Versión estenográfica de la mesa de trabajo legislativa sobre violencia política de la Comisión para la Igualdad de Género del Senado de la República.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muy buenos días.
Senador Roberto Gil, agradecida no sólo por su presencia sino por su impulso y voluntad para transitar en este tema. Muchas gracias, señor presidente.
Agradezco la presencia del Subsecretario Felipe Solís Acero, agradecidísima por el trabajo que conjuntamente hemos hecho.
Nuestra aliada, compañera, solidaria, Lorena Cruz Sánchez, gracias presidenta del Instituto.
Al fiscal de la FEPADE, a Santiago Nieto. Muchísimas gracias, Santiago por estar aquí.
Al doctor Alfonso Pérez Daza de la Consejería Jurídica Federal.
Agradecemos también a las senadoras Yolanda de la Torre, a la senadora Itzel Saraí Ríos de la Mora; a Laura Nereida Plasencia Pacheco, que es nuestra presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género en la Cámara de los Diputados.
Agradezco también la presencia del presidente del TRIFE, al magistrado Constancio Carrasco Daza, muchísimas gracias por estar aquí.
Hoy, hemos iniciado, bueno hemos reiniciado un trabajo que por más de dos años la Comisión para la Igualdad en conferencia con la Comisión para la Igualdad de la Cámara de los Diputados, hemos realizado después de una serie de iniciativas que se han presentado, primero buscando el concepto, luego tipificar el delito electoral, que segura estoy así será, que es la violencia política en contra de las mujeres.
Y hoy nos congrega este propósito, esta mesa que seguramente permanecerá hasta el alcance de este objetivo, que es tener un marco jurídico adecuado y no estemos buscando analogías para poder aplicar la ley sino que sea un traje a la medida de la problemática que presentan las mujeres en este país en el tema de participación política electoral.
Con este propósito hemos invitado a un gran aliado, al licenciado Felipe Solís Acero, Subsecretario de Enlace Legislativo y Acuerdos Políticos de la Secretaría de Gobernación, a quien pido haga uso de la palabra en esta instalación de mesa de trabajo.
LICENCIADO FELIPE SOLÍS ACERO: Muchas gracias. Muy buenos días a todas y a todos.
Saludo con mucho afecto al señor presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, el senador Roberto Gil Zuarth;
A la senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo, presidenta de la Comisión de Igualdad de Género de esta Cámara, y a todas y todos, distinguidos miembros de este presídium y de la mesa en general.
En nombre del Gobierno Federal y del Secretario de Gobernación, licenciado Miguel Ángel Osorio Chong, agradezco a los organizadores de este evento la invitación para participar en él.
El tema que hoy nos ocupa, que ocupa esta mesa, es de la mayor relevancia para todos los ámbitos de la sociedad mexicana. Se trata de un tema que no puede ser ajeno a las discusiones propias de las mesas políticas en una sociedad democrática, en las cuales la discusión sobre los derechos de las mujeres y la garantía de su protección contra cualquier modalidad de violencia debe de estar siempre presente.
La participación de la mujer en todos los ámbitos de decisión de la sociedad es por demás visible. Está presente en todos los espacios de la vida nacional y la actividad política no es ni debe ser la excepción, porque cada vez es mayor el número de mujeres que hacen de la política su modo cotidiano de vida, su actividad profesional sustantiva, el motivo fundamental de su vocación.
Pero la participación política de las mujeres no ha estado exenta de actitudes negativas que pretenden, a estas alturas del desarrollo democrático de nuestro país, limitar, imponer restricciones e incluso agredir a las mujeres que ejercen su legítimo derecho a la participación política.
Son expresiones ominosas de un pasado que se niega a desaparecer, y que muestra cómo lamentablemente siguen perdurando algunos resquicios de épocas superadas en las que la participación activa de las mujeres en la política era absolutamente tangencial y muy poco apreciada.
Estas expresiones constituyen conductas de un fenómeno que en otros países y desde hace años no sólo es analizado, sino normado y que nuestro país empieza a adquirir carta de naturalización; se trata del concepto de violencia política de género contra las mujeres.
Se entiende por violencia política de género los actos u omisiones por medio de los cuales se presiona, coacciona, amenaza, a una o varias mujeres en su calidad de candidatas electas o en ejercicio de cualquier cargo público, para acotar, suspender, impedir o restringir el ejercicio de su cargo o que incurra en una omisión en el cumplimiento de sus funciones o en el ejercicio de sus derechos.
Por ello, desde el gobierno federal celebramos eventos como este, que nos convocan a reflexionar sobre la regulación de un nuevo mecanismo para la protección de los derechos político-electorales de las mujeres.
Si bien el tema de la equidad e igualdad de género ha sido una constante en el debate nacional, es de reconocer que el impulso de los derechos político-electorales de las mujeres ha encontrado ciertas resistencias que estamos obligados a combatir desde todos los frentes y el ámbito normativo no puede ser la excepción.
Uno de los compromisos prioritarios del gobierno de la República, que encabeza el licenciado Enrique Peña Nieto, es garantizar el cumplimiento de los derechos humanos de las mujeres en todos los ámbitos, por lo que ha establecido una estrategia transversal de perspectiva de género y en este contexto celebramos la construcción del andamiaje jurídico e institucional que permita erradicar la violencia contra las mujeres en el contexto de su participación político-electoral.
Bajo esta premisa, parece adecuado que el Senado de la República aborde el tema con una visión dual. Por un lado, un enfoque administrativo para regular conductas que no constituyen delitos, pero sí infracciones, con sus respectivas sanciones de la misma naturaleza.
Y, por otra parte, el enfoque penal encaminado a analizar de manera rigurosa la posibilidad de configurar un tipo adecuado para las conductas de mayor agresividad, en cuanto a violencia política se refiere.
Sobre este segundo aspecto, consideramos que serán los legisladores quienes deberán definir, apoyados por las opiniones de los expertos y después de un análisis riguroso de técnica jurídica, si existen conductas antisociales que puedan tener el carácter de delito.
Señoras y señores:
En una sociedad democrática como la nuestra, no debe haber tema alguno que se sustraiga a la discusión pública. Por eso en el gobierno celebramos la convocatoria a esta mesa de trabajo, para abordar un tema que preocupa y que requiere de una definición legislativa.
La participación política de las mujeres no tiene camino de regreso. Ha llegado para quedarse y hay que garantizar las condiciones para que se desarrolle bajo el principio de un respeto absoluto a su derecho de participación y las garantías que el Estado debe otorgar para asegurar que la actividad política de las mujeres se desarrolle con el respeto de la sociedad y el amparo de la ley.
Por eso es conveniente y oportuno recordar hoy aquí las palabras del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, expresadas en la firma de un convenio para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres.
Cito: “Un país de libertades se construye si somos capaces de cambiar –dijo el secretario Osorio Chong— nuestra mentalidad y de generar condiciones de igualdad a favor de las mujeres”. Fin de la cita.
Agrego y concluyo: No hay condiciones de igualdad posibles cuando hay expresiones de violencia en contra de las mujeres. Por eso procedamos a erradicarlo.
Muchas gracias y en buena hora.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchas gracias subsecretario.
Quiero agradecer la presencia de las diputadas federales Sofía del Sagrario de León Maza, Karina Padilla Ávila, Lucely del Perpetuo Alpízar Carrillo, Patricia García García, Arlete Molgora, Kathia María Bolio Pinelo, Erika Rodríguez, muchas gracias por estar aquí presentes.
Y quisiera dejar asentado también que exactamente el tema que nos ocupa el día de ayer, el Tribunal Electoral en la Sala de Toluca, invalidó una elección municipal en San Felipe Orizatlán, Hidalgo, tras comprobar que el candidato ganador ejerció conductas misóginas contra su oponente.
No solamente el tema de las conductas misóginas: el secuestro, la extorsión y la vida de las mujeres también tiene que estar en esta modalidad, erradicada la violencia en contra de las mujeres.
Muchísimas gracias.
Doy la palabra a nuestra presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Lorena Cruz Sánchez.
Tiene la palabra, amiga.
LORENA CRUZ SÁNCHEZ: Muy buenos días a todas y todos. Saludo con mucho afecto a la senadora Diva Hadamira Gastélum, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género, a quien agradezco amablemente su invitación a participar en este Foro.
Y por supuesto, saludo con mucho respeto al senador Roberto Gil Zuarth, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República. Muchas gracias, señor senador, también por hacernos esta invitación.
Saludo a quienes el día de hoy nos acompañan, a la diputada Laura Nereida Plascencia, nuestra presidenta de la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados; al magistrado Constancio Carrasco Daza, presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; y al licenciado Felipe Solís Acero, subsecretario de Enlace Legislativo y Acuerdos Políticos de la Secretaría de Gobernación; así como al doctor Santiago Nieto, titular de la FEPADE.
