PALABRAS DEL SENADOR RAÚL CERVANTES ANDRADE, PRESIDENTE DE LA MESA DIRECTIVA, EN LA DEVELACIÓN DE UNA PLACA PARA CONMEMORAR LOS CIEN AÑOS DE SERVICIO A LA NACIÓN Y DE LEALTAD A LA CONSTITUCIÓN DEL EJÉRCITO MEXICANO.
Diputado José González Morfín, vicepresidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, sea usted bienvenido;
General Salvador Cienfuegos Zepeda, Secretario de la Defensa Nacional;
Licenciado Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación;
Licenciado Jesús Murillo Karam, Procurador General de la República;
Senador Jorge Luis Preciado Rodríguez, Presidente de la Junta de Coordinación Política;
Senador Emilio Gamboa Patrón, coordinador del grupo parlamentario del PRI;
Senador Miguel Romo Medina, senador promotor del acuerdo;
Senador Fernando Yunes Márquez, presidente de la Comisión de Defensa Nacional:
En el prolongado proceso de la formación de nuestra ciencia política, en la fundación y en la integración de nuestra sociología, en el catálogo de intérpretes de nuestra filosofía y de la historia y en la construcción de nuestros valores fundamentales expresados en la Constitución Política, el Ejército Mexicano ocupa un lugar prominente.
Su intervención ha sido decisiva en las situaciones de nuestra nación en las que su orientación institucional y su concepto exacto y correcto de la lealtad han sido y son inconmensurable valor para nuestro país.
El Ejercito México es una de las instituciones más ilustres de la metamorfosis filosófica, política y social del siglo XX y del comienzo de este siglo XXI. Durante este año, en el que conmemoramos el Centenario de la creación del Ejército Mexicano me permito a nombre del Senado de la República trazar en líneas generales la labor y la gran obra que esta institución de las Fuerzas Armadas ha realizado, esbozando su lugar dentro de la historia de México y en la actualidad.
El Ejército México tiene muy claro que la honestidad y la lealtad son la mejor política, esto ha sido y es tan cierto que ha servido sin engañar, sin traicionar, sin abandonar a sus superiores ni a su pueblo. Se ha mantenido siempre firme en sus ideales y convicciones, así como ha hecho demostración constante de afecto, apego y gratitud a la patria.
Hay que destacar la trascendente actuación del Ejército en el capítulo y en las ideas que más influyeron en el desenvolvimiento de México en las primeras décadas del siglo XX, donde se renovó nuestra nación en búsqueda de la legalidad, del Estado de derecho y se comenzó el camino cierto a la democracia, para dar cabida a que surgiera la independencia política como resultado de la institucionalización del Ejército Mexicano que pone ejemplo de lealtad al país para el desarrollo de sus conciudadanos y de sus instituciones de gobierno.
El Ejército ha puesto ante todo la libertad de los mexicanos para decidir el mundo de su guía política y supo poner fin a las guerras civiles y a al caudillismo que hacían que se perdiera insensiblemente el espíritu republicano, obligando a los ciudadanos a una larga usencia de sus derechos fundamentales a elegir su destino hasta lograr una paz sostenida en el derecho y la política, como elementos fundamentales para convivencia y el desarrollo de nuestra sociedad y el progreso del espíritu emprendedor de cada uno de los mexicanos.
El Ejército ha sido muestra del respeto debido a la jerarquía, la acción de la disciplina, del orden que la autoridad se encarga de asegurar, los dogmas que regulan la vida fundamental en un México donde cada nueva generación busca rehacer a nuestro país, curiosamente, con el mismo ideal de hacer lo mejor
Pero los remolinos que agitan a las generaciones sucesivas no bastan para explicar un cambio decisivo en el destino de la democracia, si no tomamos en consideración el papel fundamental que el Ejército Mexicano ha tenido en el mantenimiento de la seguridad, de la paz, de la estabilidad por su filosofía de fidelidad ante todo.
Por otra parte, pocas veces se encuentra a una institución tan consciente de su papel en el sostenimiento del ideal democrático, tan seguro de sus finalidades de orden, obediencia, disciplina, perseverancia y devoción, que lo han impulsado a alcanzar este lugar de notoria responsabilidad y de reconocido respeto por nuestros ciudadanos y nuestra nación.
