enfrentar un fenómeno como el que se nos viene con el cambio de presidencia en Estados Unidos.
Muchas gracias.
SENADORA ANGÉLICA ARAUJO LARA: Muchas gracias.
Como podrán ustedes haberse dado cuenta, estamos con la participación de todos los panelistas y para tener respeto en el tiempo yo quisiera solamente concluir diciéndoles que retomo una frase que me encantó y que apunté, que dijo nuestra Embajadora Olga Pellicer y por eso les quiero pedir que nos manden sus preguntas.
Tenemos hoy día muchos embajadores que son joyas del multilateralismo y todos alumnos o gran parte alumnos de, por supuesto, nuestra Embajadora.
Yo les pediría que, no vamos a tener tiempo para preguntas y respuestas, pero por favor en nuestra Página de la Comisión, estamos habilitando un espacio para que ustedes nos hagan el favor de enviar sus preguntas.
Yo sé que nos dejaron hoy temas muy interesantes, yo sé que nuestro Embajador Juan José nos dice este importantísimo reto de hacer el pacto, este pacto en materia de inmigración.
Creo que es un tema donde a nuestro país de verdad le corresponde hacer un trabajo muy importante y nuestro Embajador sabemos que va a cumplir en tiempo y forma y que va a ser un nuevo logro para nuestro país.
Por supuesto a nuestra Embajadora, que nos deja ahora sí que desde el ámbito académico, preguntas también muy interesantes, que yo estoy segura que todos aquí hubiesen querido escuchar con quién vamos a aliarnos: con China, con Estados Unidos, qué vamos a hacer, ¿verdad?
A nuestra académica, a nuestro doctor muchísimas gracias también por su participación para hablarnos sobre estos nuevos enfoques ahora sí de nuestra política exterior, este repaso histórico.
Y a todos ustedes agradecerles, la verdad, su presencia, su paciencia, escucharnos, estar muy al pendiente.
Pedirles que por favor continúen. Me dicen que vamos a continuar de manera inmediata con el siguiente panel.
Pero no dejo de invitarles a hacer sus cuestionamientos, porque para mí, habría sido muy valioso escuchar cuáles serían esas inquietudes y escuchar a nuestros embajadores, darles respuesta.
Entonces si ustedes me lo permiten y abusando de la gentileza de cada uno de ellos, estoy segura de que si ustedes nos hacen llegar sus inquietudes estaremos pidiéndoles por favor que nos ayuden a dar una respuesta puntual.
Agradeciéndoles por supuesto nuevamente el estar con nosotros y agradeciéndoles principalmente y pidiéndoles a ustedes un reconocimiento muy grande para nuestros tres panelistas esta mañana.
Muchísimas gracias a nuestro Embajador Juan José Gómez Camacho. Muchas gracias.
A nuestra Embajadora Olga Pellicer.
Y por supuesto muchas gracias doctor, por estar con nosotros.