Legisladoras y legisladores que el día de hoy nos acompañan:
Señoras y señores, muy buenos días a todas y todos.
En México, sin duda, existen avances en la participación política de las mujeres. Esto fue ampliamente reconocido por diversos organismos nacionales e internacionales el pasado 8 de agosto en la sesión abierta del Sistema Nacional de Igualdad, encabezada por el presidente de la República, el licenciado Enrique Peña Nieto.
Gracias a las reformas jurídicas que establecieron el principio de paridad en la Constitución, en dos leyes generales y en los códigos electorales de todos los estados; hoy las mujeres ocupan el 42.4 por ciento en la Cámara de Diputados y 32 por ciento en el Senado. Contamos con congresos paritarios en algunas entidades federativas y se elevó el número de presidentas municipales; aunque el avance en este tema es claramente insuficiente.
Sin embargo y pese a contar con un reconocimiento formal de nuestros derechos político-electorales, las mujeres tienen que enfrentar una serie de barreras estructurales para poder ejercerlos. Entre ellas, la discriminación y la violencia.
Tras la inclusión del principio de paridad, se hizo evidente que la violencia política por razones de género existe y es una problemática que obstaculiza el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres; y con ello su avance hacia la igualdad. Eliminarla es urgente, si queremos lograr la paridad.
Durante las recientes jornadas electorales, tuvimos conocimiento del registro de mujeres en distritos perdedores, de la exigencia de los partidos para que firmaran renuncias en blanco antes de proponerlas como candidatas, de listas de candidaturas rechazadas por no respetar el principio de paridad, de obstáculos para que accedieran a los recursos para las campañas; así como de candidatas que fueron hostigadas para intentar que abandonaran sus aspiraciones para participar en el proceso.
Las mujeres, aspirantes o titulares de un cargo de elección popular, han sido víctimas de descalificaciones, misoginia, humillaciones públicas, golpes, secuestros, amenazas e incluso asesinatos; situación lamentable e inadmisible que debe enfrentarse con todo el rigor de la ley.
También tenemos los casos de mujeres indígenas, a quienes no se les permite participar, alegando usos y costumbres; o que son objeto de presiones, maltratos y vejaciones por impugnar candidaturas que no respetan la paridad a nivel municipal.
En algunos municipios, conformados básicamente por población indígena, el hecho de que una mujer llegue a un espacio de representación es inaceptable para algunos hombres, dispuestos a todos: amenazas, violaciones, agresiones, ataques verbales, insultos públicos y un gran etcétera.
En los últimos cien años, sólo 57 mujeres han sido presidentas municipales en Chiapas; en el trienio que concluye este 30 de septiembre, sólo hubo dos alcaldesas. Entre 1973 y el 2015, el número máximo de alcaldesas al mando de forma simultánea han sido seis.
En un país democrático no es posible que las mujeres que deciden ser parte de la vida política, corran el riesgo de vivir violencia en su persona, su familia o su patrimonio.
También es indignante que por participar se impida la instalación de las casillas, se boicotee el voto y, si son electas, se les niegue por la fuerza que puedan tomar posesión de sus cargos.
En este contexto, es necesario impulsar reformas a la legislación electoral, conceptualizar la violencia política, definir sus alcances, sus implicaciones y delinear mecanismos de prevención, atención y sanción específicos para quienes ejerzan este tipo de violencia hacia las mujeres.
El trabajo que las legisladoras han realizado en el Senado de la República, así como en la Cámara de Diputados para normar la violencia política es excepcional y muy oportuno.
Estoy convencida de que muy pronto lograremos la regulación del tema en la legislación federal y estatal; así México se uniría a la lista de países de Latinoamérica, como: Ecuador, Bolivia y Perú, que ya legislan sobre el tema.
Para coadyuvar en su importante tarea de legislar, ponemos a su disposición el observatorio de participación política de las mujeres en México, proyecto estratégico del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, del Instituto Nacional Electoral y del Instituto Nacional de las Mujeres, así como todo nuestro apoyo e impulso en el tema.
Los esfuerzos por alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres en el ámbito político, difícilmente se consolidarán si no contamos con un marco jurídico completo que garantiza la participación política con igualdad y que sancione estrictamente las distintas manifestaciones de violencia que las mujeres aspirantes y titulares de un cargo de elección popular enfrentan.
Es momento de actuar, de combatir estos hechos aberrantes con decisión, porque es vergonzoso e indignante tolerar y permitir que la violencia política contra las mujeres ocurra, pero peor aún, que estos delitos queden impunes.
Cero tolerancia contra la violencia. Firmeza y severidad a quien la ejerce.
Por eso, me permito exhortar a las autoridades de todos los poderes y niveles de gobierno, y a los partidos políticos, asumir plenamente su responsabilidad, a garantizar la igualdad en la esfera política, a formar parte del cambio necesario para garantizar la igualdad de oportunidades en la construcción de la democracia participativa e incluyente que exige este país.
Muchas gracias.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchísimas gracias, presidenta. Sus palabras reflejan el conocimiento del tema y el trabajo que ha hecho el INMUJERES.
Debo decir que en el Senado de la República hay siete iniciativas presentadas desde febrero del 2013 a agosto del 2016. Son cinco las leyes que transitan: Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia; Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales; Ley General de Partidos Políticos; Ley General en Materia de Delitos Electorales; y Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral.
A continuación, tiene el uso de la palabra el consejero Alfonso Pérez Daza, representante de la Suprema Corte de Justicia y del Consejo de la Judicatura Federal.
CONSEJERO ALFONSO PÉREZ DAZA: Senador Roberto Gil Zuarth, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República;
Magistrado presidente Constancio Carrasco Daza, presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación;
Senadora Diva Gastélum Bajo, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género del Senado de la República;
Licenciado Felipe Solís Acero, Subsecretario de Enlace Legislativo y Acuerdos Políticos de la Secretaría de Gobernación;
Diputada Laura Nereida Plasencia, presidenta de la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados;
Doctor Santiago Nieto Castillo, titular de la FEPADE;
Licenciada Lorena Cruz Sánchez, presidenta de INMUJERES.
Distinguidas y distinguidos senadores; diputadas y diputados que nos honran con su presencia; amigos todos:
Es un honor para mí dirigirme a ustedes en representación del ministro Luis María Aguilar Morales, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, quien les envía una felicitación por la realización de este evento.
Una de las razones por las que el siglo XX trascenderá en el curso de nuestra historia es la lucha sin precedentes por el reconocimiento y protección de los derechos fundamentales al ser humano.
El recuerdo de los hechos ocurridos durante las guerras mundiales fue un impulso decisivo para que las sanciones de todo el mundo procuraran la codificación de las garantías que permiten el pleno desarrollo del individuo.
El impulso que permitió la salvaguarda de estándares mínimos, dio paso a la protección de prerrogativas para la defensa de grupos vulnerables y de derechos económicos, políticos, sociales y culturales.
En el tema que ahora nos ocupa convergen ambas rutas de evolución: la protección de derechos políticos y la defensa de un grupo considerado históricamente vulnerable, como es el género femenino.
Este tema es el resultado de los esfuerzos de mujeres que han tenido una trascendencia decisiva en la historia de nuestro país, desde la insurgentes Leona Vicario y Josefa Ortiz de Domínguez o Elvira Carrillo Puerto, primera diputada federal electa, aunque no reconocida en las elecciones de 1925 en San Luis Potosí, hasta las distinguidas mujeres que hoy nos acompañan en este evento, han dado una lucha constante por el debido ejercicio de los derechos políticos del género femenino.
Ciertamente es una lucha añeja, aunque sus resultados no comparten esa antigüedad. No debemos olvidar que hasta el 17 de octubre de 1953 las mujeres en México no tenían el derecho al sufragio, no tenían la posibilidad de votar ni ser votadas en cargos de elección popular.
Desde ese momento hasta ahora hemos sido partícipes y testigos de medidas afirmativas, encaminadas a lograr la igualdad de hombres y mujeres en el escenario político, como las cuotas de género en los cargos de elección popular, hasta el reclamo legítimo de más representación femenina, en los más altos niveles de gobierno y el impulso al principio de paridad de género.
En este contexto, el Poder Judicial de la Federación ha mantenido un compromiso innegociable con la equidad de género y con la erradicación de la violencia política en contra de la mujer.
Cada uno de los órganos que componen este poder trabaja arduamente en la consolidación de los derechos políticos de las mujeres.
Por ello, al resolver el amparo en revisión, 1387/2012, el 22 de enero del 2014, al Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró al constitucionalidad de acciones positivas que buscan dar preferencia a sectores históricamente marginados y vulnerables, para compensar las desventajas que sufren, aún cuando pudieran generar incluso una situación de desigualdad.
Por su parte y con una vinculación más estrecha al ejercicio de derechos políticos, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ha emitido criterios sobresalientes.