Por lo que hoy develamos esta leyenda conmemorativa no como un recuerdo sino como una manifestación sublime, constante y perene de la labor desarrollada en estos cien años y en los años venideros.
El Ejército Mexicano día a día tiene presente que la patria es primero y, por ello, con sus armas y sus servicios defienden la integridad, la independencia y la soberanía de nuestra nación, garantiza la seguridad interior, auxilia a la población civil en casos de necesidades públicas, realiza acciones cívicas y obras sociales que tienden al progreso del país, y en los caso de desastre, presta su ayuda para el mantenimiento del orden y de forma preponderante su auxilio de las personas y sus bienes; así como la reconstrucción de las zonas afectadas y todas estas labores las ha desarrollado nuestros militares de manera encomiable y por ello son plenamente reconocidos por nuestros conciudadanos, ya que muchos de ellos han sido auxiliados por nuestro Ejército.
El que desea paz debe estar preparado para la guerra, para ello, desde la educación militar se instituye la filosofía del compromiso y la convicción de la entrega al país y a sus instituciones con lealtad, poniendo al servicio todas sus capacidades, habilidades, inteligencia y la misma vida si fuese necesario en el cumplimiento de los deberes que impone ser miembro del Ejército mexicano.
El servicio de las armas exige que el militar lleve el cumplimiento del deber hasta el sacrificio y que anteponga el interés personal, el respeto a la Constitución, la soberanía de la nación, la lealtad a las instituciones y el honor del Ejército mexicano. Este señalamiento es, con mayor precisión, el preludio del gran movimiento social de nuestro país para combatir los males que nos aquejan y lograr que viva la efervescencia del espíritu.
Desde la insigne marcha de la lealtad, ha quedado ratificado que el Presidente de la República, es el mando supremo del Ejército mexicano y de las fuerzas armadas, como una muestra de su respeto y colaboración con la población civil, por tanto los militares han observado buen comportamiento como un deber fundamental en respuesta a la confianza que el pueblo les ha depositado.
La disciplina en el Ejército mexicano es la norma a que los militares han ajustado su conducta sobre las bases de la obediencia y un alto concepto del honor, de la justicia y de la moral.
Los militares del Ejército mexicano mantienen el honor, proceden de un modo legal, justo y enérgico en el cumplimiento de sus obligaciones, logran la estima y obediencia de sus subalternos, así como inspiran en sus tropas la satisfacción de cumplir las leyes aprobadas por el Poder Legislativo, así como los reglamentos y las órdenes emanadas de la superioridad.
Enseñan con el ejemplo y demuestran aptitud, buena conducta, amor a la carrera, celo en el cumplimiento de su deber y respeto para su persona y para la de los demás.
Los principios del derecho son: vivir honestamente, no dañar a los otros y dar a cada quien lo suyo y se aplican con exactitud en la conducta con que se distingue el Ejército mexicano, institución donde sus militares son implacables consigo mismos y son muestra de que todos debemos ser respetuosos de las leyes para poder ser libres.
El Senado de la República, la casa del Federalismo, representación de la unión de todas y cada una de las entidades federativas, reconoce con respeto y consideración a nuestro Ejército constitucionalista desde su origen, pues el restablecimiento del orden violentado por la usurpación y la traición en 1913, así como el establecimiento de un nuevo orden constitucional a través de la carta magna de 1917 fueron posibles gracias a la defensa y valentía del Ejército constitucionalista.
Los aspirantes de democracia e igualdad, las abanderadas por el Movimiento revolucionario, transitaron de la población a la Ley en virtud de la protección y la lucha de las fuerzas armadas.
En ese sentido, el constitucionalismo mexicano no se puede entender sin la labor heroica del Ejército. Con este homenaje y la leyenda conmemorativa se materializan el optimismo y la confianza que los mexicanos de nuestro tiempo, le tenemos al Ejército.
Por ello, en el Senado de la República estamos ciertos que el Ejército mexicano, a 100 años de servicio a la nación y de lealtad a la Constitución, nos garantizará la paz y la seguridad.
Muchas gracias.
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Palabras del presidente del Senado, Raúl Cervantes, en homenaje al Ejército.
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