He de destacar que el presidente Constancio Carrasco Daza ha sido uno de los juzgadores fundamentales en la construcción de las sentencias más importantes de este tribunal.
Me permito citar solamente dos ejemplos: en la sentencia SUP-JDC-12624/2011, dictada el 30 de noviembre del 2011 y conocida ampliamente por ustedes como la sentencia “antijuanitas”, poder de esta resolución y en atención al reclamo de diversas ciudadanas, se ordenó al modificación del acuerdo general del entonces IFE, del 7 de octubre del 2011, por el que se indican los criterios aplicables para el registro de candidaturas a los distintos cargos de elección popular que presentan los partidos políticos y, en su caso, las coaliciones ante los consejeros del Instituto Electoral.
De tal manera que los partidos políticos –dice la sentencia— tienen la obligación real de respectar una cuota de al menos el 40 por ciento en cada uno de los géneros y de que los candidatos propietarios y suplentes también, fueran del mismo género.
La segunda sentencia que menciono se dictó el 29 de abril del 2015, en un recurso de reconsideración SUP-REC-90/2015, relacionado con el 91, en el cual se revocó la decisión tomada por la Sala Regional del Tribunal Electoral de Guadalajara, para reconocer que un grupo de ciudadanas sí tenían la legitimidad para impugnar un acuerdo emitido el 25 de marzo del 2015 por el IFE y de participación ciudadana en el estado de Sonora, relativo a la aplicación de la paridad y alternancia e género en el registro de candidaturas municipales, aún cuando no eran destinatarias directas de la norma, se reconoció su legitimidad para poder alegar el derecho.
Estas decisiones, entre muchas otras, son una muestra de los esfuerzos que diariamente se realizan en el Poder Judicial de la Federación para lograr el ejercicio efectivo de los derechos políticos de las mujeres y combatir las acciones que tienen por objeto limitar, condicionar, excluir, impedir o incluso anular ese derecho.
No obstante, estamos conscientes de que estas acciones no significan la consecución de nuestra meta; aún tenemos un largo trecho por delante para derribar las barreras que impiden el ejercicio real de los derechos políticos de las mujeres.
Por ello, la realización de eventos como de esta mesa de trabajo, son de un valor incalculable. La paridad de género en materia política solamente será posible mediante el esfuerzo coordinado de los órganos encargados de crear las leyes y de aquellos encargados de su aplicación e interpretación.
Al día de hoy existen diversas propuestas legislativas, corresponde ahora al Senado de la República, a la Cámara de Diputados, el análisis y discusión de las mismas y en su caso a los tribunales, la interpretación y garantizar su aplicación en el marco de los derechos humanos previstos en la Constitución y en los tratados internacionales de los que México es parte.
Muchas gracias.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchas gracias, consejero Alfonso Pérez Daza, por su intervención.
Agradecemos la presencia de la diputada Maricela Contreras Julián, del PRD. De nuestra querida Lucero Saldaña, senadora de la República, iniciadora también del tema de violencia política en contra de las mujeres.
Gracias, magistrado Constancio Carrasco Daza, presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Tiene usted la palabra.
MAGISTRADO CONSTANCIO CARRASCO DAZA: Vaya que sí hay calor humano en este espacio y eso lo agradezco muchísimo.
De veras, a nombre de la magistrada, de los magistrados que integramos la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, agradezco muchísimo la invitación que se hace a la Sala Superior del Tribunal por parte de la presidenta de la Comisión de Igualdad de Género, la senadora Diva Gastélum Bajo.
También agradezco muchísimo al senador Roberto Gil, presidente de la Mesa Directiva del Senado, la invitación.
Saludo con mucho gusto la presencia del licenciado Felipe Solís Acero; de la licenciada Lorena Cruz Sánchez; del consejero Alfonso Pérez Daza; del doctor Santiago Nieto; de la diputada Laura Nereida Plascencia Pacheco; de todas las diputadas, senadoras de la República que hoy nos acompañan.
Quisiera hacer algunas reflexiones que me parece que se inscriben en el contexto de la invitación que hoy nos hace el Senado de la República a estas mesas de trabajo:
La violencia sistemática representa el mayor riesgo a la estabilidad de un país, pues coloca en tela de juicio la función esencial del Estado. Cuando la violencia se inscribe en el ámbito electoral, su impacto se trasmina en todos los órdenes de la vida pública y de la vida privada, cuya normalidad depende de un ambiente democrático, condicionado por el ejercicio libre y cabal de los derechos políticos.
La violencia política diluye las reglas del juego democrático y en su lugar busca hacer que impere la barbarie, condicionando a quienes contienden a ocupar un cargo de elección popular y a quienes ya los ocupan, a contender y desempeñarse en un contexto hostil y ausente de protección a su integridad física o inclusive a su vida.
En los últimos 20 años hemos apostado por un andamiaje orgánico electoral robusto, con la creación y consolidación de instituciones en la materia; y un marco jurídico amplio y tecnificado. Las reformas, hay que decirlo, se han enfocado principalmente en dotar a las instituciones de atribuciones para organizar de forma correcta los comicios, para hacer prevalecer los principios de neutralidad y equidad en las contiendas.
Hemos dejado de considerar, hay que decirlo, el impacto integral que la violencia política representa en el paisaje del país.
Es una oportunidad este foro para cuestionarnos: ¿Cuánta responsabilidad tiene la violencia política en el abstencionismo que no cede en cada proceso electoral, fundamentalmente en elecciones estatales y municipales?
¿Cuántos militantes, cuántos ciudadanos dejan de participar en procesos internos para elegir candidatos, para constituirse candidatos independientes?
¿Y cuántas personas dejan de hacerlo en procesos de derogación de poderes públicos por razones de violencia?
¿Cuál es el papel que juega esa misma violencia en la ausencia de representación o en la ocupación de cargos por personas vinculadas a quienes genera este daño?
¿Cómo ha afectado la violencia política en la administración y en la organización de las elecciones?
Esas respuestas se encuentran pendientes en todos los órdenes de gobierno del Estado mexicano.
La violencia obstruye el ejercicio de los derechos humanos de participación política que deben ser garantizados precisamente por nosotros.
Las causas de la violencia todos las conocemos, pero tienen un denominador común cuando se trata de violencia política: Se ejerce para incidir en el poder público; se ejerce para incidir en la toma de decisiones.
La violencia política es nuestra barbarie en la consolidación democrática. Es una respuesta convulsa y una afrenta al gobierno democrático.
Que en nuestros días la violencia se haya incrementado en el ámbito político con tal normalidad, comprueba sus fines.
Las víctimas de violencia política encuentran una doble condena, ya que además de padecer los efectos directos, se ven obligadas a renunciar a sus aspiraciones políticas. Esa es la realidad.
En este orden, el binomio violencia-impunidad, coloca a la ciudadanía en un dilema en el que cualquiera de las opciones que la componen supone una pérdida cuantiosa en términos de seguridad mínima para ella y su familia o implica ceder espacios de libertad y derechos, que es una afrenta al Estado.
Ante ese escenario, el quehacer institucional ha resultado insuficiente.
No podemos permitir que nuestro orden jurídico continúe escindido de su reconocimiento.
Norberto Bobbio acierta: La capacidad de arreglar la convivencia social a partir de leyes sin más derramamiento de sangre.
No es inusual el desfase entre las normas y su efectividad material; sin embargo, en materia política considero que es imperativo efectuar un análisis profundo y completo de la problemática para lograr un cambio sistemático sustancial, puesto que resultará insuficiente, por necesario que sea, un ejercicio de reforzamiento normativo que reconozca de una vez el tipo penal de violencia política.
Cuando la violencia política encuentra una intersección con la violencia contra las mujeres, la situación se recrudece y la barbarie se manifiesta en condiciones aún más inhumanas que se reproducen en atentados contra su integridad, contra la integridad de una persona por el solo hecho de ser mujer.
El incremento sustantivo de juicios para la protección de los derechos político-electorales promovidos por mujeres que han sido depuestas por medios comisivos violentos de los espacios de representación política que a contra corriente y con toda legitimidad han logrado, nos exige una reflexión profunda de que es insuficiente la reparación por las vías electorales en tanto las reincorporan en los cargos. Exige una respuesta ejemplar que no permita la impunidad de esas conductas que día a día se repiten en nuestro orden jurídico.
Debemos diseñar políticas públicas que trasciendan al ámbito normativo, que no se restrinjan al diseño del orden jurídico, o bien a la interpretación judicial que se haga del mismo.
Esa será una respuesta insuficiente. Debemos lograr que ésta se encuentre en eco en todos los ámbitos de la vida social, que modifiquen los patrones de conducta e impulsen una visión de participación política de las mujeres como una actividad natural de una exigencia democrática.
Amalia Valcárcel refiere: “Si las mujeres están en un número corto en los espacios de poder y su presencia es aún menor en los de autoridad, esto puede ser entendido como el estado lógico y natural de las cosas.
Desterrar la violencia y revestir la carta de naturalización que ha cobrado nuestro país, supone hoy el más grande reto del Estado Mexicano. Este debe enfrentarse con visión igualitaria y enfocada a materializar el principio constitucional de paridad.
Muy amables a todas y a todos.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchas gracias magistrado.
Sin duda es una radiografía de lo que requerimos, de los conceptos, de las ideas, que hemos venido trabajando y que usted ha vertido en esta mañana.
Santiago Nieto Castillo, que es el titular de la FEPADE, ha trabajado muy de cerca con nuestra comisión, Tenemos aproximadamente casi tres años reuniéndonos con este propósito.
Primero pensamos en un concepto, luego pensamos en lo que decía el subsecretario, en la tipificación de esta modalidad; hoy vamos más allá en el tema de los medios de impugnación y hemos hecho, señor presidente, todo un esquema para que muy pronto ustedes puedan tener a la mano un predictamen que tiene la mano de muchos académicos, de muchas del Instituto, de la gente que está interesada, de esto que decía el magistrado, terminar con esta barbarie.
Y quiero darle la palabra a Santiago; él tiene cosas muy reveladoras, porque es exactamente en donde más se percibe numéricamente, estadísticamente, el problema de la violencia y voy a subrayar: en contra de las mujeres.
Tenemos que hacer una gran diferencia en la violencia de género y la violencia en contra de las mujeres, porque es diferente, es totalmente diferente.
Santiago, adelante, muchas gracias por tu acompañamiento.
SANTIAGO NIETO CASTILLO: Muchas gracias, senador Diva Gastélum, presidenta de la Comisión de Igualdad del Senado de la República.
Senador Roberto Gil Zuarth, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República.
Senadoras Lucero Saldaña, Yolanda de la Torre, Itzel Ríos, integrantes de esta cámara alta de la República Mexicana.
Magistrado Constancio Carrasco Daza, presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Diputada Laura Plascencia Pacheco, presidenta de la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados.
Licenciado Felipe Solís Acero, subsecretario de Enlace Legislativo de la Secretaría de Gobernación.
Licenciada Lorena Cruz Sánchez, presidenta del INMUJERES.
Doctor Alfonso Pérez Daza, Consejero de la Judicatura Federal.
Diputadas maricela Contreras, Arlet Molgora, Kathia Bolio y por supuesto Erika Rodríguez.
Señoras diputadas, señoras senadoras, personas que nos acompañan.
Creo que es muy importante iniciar el análisis de cualquier iniciativa de reforma legislativa, a partir de un diagnóstico de la sociedad a la que se va a regular.
En el ámbito específico de la violencia política de género, tenemos que partir de una premisa fundamental a la que ya se ha hecho mención en esta mesa.
Del año 2014 México experimentó uno de los procesos más importantes de mejoramiento de la calidad de la democracia mexicana, a partir de la instrumentación en el artículo 41 constitucional del concepto, principio de igualdad sustantiva, a partir de la paridad de género en las candidaturas a legisladoras federales y locales.
Esta regla, principio, como lo ha sostenido la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la acción de inconstitucionalidad 45/2014, significa que hemos dejado atrás el modelo de igualdad formal, para concentrarnos en un modelo de igualdad sustantiva, que requiere por tanto el reconocimiento de que existen diferencias en el plano fáctico entre hombres y mujeres y que es necesario que el derecho regule y atienda, a partir de acciones afirmativas, de responsabilidades agravadas y de una perspectiva de acceso a la justicia formal y material de todas las mujeres, en el ámbito de la impartición y procuración del sistema de justicia en el país.
Sin embargo, las acciones del año 2015, del año 2016, nos establecieron retos importantes a todas las autoridades del estado Mexicano.
En una primera instancia, en el 2015, se registraron 38 casos de denuncias por violencia política o violencia en contra de las mujeres, en el ámbito de lo electoral.
Por un lado actos que pudieran ser generadores de violencia en contra de hombres y mujeres, pero que de manera desproporcionada afectaban a las mujeres en el espacio público.
Por otro lado, a partir del año 2016 encontramos 103 casos que han sido documentados ante la fiscalía, en donde existe violencia política de género, en donde no solamente de manera desproporcionada se afecta a las mujeres, sino se trata del menoscabo del ejercicio de los derechos político-electorales o del ejercicio de los cargos públicos.
En ese tenor, se han iniciado las averiguaciones previas y las carpetas de investigación; se ha logrado la consignación ante los jueces penales y el Poder Judicial de la Federación ha librado los autos de formal prisión y ha dictado sentencias condenatorias en contra de las personas que físicamente han generado dos tipos de conductas: la obstaculización del adecuado ejercicio de las tareas de los funcionarios y las funcionarias electorales; y por otro lado el tema específico de los actos de temor o intimidación a los electores.
Si bien el trabajo se ha desarrollado, es preciso decir que el marco normativo es insuficiente para poder defender y poder abarcar todas las conductas delictivas y todas las conductas que pueden ser reprochadas por el ordenamiento jurídico mexicano.
En muchos de los casos, las conductas denunciadas no pueden ser tipificadas como conductas delictivas, y esto da como resultado una amplia sensación de impunidad que es necesario combatir.
Es preciso mencionar dos cuestiones:
La violencia de género no tiene rasgo partidista y no tiene rasgo tampoco geográfico. Encontramos violencia política en contra de militantes de todos los partidos políticos y encontramos violencia política en todos los espacios del territorio nacional; si bien en los estados de la zona sur y sureste del país es donde encontramos una mayor presencia de incidencia delictiva en materia penal y electoral por casos de violencia política de género.
Por ello es importante, a partir de una visión garantista que implique la reconstrucción del derecho a partir de las lagunas, las antinomias y la falta de unidad del ordenamiento jurídico, construir un modelo que permita el perfeccionamiento de los derechos fundamentales.
¿Qué es necesario?
La tipificación, las sanciones a los sujetos activos de una forma mucho más fuerte cuando se trate de dirigentes de los partidos políticos o de funcionarios del servicio público.
El objetivo es mandar un mensaje a la sociedad de que la violencia política de género, bajo ninguna circunstancia puede ser tolerada, que no podemos soslayar ni minimizar cualquier acto que ataque el ejercicio de los derechos político-electorales de las mujeres, porque ello implica un menoscabo a la calidad de la democracia en el país.
La prospectiva es que necesitamos mejorar la capacitación en la función ministerial con perspectiva de género, ver al derecho penal-electoral como la extrema ratio; será el último espacio en donde se tendrá que ejercer los actos del Estado Mexicano a fin de limitar las conductas que violentan los derechos político-electorales de las mujeres.
Sin embargo, es necesario que también se encuentre en el ámbito penal-electoral, para que podamos mejorar en el modelo de la calidad democrática.
La democracia implica, por concepto, pluralidad, tolerancia, no violencia; la democracia implica no solamente las elecciones limpias, periódicas y equitativas; sino también el respeto irrestricto a los derechos fundamentales. Nuestro sistema será más democrático en la medida en que más mujeres logren el empoderamiento y que tengamos diseños institucionales idóneos para efecto de poder atacar este tipo de conductas reprochables.
Muchas gracias a todos y a todas.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchas gracias, Santiago.
Y quiero comentarles: hace un momento me mandaron un mensaje, nuestra querida senadora Angélica de la Peña, tiene un problema de salud; igual que el senador Encinas, que son dos de las personas que han sido un motor importante para caminar en la dictaminación de estas iniciativas.
Finalmente, pido a la diputada Laura Nereida Plascencia, quien es nuestra presidenta de la Comisión de Igualdad de Género en la Cámara de Diputados, haga su participación.
DIPUTADA LAURA NEREIDA PLASCENCIA PACHECO: Gracias, senadora.
La Cámara de Diputadas y Diputados, a través de la Comisión de Igualdad de Género, la cual presido, celebra que el día de hoy estemos reunidos precisamente para tocar uno de los temas fundamentales para la consolidación de la democracia mexicana: el tipificar ya o llegar ya a un tipo penal, y también a las sanciones de la violencia política.
Muchísimas gracias, senadora Diva Gastélum, por la invitación y por la solidaria colaboración que hemos tenido siempre ambas comisiones.
Saludo con agrado a Lorena Cruz Sánchez, amiga y presidenta de INMUJERES.
Al licenciado Felipe Solís Acero, subsecretario de Enlace Legislativo y Acuerdos Políticos de Gobernación.
Al consejero Alfonso Pérez Daza. Al magistrado Constancio Carrasco Daza. Al doctor Santiago Nieto Castillo. Senadoras y diputadas que el día de hoy nos acompañan.
Efectivamente, mencionaba hace un momento que es importante que el día de hoy en esta mesa nos reúna un tema por demás fundamental para la democracia mexicana.
Recordemos que hace ya casi 100 años, las mujeres alzaron la voz en este país para pedir los derechos políticos en el constituyente de Querétaro del 16, cosa que no se logró con Hermila Galindo.
Fue hasta 1953 que las mujeres tuvimos el sufragio universal, lo comentaban hace un momento, y con ello el poder votar y ser electas en elecciones federales.
Fue hasta 1974, cuando la mujer alcanzó la igualdad jurídica al rango constitucional, y fue precisamente con la reforma impulsada por la actual legislatura en el Senado cuando se logró la reforma político electoral y el principio paritario en el marco jurídico mexicano.
Hoy, lo que el día de hoy nos reúne precisamente es el revisar el estado de las cosas en relación con la violencia política que viven muchas mujeres cuando deciden ejercer un cargo público o acceder a sus derechos políticos.
Efectivamente hoy, la democracia paritaria nos brinda a las mujeres mayor participación, pero también hemos visto más de 100 casos, y lo mencionaba hace un momento el titular de la FEPADE, en relación con los casos que se han podido clasificar y configurar como una violencia política.
Cabe señalar que el día de hoy, después de la instalación de la mesa, es importante la continuidad que le demos con ambas comisiones, tanto en la cámara baja como en la cámara alta, para poder llegar a un dictamen que realmente consolide cada uno de los diferentes tratados internacionales y en el marco jurídico mexicano estén realmente visibilizados los tipos y las condiciones que deben de dejar en este marco jurídico.
Por ejemplo, debemos incorporar el artículo 4º, inciso J) de la Convención Belém do Pará. Debemos incorporar también los artículos segundo y tercero de la Convención de la CEDAW.
Debemos incorporar el artículo 25 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y el artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Americanos, que reconocen la igualdad en el derecho.
Obviamente el marco jurídico mexicano en el artículo 1º y 4º ya reconoce la igualdad jurídica y la participación de las mujeres en lo relacionado con el ámbito electoral en el artículo 35. Sin embargo, es importante que el día de hoy señalemos y dejemos muy claro que contamos con argumentos de peso para realmente avanzar ya a consolidar un tipo penal para la modalidad de la violencia política y que esta misma sea sancionada.
Porque no basta solamente visibilizarla en el marco jurídico mexicano, sino que realmente se apliquen las sanciones severas para que realmente tengamos en un futuro no muy lejano la erradicación de esta deleznable violencia en contra de las mujeres.
Es importante mencionar, por ejemplo, que en la Cámara de Diputados se han presentado cinco iniciativas que reforman diferentes ordenamientos en relación, por ejemplo, con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, la Ley General de Partidos Políticos, la Ley Federal en Materia de Delitos Electorales.
Y aprovecho para reconocer públicamente la labor de mis compañeras diputadas, tanto integrantes de la Comisión de Igualdad, Erika, mi solidaridad contigo siempre; y también con las diputadas que han sido promoventes de iniciativas para poder configurar ya un tipo penal en la modalidad de violencia política. Me refiero a: Kathia María Bolio, por supuesto a Arlet Molgora, a nuestra compañera también Maricela Contreras Julián, quienes han sido muy activas en el trabajo legislativo para poder realmente llegar en la cámara baja a concluir con dictámenes que realmente aseguren no solamente el tipo penal sino las sanciones correspondientes.
Es importante avanzar en una definición de la violencia del acoso político contra las mujeres, teniendo en cuenta los debates en la materia a nivel internacional y a nivel nacional.
Por ejemplo, hoy es fundamental que en el diseño de este dictamen podamos incorporar la última declaración sobre la violencia y el acoso político contra las mujeres, adoptada en el marco de la Sexta Conferencia de los Estados Parte de la Convención Belém do Pará el pasado 15 de octubre del 2015.
Es un documento regional que trata de impulsar en toda la región que realmente se tipifique la violencia política en contra de las mujeres, pero que también se llegue la sanción y para poder erradicarlo.
Hoy, realmente estamos muy contentas. Celebramos esta mesa de trabajo y esperemos que muy pronto podamos darle a las mexicanas en este país buenas noticias en relación a que ya tenemos asegurados en el marco jurídico mexicano no solamente los derechos políticos en la letra sino en los hechos.
Que podamos erradicar la violencia política en contra de las mujeres y que las mujeres quienes hemos hecho de ésta nuestra forma de vida la vida pública, que tengamos asegurados todos nuestros derechos políticos consagrados tanto en la Carta Magna como en los tratados internacionales.
Es cuanto y enhorabuena.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchísimas gracias compañera y reitero y trabajo que en conferencia hemos realizado y tenemos que seguir realizando, con el afán de que esto transite de la mejor manera.
Cada quien ha expuesto conforme a la trinchera, la cancha donde está el punto de vista sobre el tema que nos ocupa. Me ha pedido la palabra alguna de las iniciadoras.
Hemos llegado al acuerdo de que serán tres iniciadoras por tres minutos, iniciadoras por tres minutos y empiezo a recibir quién dijo yo: Lucero, Marisela, muy bien, el subsecretario.
Empezamos con Marisela, ex presidenta de la Comisión de Equidad y Género, Marisela Contreras Julián.
Adelante, síntesis y muy exactito, si eran tres, son dos minutos.
MARISELA CONTRERAS JULIÁN: Muy bien, para decir buenos días a todos, muy feliz de ver a tantas personas interesadas en el tema, conocer de los trabajos previos sobre un tema que nos tiene ya más de una década de manera consistente trabajando e impulsándola, poniéndola en las agendas y la instalación de esta mesa con un dictamen o una propuesta de dictamen que, desde mi punto de vista recoge muy bien las iniciativas que se han presentado, tanto en el Senado como en la Cámara.
Y entonces decir que a mí me parece perfecto que ya en el predictamen esté establecida la definición del concepto de violencia política en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, es algo espectacular.
Y también plantearles modificaciones a la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales para establecer esas obligaciones al INE. Me parece que da paso para la garantía de la participación de las mujeres de una manera mucho más consistente y menos tortuosa.
También reformar la Ley de Partidos Políticos para establecer obligaciones a los partidos, que efectivamente todos, no hay quien no haya pasado de, en este proceso donde se sugería el porcentaje del 30 por ciento y los partidos no tomaban las sugerencias y las mujeres íbamos a la suplencias y dijimos “qué más hacemos, pues hay que castigarlos económicamente”, porque si no cumplen con las listas, pues preferían los partidos políticos pagar las multas y después se tuvo que sancionar con que no se registrarían las listas.
Entonces, es sólo un ejemplo de lo que los partidos políticos no han hecho para facilitar la participación de las mujeres.
También decir que reformar la Ley General en Materia de Delitos Electorales para tipificarlo como delito, pues nos abre a un concepto concreto sobre el cual vamos a poder estar trabajando.
Entonces, decir que para mí es un orgullo ver aquí a tantas compañeras en el trabajo institucional, legislativo, juntar estos esfuerzos y por supuesto que estaremos participando muy de cerca con esta mesa de trabajo.
Felicitar a las presidentas de las comisiones legislativas de igualdad, porque siempre hemos sabido poner por delante lo que es la agenda común por encima de nuestras diferencias ideológicas, que esas nunca tenemos que abandonarlas, pero hay que poner los elementos que nos llevan a juntar los esfuerzos y las voluntades.
Felicidades y muchas gracias.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Yolanda, hasta por dos minutos.
YOLANDA DE LA TORRE: Muchas gracias, senadora presidenta de la Comisión.
No voy a reiterar lo que aquí ya se dijo, me parece que nuestras invitadas e invitados de hoy han sido muy precisos, desde el magistrado Constancio hasta Alfonso Pérez daza, por supuesto el señor subsecretario y las intervenciones de todos han sido muy precisas.
Quisiera tener la oportunidad de poderle decir, subsecretario, que a mí me da mucho gusto el apoyo de la Secretaría de Gobernación en estos temas.
Si algo he celebrado en los últimos tiempos, es ver a un Secretario de Gobernación histórico, lo vi hace poco en Naciones Unidas con el tema de infancia, comprometido con el sistema de infancia, con el sistema de igualdad entre mujeres y hombres, con todo el tema de derechos humanos. Hoy como nunca en nuestro país, desde el primerísimo nivel, el tema de derechos humanos, no sólo de las mujeres, sino de los niños y de los sectores que requieren igualdad y compensación para su ejercicio pleno de derechos, está encabezado desde el más altísimo nivel, empezando por el Presidente de la República.
Y aquí ya se ha contado la larga tradición y la lucha histórica que hemos tenido en este país, y que la última parte que a mí me parece que nos ha puesto en el mundo de avanzada, es la iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto de paridad democrática; pero que viene otra etapa que también nos abrió, como lo ha dicho muy bien la senadora, una visión más clara de lo que ha pasado siempre, de lo que hoy las mujeres están viviendo.
Como promovente de una iniciativa en el tema, me parece que estamos en una gran, gran oportunidad. Y sólo quiero reconocer el trabajo de todos ustedes y especialmente de Diva, nuestra presidenta, que ha sido una luchadora incansable que no conoce “no”, insiste e insiste y ahí está; y creo que eso es lo que nos distingue, pero además lo que nos obliga a las mujeres que representamos a todas las mujeres del país en este Senado y en la Cámara de los Diputados.
Muchas felicidades y estoy cierta que en poco tiempo podemos darle al país un nuevo instrumento que erradique algo que daña, que lastima y que lacera no sólo la dignidad de las mujeres que participan en política; sino que lastima y lacera a la sociedad en su conjunto.
Muchas felicidades.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchísimas gracias senadora Yolanda de la Torre.
Tiene la palabra la senadora Lucero Saldaña.
SENADORA MARÍA LUCERO SALDAÑA PÉREZ: Muchas gracias, compañera senadora Diva Hadamira Gastélum, presidenta de la Comisión de Igualdad.
Celebro que la Mesa Directiva del Senado, que su presidente esté encabezando, junto con la Comisión de Igualdad, este importante evento, que es una reunión de trabajo con instituciones que hoy su presencia, sus comentarios, los casos, los compromisos que aquí estamos realizando vienen a cristalizar algo que casi cuatro años, hace cuatro años, 8 de noviembre fue mi primera iniciativa.
Después de un estudio de Doctorado con el tema de Paridad, con el tema del silencio que habla y la violencia política de género es ese silencio que habla, que nos habla todo el tiempo; y como aquí se ha dicho, si en el ámbito público, político, no reconocemos que esto existe, definimos y lo tipificamos; estamos incurriendo en una falta de democracia, por supuesto de igualdad.
Y quiero subrayar que es necesaria la claridad del concepto, de la definición para la instrumentación, para que las instituciones, las autoridades puedan tener los elementos más claros y no pensar o no invisibilizar dentro de una violencia generalizada, lo que es violencia política de género.
Sí es plural, sí ha sido una construcción posterior en esta primera iniciativa, el Senado la aprobó no solamente como concepto, sino hacia el COFIPE entonces, en el artículo 3º donde se hablaba precisamente de delitos electorales; y en la Ley de Acceso a una Vida libre de Violencia.
Sin embargo, con la reforma político-electoral la tuvimos que volver a presentar, pero quedó en Cámara de Diputados, ahí se quedó un buen tiempo. Qué bueno que ahora las nuevas diputadas hoy están y sobre todo hay compañeros diputados también que estarían respaldando este dictamen.
Ya esto lo hemos llevado a términos internacionales, ante la OEA, que es nuestra más cercana organización de Estados Americanos; en los estados locales ya la han tipificado, como Oaxaca, como Veracruz. Es inminente que el concepto está ya acuñado, falta nada más que afinemos completamente esta definición y que podamos ya no callar lo que hoy estamos hablando.
Se nos ha preguntado: ¿Cómo? ¿Las mujeres no podían votar?
Ojalá que esta interrogante de las jóvenes, hoy nuestras jóvenes tengan mayores oportunidades y libertades.
Muchas gracias.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchas gracias, Lucero.
Tiene la palabra la diputada Kathia María Bolio Pinelo.
DIPUTADA KATHIA MARÍA BOLIO PINELO: Muy buenos días. Muchas gracias.
Agradezco la invitación a esta mesa de trabajo legislativa, a la senadora Diva Gastélum.
Muchas gracias al senador Gil Zuarth por considerarme para trabajar con ustedes, con Laura, nuestra presidenta en Cámara de la Comisión de Equidad.
Yo estoy aquí, resultado precisamente de un fallo a favor que estuvo en las manos, en la ponencia del magistrado Constancio Carrasco, porque sigue habiendo hoy en nuestros tiempos violencia política.
Al mismo tiempo, soy iniciadora de una propuesta en Cámara de Diputados, una iniciativa para incluir el concepto de violencia política en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Entre todas las violencias conocidas o consideradas en México, la violencia política no está. Está en dictamen para la Comisión que preside Laura, la diputada, y espero que sea favorable, porque el principio tiene que ser que exista el concepto de violencia política, así como también puse la violencia obstétrica.
Y decirles que la vida política de una mujer empieza muchas veces en el municipio o en el estado, y estoy segura de que vamos a desarrollar muy buen trabajo en esta mesa legislativa para buscar todos los mecanismos para que en el terreno municipal y en el terreno estatal los alcaldes, los gobernadores puedan incluir a las mujeres como regidoras, como directoras, como secretarias, subsecretarias.
Ahí es donde la mujer empieza a crecer y a tener vida política y ahí es donde la mujer se va hasta a capitalizando económicamente, tomando fuerza política para más adelante buscar cargos de elección, como las diputaciones locales, federales y el Senado de la República y, ¿por qué no? Gobernadoras.
Hemos tenido muy pocas gobernadoras en nuestro país y son mujeres que han empezado, si analizamos la vida de las gobernadoras han empezado siendo regidoras o alcaldesas en sus municipios, y así van haciendo carrera política.
Las mujeres todavía sufrimos, lo comentaba yo con la senadora Yolanda, sufrimos todavía mucha violencia política en el terreno cuando competimos, y ya que cuando competimos si ganamos, ya que ganamos muchas veces somos impugnadas.
Repito, yo estoy aquí producto de un fallo favorable del TRIFE, y así que agradezco al magistrado Constancio todo ese apoyo que nos ha dado a las mujeres.
Yo creo que vamos a desarrollar las que hoy aquí estamos un extenso trabajo en pro de la mujer mexicana para ir poco a poco buscando que el principio constitucional de paridad sea ya de una manera transitable, libre sin que tengamos que ser cuotas, sin que tengamos que ser las mujeres propuestas de grupos o de partidos, sino simple y sencillamente ganar las candidaturas, ganar los cargos de elección, ganar esas gubernaturas y esas presidencias municipales que, bien lo mencionaban, han sido muy pocas alcaldesas las que ha tenido México, y cuando lo logran son de municipios muy chiquitos.
Así que me pongo a la disposición de esta mesa legislativa para construir en pro de la mujer mexicana.
Muchas gracias.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchas gracias, diputada.
Tiene la palabra la senadora Itzel Sarahí Ríos de la Mora.
SENADORA ITZEL SARAHÍ RÍOS DE LA MORA: Yo voy a omitir los saludos por el tiempo.
Solamente quiero dejar algo muy claro: Esta lucha histórica no es de ego, es de justicia.
Y parece ilógico el pensar: ¿Por qué las mujeres en cargos de elección, si somos más del 50 por ciento de la población? Incluso está comprobado que más del 50 por ciento o mucho más mujeres votan en una elección que incluso los varones, y no se trata de más.
Decía la primera gobernadora que es de mi estado, que a las mujeres ni un derecho más, pero tampoco ni un derecho menos. Y de eso se trata.
Y también decir: ¿Por qué hablar del tema de violencia política?
Porque pareciera que justo cuando vamos alcanzando más la paridad, es más visible la violencia política hacia las mujeres.
Dicen: Es que antes había menos. Es que había menos mujeres en política, participando menos mujeres en política, por eso ahora es más visible el tema de la violencia política.
Solamente quiero decir que lo que ahora tiene que ser por ley, forzado, espero que en un tiempo nos lleve a que sea un tema cultural, donde los hijos y las niñas también, porque también a veces hay mujeres que no les gusta que haya mujeres, pero los hijos y las hijas ven esto más natural.
Antes no se estudiaba, antes no se votaba por una mujer y espero que en un futuro no se discrimine a una mujer y que no sea tampoco un tema de género, nada más porque sea mujer se vaya a un tema de cargo político, sino que sean las que tengan la posibilidad, las aptitudes, las actitudes y demás, pero que no sea el género el que nos obstaculice.
Eso es algo creo que fundamental que tenemos que ir trabajando. Simplemente una referencia y una reflexión para hombres y mujeres: los hombres tienen mamás, tienen hijas, tienen hermanas y quién va a querer, un buen ciudadano, un buen ser humano, que sean hostigadas por un tema de género.
Entonces, en esta reflexión también piensen desde que habemos más mujeres en las cámaras, si no hay iniciativas más a favor de las mujeres, en temas de los niños, en el tema de ayudar a más del 50 por ciento, insisto.
Entonces, no es un tema de cúpula, esto es lo que quiero nada más reflexionar, no es un tema de más mujeres al poder, es un tema para ayudar a las mujeres, al resto de las mujeres, a las que trabajan, a las que ganan menos todavía por el tema de ser mujeres, a las que son violentadas, porque la violencia hacia la mujer está en todos los ámbitos, pero de nosotros depende que esto desaparezca.
Termino con una experiencia personal diciendo que en alguna ocasión yo permití violencia política, porque a uno le enseñan, como mujer, esto es cultural, por eso lo digo, le enseñan que tiene que ser institucional.
A uno le enseñan que tiene que cuidar ciertos patrones. Hoy entiendo que no es disciplina, es discriminación y hoy entiendo y espero que a partir de mi llegada menos mujeres sufran esta discriminación.
Es cuanto.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchas gracias Itzel.
Tiene la palabra la diputada Arlet.
DIPUTADA ARLET MOLGORA GLOVER: Gracias senadora, buenos días a todos.
Coincido un poquito en lo que la mayoría ha comentado en esta mesa, en este foro y creo que la mayoría de los que hemos decidido encaminar nuestro trabajo y dedicarlo a la administración pública, el algún momento nos hemos enfrentado y hemos vivido violencia política.
Yo quiero hacer referencia a la reforma político-electoral que se promulgó el pasado 31 de enero del 2014, en donde prácticamente se eleva a rango constitucional ese derecho que tenemos de igualdad entre hombres y mujeres para enfrentar cargos de elección popular, para senadores, para diputados federales, diputados locales y bueno, también tuvimos en este proceso electoral del 2016, hacer valer ese derecho entre hombre y mujeres también para las presidencias municipales, que en otros procesos electorales no se había tenido en esa índole.
Yo fui candidata precisamente en ese proceso electoral y lo voy a comentar, efectivamente viví violencia política, viví violencia y lo comparto hoy acá con ustedes, después de ya haber superado todo esto, porque no solamente atentaron contra mí, que yo era la candidata, se metieron hasta con mi familia, con mi hija, con mi esposo, en fin.
Por eso es que cuando impulsamos esta iniciativa que la presenté en Cámara desde el mes de noviembre del año pasado y bueno, hoy que veo el total compromiso de la Cámara de Senadores, del Congreso de la Unión, para trabajar de manera conjunta en este tema y que se le ha dado la prioridad, pero sobre todo la importancia, es que estoy totalmente convencida que con la voluntad política de hombres y mujeres que están aquí presentes, vamos a lograr sacar este tema en este periodo legislativo que tenemos.
La iniciativa que en lo personal presenté, reforma a cuatro ordenamientos que son la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia; la Ley de los Partidos Políticos; la Ley de los Delitos Electorales y desde luego la Ley de Procedimientos Electorales también.
Estoy totalmente convencida de que para lograr tener y que sea efectiva la paridad de género, necesitamos eliminar todo tipo de violencia, erradicarla por completo; si no, estaríamos hablando nada más de temas medianos.
En la iniciativa que impulsé no nada más estamos procurando conceptualizar el concepto, valga la redundancia, de violencia política; sino también de tipificar este tipo de actos, acciones, omisiones que se puedan estar considerando.
Felicidades, senadora. De verdad que tiene todo nuestro cariño, respeto y admiración por la tenacidad con la que siempre aborda este tipo de temas; también a mi compañera Laura Plascencia, presidenta de la Comisión de Género en la Cámara de Diputados, por ese gran trabajo que de manera conjunta hoy están haciendo.
Y gracias por esta gran oportunidad que hoy nos dan de sumarnos, aunque no somos integrantes de la Comisión, pero bueno, formar parte de todos estos trabajos que en mesas se están haciendo para sacar adelante este gran compromiso que es de todos, de hombres y mujeres por igual.
Gracias.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchas gracias, Arlette.
Y cierra esta ronda la diputada Erika Rodríguez.
DIPUTADA ERIKA RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ: Muy buenos días a todas y a todos.
Más que felicitar, reconozco esta importante mesa, es una acción de justicia para todas las mujeres del país. Indudablemente, hablar de violencia política de género era para muchas y para muchos un exceso; sin embargo, quienes hemos estado muy cerca de la violencia, quienes la hemos vivido y la hemos sentido, nos damos cuenta de que necesitamos hacer acciones de manera inmediata.
Ya no nos podemos esperar, no podemos dejar esto como un pendiente. Creo que hoy quienes están aquí, a la senadora Diva le reconocemos toda su trayectoria y trabajo; a Laura Plascencia; a mis compañeras diputadas, a las senadoras que hoy se suman; a nuestra querida amiga Lorena; necesitamos realmente ya hacer una acción, una reacción que realmente pueda tener este tema que nos está lacerando a muchas mujeres.
Hoy muchas mujeres se sienten realmente intimidadas, se sienten indefensas porque no existe un marco jurídico, no existe dónde podemos nosotros aterrizar y ver la manera de poder ni siquiera decir enfrentarlo: las mujeres ya estamos históricamente participando desde la existencia; sin embargo hoy lamentablemente no podemos dar un avance porque hoy con lo que hemos vivido, lo que se está viendo y lo que se ha visibilizado, estamos retrocediendo.
Creo que hoy en este día, más que histórico, es un cumplimiento que tenemos que dar todas y todos. Hemos en ese sentido, las mujeres, somos víctimas de amenazas verbales, físicas, difamaciones, desprestigios, burlas, descalificaciones, calumnias en público, y somos hostigadas también a través de las redes sociales. Hoy, lamentablemente también nos damos cuenta de esta situación que lamentamos.
También existe la práctica intimidatoria, obligarnos a renunciar a cargos, de una manera la disfrazan. Y también en este sentido lo vemos natural.
Creo que hoy las mujeres ya no nos podemos quedar ni resignar en que vamos a esperar otro periodo, vamos a esperar a que llegue otro episodio más. Necesitamos actuar.
También sabemos que México cuenta ya con un protocolo para prevenir la violencia política; aunque aún no se cuenta con el tipo penal, por lo que las acciones son solamente preventivas.
Considero que hoy en esta mesa, hombres y mujeres necesitamos realmente salir y dar la cara, pero con acciones que realmente puedan defender a las mujeres. Se ha hablado mucho, se ha dicho mucho y hemos estado solamente en Cámara baja y en Cámara alta moviéndonos, pero no aterrizando.
Creo que a quienes necesitamos, a nuestros compañeros senadores y compañeros diputados, sensibilizar y que esto realmente no tome un solo color: que tome una sola acción.
Es cuanto, senadora, gracias.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchísimas gracias.
Ha sido una jornada muy interesante de las instancias, de quienes participamos de ambas Cámaras; y muy interesante la participación de las promoventes.
¿Qué queda por decir antes de la instalación del Presidente?
Primero, que se ha elevado a un rango esta mesa que tiene que ver con la Mesa Directiva.
La Mesa Directiva ha estado solidaria, apoyándonos; la Secretaría de Gobernación invariablemente.
Aquí está la FEPADE, el TRIFE, la Suprema Corte, el Instituto Nacional de las Mujeres.
Y el INE finalmente no alcanzó a llegar a esta reunión, pero hemos estado trabajando con ellos.
Desde Eufrosina, ustedes recordarán el caso de Eufrosina, una mujer que hoy es diputada federal por Acción Nacional. Fue un ejemplo Eufrosina de cómo se vencen las inercias y por rendijas logró hacer valer sus derechos políticos.
Hemos pasado por muchos episodios muy desagradables. Yo quisiera buscarle otro tema que no fueran “las Juanitas”, pero hoy tenemos nuevas Juanitas. Están reemplazando a nuestras mujeres por mujeres a modo, mujeres manejables y lo tenemos que decir aquí:
Los partidos políticos tienen que cambiar el formato de cómo hacen sus planillas y cómo proponen sus candidatas.
En tanto no haya medidas, acciones correctivas y medidas que erradican, previenen y sancionan, difícilmente vamos a poder avanzar.
Hemos avanzado mucho. Pasaron 63 años del derecho al voto de la mujer. Hoy, tenemos democracia paritaria y estamos a punto de alcanzar el complemento de la democracia paritaria, presidente; la democracia paritaria que son números fríos, porque así lo están viendo.
Salen a anunciar que somos 50 por ciento de mujeres candidatas. Ah, pero ellos se encargan y algunas de ellas se encargan en el camino que ese 50 termine siendo un 10, un 5 o nada en el camino.
Ese transitar, Subsecretario, es lo que tenemos que eliminar.
El presidente Enrique Peña Nieto dio un paso trascendental en el tema de democracia paritaria, pero el candado de la democracia paritaria para que ésta se pueda lograr, es exactamente poder pasar de los números a seres humanos que somos nosotros; que hemos decidido que nuestra vida está en la política y que por lo tanto lo único que queremos es piso parejo entre hombres y mujeres.
No estamos pidiendo más, no estamos pidiendo un nicho donde la mujer transite diferente.
Sí estamos pidiendo que el tema de violencia política en contra de las mujeres, y subrayo, de las mujeres, porque entonces en el tema de género nos vamos a meter en encuadrar un asunto que tendríamos que discutirlo, que entrarían los dos géneros y la violencia en contra de las mujeres es totalmente diferente en el territorio.
Le agradezco enormemente a esta mesa su presencia. Más les voy a agradecer que, así como lo dijeron las diputadas, podamos en el próximo periodo estar ya de manera coordinada, Laura, en conferencia presentando un dictamen bien consensado, acordado -porque hay que decirlo- cabildeado con todas las fuerzas, de tal manera que podamos entregarles a las mexicanas de este país este candado que le hace falta a la democracia paritaria.
Le dejo, presidente, está su mensaje y la declaratoria de instalación de esta mesa, y el agradecimiento, de veraz, de todas las senadoras y senadores por la voluntad política que siempre ha demostrado a los temas que valen la pena, los temas del grupo social más grande de este país, que somos las mujeres.
SENADOR ROBERTO GIL ZUARTH: Muy buenos días tengan todos ustedes. Sean bienvenidas y bienvenidos al Senado de la República.
Para mí es un gusto poder participar, escuchar las distintas posiciones de los representantes de las instituciones que toman parte de este nuevo esfuerzo por la igualdad de género.
Sobre todo, celebrar las iniciativas que han sido presentadas por ustedes, tanto en la Cámara de Diputados como en la Cámara de Senadores, pero sobre todo este nuevo impulso que fija una meta temporal hacia el próximo periodo de sesiones ordinarias para discutir este tema, para dictaminarlo y para encontrarle una solución.
La política se trata de eso, de abrir conversaciones, visibilizar problemas y construir soluciones de política pública. Y eso es lo que hacemos desde la política.
Hace poco más de 20 años, 20 años hemos abierto la conversación sobre las condiciones de participación de las mujeres en la vida social, en la vida productiva, en la vida económica, en la vida política.
Y en ese tránsito, sin lugar a dudas se han construido avances, se han construido instituciones.
Hoy contamos con un conjunto de leyes, con políticas públicas, con programas, con fondos, con un importante cuerpo doctrinal, jurisprudencial en algunas de nuestras instituciones que reconocen no solamente la vigencia de los derechos sino también les dan aplicación concreta.
Quiero aprovechar para felicitar el esfuerzo que ha hecho la Sala Superior en el reconocimiento de los derechos, no solamente en términos de condiciones de acceso de las mujeres a la política sino también el esfuerzo que recientemente ha hecho el presidente de la Sala Superior para la defensoría de los derechos indígenas, donde se da una doble condición de discriminación, no solamente por ser mujer sino por formar parte de un grupo vulnerable, que son justamente los pueblos indígenas.
Ahí hay un doble desafío de obstáculos, de techos para la adecuada participación, y es donde se genera quizá las mayores y más crudas de las discriminaciones.
También en esta conversación de los últimos 20 años, hemos empezado a visibilizar los estereotipos, el sexismo, los obstáculos, los techos que todavía prevalecen en nuestra realidad y que afectan la vida de las mujeres.
Y, sin lugar a dudas, como ya lo dijeron varias de ustedes, la violencia política se asoma como la gran amenaza del avance paritario en nuestro país.
La regla constitucional de paridad tiene en la violencia política su mayor amenaza. Es la forma de burlarla, es la forma de acosarla y es la forma de hacerla inaplicable.
A través del acoso a las mujeres se puede pervertir o se intenta pervertir la conquista histórica institucional de las mujeres porque tengan las mismas condiciones de participación en la política.
Yo quisiera completar lo demás, a lo que han dicho varios de ustedes, que no debemos ver únicamente la violencia política en el momento electoral, en la propia competencia.
Creo que tenemos muchos casos en los cuales la violencia política se da ya en el ejercicio del cargo público.
Hay una resolución de enorme trascendencia en la Sala Superior sobre una magistrada de un tribunal electoral que ha sido acusada en el ejercicio de su responsabilidad y que también nos visibilizó ese caso, que no hay mecanismos de salida, mecanismos de solución.
La Mesa Directiva está estudiando la instrucción que nos ha dado la Sala Superior de encontrarle un cause procedimental para efectos de un mecanismo disciplinario para quienes son responsables de ese acoso.
Las mujeres de una magistrada electa por el Senado de la República que, en ejercicio de su cargo, está siendo sujeto de un claro acoso de orden político que está impidiendo el ejercicio de un derecho constitucional, los derechos de participación política, pero sobre todo el ejercicio de un cargo público.
Porque la violencia política es precisamente eso, la vulneración de la dignidad de las mujeres en su participación a los asuntos públicos y en el ejercicio de sus derechos políticos.
Subrayo la idea de la vulneración de su dignidad, porque de eso se trata también en buena medida las soluciones, los remedios a la agresión de los derechos.
La igualdad de género no es otra cosa que el respeto a los derechos fundamentales de las mujeres. No es una concesión graciosa, sino simplemente es aplicar lo que nuestras instituciones, nuestras normas, los tratados y nuestra propia Constitución le otorgan como una posición individual de las mujeres frente al ordenamiento jurídico y frente a las instituciones políticas.
Por supuesto que viene ahora un desafío técnico. Ya lo decía bien el Magistrado Presidente de la Sala Superior.
Construir un tipo penal es quizá una de las definiciones técnicas más complejas, porque a final de cuentas se tiene que escribir una conducta a la cual se va a oponer el mayor reproche que tiene el Estado mexicano frente a ciertas conductas; el reproche más extremo.
Y en la medida en que quede clarificada la conducta, y sobre todo los bienes jurídicamente tutelados, precisamente la política criminal será más exitosa.
Un mal tipo penal, puede generar muchos más problemas de los que intenta resolver.
En este país nos hemos acostumbrado a utilizar el derecho penal para todo y en algún momento también hemos vaciado de contenido los objetivos, los fines de la política criminal. El desafío técnico que tiene esta mesa, las dos Cámaras, nuestras comisiones dictaminadoras, es construir un muy buen tipo penal para que en efecto, a partir del reproche extremo que significa la respuesta del Estado; podamos generar un efecto disuasivo de conductas que lastiman la dignidad de las mujeres.
En la medida en la que sea un buen tipo penal aplicable, será un buen mecanismo disuasivo de este tipo de conductas. Si el tipo penal no queda bien construido, no se van a alcanzar los objetivos de disuasión y eventualmente de justicia restaurativa, para lo que está llamada justamente la política criminal.
Y sobre todo, pensar que la política criminal o la definición de un tipo penal, es únicamente una parte del camino que hay que recorrer. El gran objetivo es construir instituciones resilientes, es decir, que nos permitan sacar a una víctima de una conducta tipificada como delito, de la situación que generó la comisión del delito, de restablecer nuestra convivencia y restablecer a la víctima del delito, en este caso las mujeres violentadas desde el punto de vista político; a la situación de goce y disfrute de sus derechos, como si el delito no hubiese ocurrido, instituciones resilientes que pacifiquen nuestra convivencia, pero sobre todo que restauren nuestra convivencia.
Hace unos días –y con esto concluyo– el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, publicó un artículo sobre el feminismo y decía que quienes tenemos hijas, tenemos buenas razones, poderosas razones para ser feministas, porque no es otra cosa que querer pretender el trato de amor, de solidaridad, de respeto, de oportunidades al libre desarrollo de personalidad para todas las mujeres, que queremos para nuestras propias hijas.
Yo agregaría que la actitud o la predisposición hacia ser feminista, de los hombres, también viene a los que tengan madre, en todo el sentido de la expresión; porque no es otra cosa –insisto– que pretender a través de la operación de las instituciones, de nuestras políticas públicas, de nuestras reglas de comportamiento, respetar el conjunto de derechos que no se les regaló a las mujeres, sino que derivan de su propia condición humana.
Y en ese sentido, yo los y las animo a que continúen en esta tarea. Que asumamos un compromiso pleno por la igualdad, porque en la medida en la que una sociedad sea más igual, será más libre; y la igualdad de las mujeres no es otra cosa que el reconocimiento de su libertad, el reconocimiento de su dignidad y la garantía de su propia autonomía para definir y alcanzar su propio plan de vida.
Yo dejo instalada esta mesa y si me lo permite la senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo, a la cual reconozco todo el esfuerzo, la tenacidad y aprovecho también para que el Subsecretario Solís Acero sea portavoz de nuestros saludos al Secretario de Gobernación, reconociendo su presencia, el apoyo, el compromiso que tiene con la causa de las mujeres y con esta política pública en específico.
Proponerles que se deje instalada esta mesa, en un formato de trabajo en Comisiones Unidas, pero también en conferencia con la Cámara de Diputados, para que logremos un buen equilibrio técnico; porque la condición de posibilidad política y el éxito de la conversación que han abierto ustedes en torno a la violencia política, va a depender de encontrar una buena solución técnica a un problema que tiene remedio; a un dolor que es evitable y a una situación que toda la sociedad mexicana debe rechazar con contundencia, hombres y mujeres, generaciones presentes y generaciones futuras.
Por su atención muchísimas gracias y de nueva cuenta, bienvenidas y bienvenidos todos.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muchas gracias, presidente.